¿Creó Dios la
NATURALEZA HUMANA?
por Herbert W. Armstrong
He
aquí una verdad incomprendida por la mayoría. Los males del mundo son atribuidos
a la naturaleza humana. Pero, ¿nacen los bebés con una naturaleza egoísta y
perversa?
U |
NA vez escuché a alguien
decir: "Mira ese bebé tan bello y tan tierno! ¡Y pensar que lleva en sí la
perversa naturaleza humana!"
¿Es acaso cierta esa
afirmación? ¿Cómo se puede explicar la paradoja de la mente humana? El hombre
puede producir maravillas. Ha sido capaz de enviar astronautas a la Luna y
traerlos de regreso a la Tierra.
No obstante, el ser
humano, con su mente maravillosa, se muestra incapaz de resolver los problemas
aquí en la Tierra.
¡No puede traer paz al
mundo! ¿POR QUÉ?
A la naturaleza humana le achacamos toda la
violencia, las guerras, los crímenes, la corrupción, la falta de honradez y la
inmoralidad. Sin embargo, cabe preguntarnos: ¿De dónde proviene esta naturaleza
humana? ¿La puso Dios en nosotros desde la creación? ¿Nacemos con ella? ¿Por qué
dice la Biblia que el corazón es engañoso más que todas las cosas? (Jeremías 17.9). ¿Creó el Eterno
en nosotros una naturaleza hostil a ÉL? (Romanos 8.7).
Para poder responder a
estas preguntas es preciso que entendamos en qué consiste la mente humana y cuál
es su naturaleza. Este conocimiento sólo se puede obtener por REVELACIÓN. ¿Por qué razón produce tanto mal el
maravilloso poder de la mente humana?
¿Será posible que un
Dios de amor y misericordia plagara deliberadamente la raza humana, que Él mismo
creó, con vanidad, envidia y codicia inherentes, con un corazón hostil a Él, con
una actitud de engaño, envidia, celos y odio?
La creación de Adán
Son pocos los que saben
lo que es en realidad el ser humano, cómo
llegó a existir, cuál es su verdadero potencial, hacia dónde va ni cuál es el camino correcto que debe seguir.
Por medio de este
folleto queremos mostrar cuál es la verdadera fuente de esta naturaleza
pecaminosa y por qué la mente humana funciona como funciona. La Biblia es
nuestra fuente de conocimiento. Empecemos por ver lo que nos ha sido revelado
acerca de Adán, el primer hombre, y de la naturaleza que tuvo al momento de su creación.
Los primeros seres
humanos fueron el resultado del último acto de creación en el sexto día de lo
que comúnmente conocemos como la "semana de la creación", cuya historia se halla
en el primer capítulo del libro de Génesis.
Dios había creado la
flora o vida vegetal en el tercer día de esa semana y la fauna o vida animal
durante el quinto y el sexto días, estableciendo que cada criatura se
reprodujera "según su
especie" (versículo 25), es decir, el
ganado según la especie del ganado, los leones según la especie de los leones,
los caballos según la especie de los caballos, etc.
"Entonces dijo Dios: Hagamos
al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza"; en otras palabras:
"Hagamos al hombre según la especie de
DIOS". Dios estaba, en realidad, ¡reproduciéndose a sí mismo!
Notemos que el nombre
"Dios", tal como se escribió en hebreo en todo el primer capítulo del Génesis, es Elohim. Esta voz es un sustantivo
plural. Se trata, pues, de más de un personaje. Es como un equipo o una iglesia,
los cuales, aunque forman una unidad, están compuestos por varios individuos. El
Dios a quien Jesucristo oró es el Padre de la FAMILIA divina. Dios es UNA
familia; es UN Dios.
"Y
creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los
creó".
¿Por qué los creó así? Porque la reproducción humana es un reflejo de la
reproducción divina, según la cual Dios se está reproduciendo a sí mismo. Y la
reproducción física exige ambos sexos.
Continuemos:
"Y
los bendijo Dios…" ¿Acaso los bendijo creando en
ellos una naturaleza mala y pecaminosa, totalmente incapaz de someterse al
camino de vida correcto? "Y les dijo: Fructificad y
multiplicaos; llenad la tierra" (versículo 28).
"Y
vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran
manera" (versículo 31). Si los primeros
humanos, tal como Dios los creó, eran "BUENOS EN GRAN MANERA", ¿podía haber en
ellos una naturaleza perversa, hostil y MALA?
¿Qué nos revela este
relato de la creación de los primeros seres humanos con respecto a la naturaleza
que tuvo Adán al momento de su
creación? Repetimos: Esta sección de la Biblia se limita a enfocar, muy
brevemente, los puntos realmente culminantes. Sin embargo, lo poco que se nos
revela es todo lo que necesitamos saber.
"El
Eterno Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los
cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar…" (Génesis 2.19).
Aquí podemos ver
claramente si se nos está presentando una naturaleza rebelde y desobediente en
Adán o, por el contrario, un espíritu de sumisión y obediencia. No hay
absolutamente ninguna indicación de
rebeldía, sino que Adán cumplió el mandato divino y puso nombre a los
animales.
Este episodio revela la
actitud y la naturaleza de Adán cuando
fue creado, ANTES de que sucumbiera a la tentación satánica, descrita en el
tercer
capítulo del Génesis. Notemos que en el relato de
lo que ocurrió antes de que fuera tentado por Satanás no hay nada que indique la
presencia de una actitud maligna, hostil ni rebelde en Adán. No hay indicios de
una naturaleza torcida ni de un corazón lleno de engaño y maldad, atributos que
el profeta Jeremías atribuye al corazón humano (Jeremías 17.9). Tampoco
advertimos en Adán una mente carnal, hostil a Dios, que no estuviera sometida a
la ley divina ni pudiera estarlo (Romanos 8.7).
Por otra parte tampoco
se nos revela una naturaleza humana colmada con el Espíritu de Dios. Adán no
había tenido aún su confrontación con Satanás, y aunque no había desobedecido,
tampoco había tomado del fruto del "árbol de la vida" para recibir el amor y
poder del Santo Espíritu de Dios, lo que le hubiera impartido la naturaleza divina (2 Pedro 1.4).
En consecuencia, la
única revelación que tenemos respecto a la naturaleza de Adán antes de su pecado
es que ésta no era perversa, diabólica ni hostil a Dios. Posiblemente existía en
él la inclinación física y mental hacia la autopreservación, pero no un egoísmo
maligno.
Debemos estar muy
conscientes de que Dios creó a Adán y a todo el género humano para cumplir un propósito. Es preciso que entendamos
exactamente en qué consiste este propósito.
Un super rey
Antes de la creación
del hombre los ángeles poblaron este planeta (2 Pedro 2.4-6), y estos ángeles
pecaron. Dios les había dado un monarca: el superarcángel Lucifer, para que los
rigiera según los preceptos del GOBIERNO DIVINO (Isaías 14.12-15; Ezequiel
28.11-17).
Entre todos los seres
creados el grandioso rey Lucifer era supremo en lo que a perfección creada se
refiere (Ezequiel 28.12,
15). Pero recordemos que el
carácter santo y justo es algo que no puede ser creado instantáneamente. Es algo que debe ser
desarrollado, dentro de un ser
independiente, mediante un proceso en el cual éste llega a distinguir el bien
del mal, a escoger el bien y a
rechazar el mal, aun en contra de sus propios deseos egoístas.
Lucifer y los ángeles
que le siguieron (aparentemente un tercio de todos los ángeles) fueron creados
como seres santos, inmortales, compuestos de espíritu. No obstante, a fin de que
tuvieran personalidad e individualidad como seres independientes, era necesario
que fueran dotados de la facultad de conocer, pensar, razonar y tomar
decisiones.
Esos ángeles siguieron
a su rey, Lucifer, en la decisión de alejarse de Dios rebelándose contra su gobierno, es
decir, contra su camino de vida. Ese
es el camino del AMOR, que es un interés altruista por el bienestar de los
demás. Implica humildad, obediencia y amor de la criatura hacia el Creador y una
actitud desinteresada de dar, servir, cooperar y compartir. Los ángeles
escogieron el camino de la vanidad, ambición, codicia, competencia, lucha,
violencia, resentimiento, amargura y destrucción. Obviamente, los restantes dos
tercios de los ángeles y arcángeles han permanecido fieles, leales y obedientes
al gobierno divino.
El propósito de Dios
Con el fin de cumplir
el propósito divino para los habitantes de esta Tierra, para realizar a través
de todo el universo la inmensa y sobrecogedora finalidad de Dios (que pudo haber
sido de los ángeles si no se hubieran rebelado), ¡DIOS ESTÁ REPRODUCIÉNDOSE A SÍ
MISMO EN Y POR MEDIO DEL HOMBRE!
Es imposible que Dios
peque, porque en su infinito poder ¡HA DECIDIDO NO PECAR! El superarcángel
Lucifer era el supremo pináculo de los poderes creativos de Dios, el máximo de
perfección que Él podía producir en un ser creado. Entonces, cuando Lucifer se
rebeló, Dios quedó como la única entidad totalmente incapaz de JAMÁS desviarse
de los rectos senderos divinos, del gobierno divino. Fue entonces que se trazó
el propósito de reproducirse a sí mismo por medio de los seres humanos.
Semejante propósito
exigía que el ser humano desarrollara
el mismo carácter santo y justo
de Dios. Para que esto se cumpliera era necesario que el hombre estuviera
compuesto de materia física, que escogiera someterse al gobierno de Dios,
que rechazara a Lucifer (ahora Satanás) y su camino egoísta de rebelión y que
luchara por sobreponerse al mismo. Esto sólo puede cumplirse si el hombre escoge
la obediencia al gobierno divino, si sigue los caminos de Dios y si desiste
total y absolutamente de seguir los de Satanás.
El Eterno, pues, creó
al hombre de materia física. Creó en él una mente como la suya, aunque inferior,
claro está, pues esa mente humana estaba compuesta de cerebro físico dotado de
intelecto por una esencia espiritual que hemos dado en llamar el "espíritu
humano".
Aunque el carácter
santo y justo que ha de ser desarrollado en nosotros tiene que proceder de Dios,
es preciso que cada uno haga su propia elección en cuanto a rechazar a Satanás,
luchar contra sus seducciones y obedecer las leyes divinas.
La elección de Adán
Adán fue compelido, por
consiguiente, a hacer su propia elección. Dios deliberadamente permitió que
Satanás se enfrentara con Adán y le tentara; sin embargo, no se lo permitió
hasta que El mismo hubiera instruido a Adán sobre el GOBIERNO DE DIOS, el cual
se basa en las leyes divinas, de la misma manera que antes había dado las mismas
enseñanzas a Lucifer y a los ángeles.
Cuando a Satanás se le
permitió influir a Adán, lo hizo a través de su esposa Eva. Sutilmente se las
ingenió para engañarla haciendo que ella descreyera lo que Dios les había
enseñado. Adán siguió a Eva en su elección de rebelarse contra Dios y rechazar
su gobierno. Se arrogaron la facultad de decidir ellos mismos lo que era el bien
y lo que era el mal.
Entonces se efectuó un
cambio en las mentes de Adán y Eva; sus ojos, por así decirlo, se abrieron
(Génesis 3.7). El espíritu o la
actitud de rebeldía había penetrado en sus mentes. Sus mentes (corazones) se
habían vuelto perversas; se llenaron de engaño y maldad.
Esa MALDAD QUE SE
APODERÓ DE ELLOS PROCEDÍA DE SATANÁS, ¡NO
de Dios! Ellos no habían sido
creados con esa naturaleza maligna.
¿Heredamos la naturaleza pecaminosa?
Cabe preguntarnos,
entonces, cómo es que la humanidad, hoy en día, ha llegado a tener esa actitud
pecaminosa que nosotros llamamos "naturaleza humana". Los hijos de Adán y Eva,
¿la heredaron de ellos? ¿Se transmitió a nosotros por herencia?
Consideremos un ejemplo
de herencia. Dios hizo que Adán se durmiera y le extrajo una de sus costillas
con la cual hizo a Eva. ¿Es que todos los hombres, hoy en día, se encuentran con
que les falta una costilla? ¡Por supuesto que no! Las características adquiridas no se heredan.
Adán y Eva escogieron y
adquirieron de Satanás la
"naturaleza" o actitud pecaminosa. No se trata de algo que ellos, por herencia,
transmitieran a sus descendientes. El mismo Jesucristo llamó al segundo hijo de
Adán y Eva "el justo Abel". Entonces, ¿cómo se explica que los humanos,
universalmente, hayamos llegado a tener esta actitud negativa a la que hoy en
día llamamos naturaleza humana?
La explicación se
encuentra, en parte, en la Segunda
Epístola de Pablo a los Corintios. Él les dijo que deseaba
presentar esa iglesia a Cristo "como una virgen pura", y añadió: "Pero temo que como la serpiente con su astucia engañ6 a
Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera
fidelidad a Cristo" (11.2-3).
Satanás todavía estaba
"en funciones" cuando Pablo escribió su epístola. Los corintios no habían
recibido una naturaleza maligna por
herencia. Más bien, Pablo temía (ya en época del Nuevo Testamento) que ellos
pudieran ser engañados por Satanás en la
misma forma como lo fue Eva, nuestra madre original.
Ella no tenía una mente
malvada antes de que Satanás la influyera. Pero éste sutilmente la engañó. Los
hijos de Eva no nacieron con esa naturaleza pecaminosa; tampoco nacieron con
ella los miembros de la iglesia de Corinto. Sin embargo, Pablo temía que
Satanás, todavía obrando el mal después de 4000 años, pervirtiera sus mentes de
la misma manera como lo había hecho con Eva.
Satanás todavía se
mantenía activo cuando Cristo vino a este mundo: Trató de destruirlo por
asesinato, siendo aún bebé. Todavía estaba merodeando cuando Jesús fue
bautizado: Trató entonces de destruirlo espiritualmente mediante la tentación.
Al igual que había destruido espiritualmente a Adán, procuró hacer otro tanto
con el "segundo Adán". ¡Y aún sigue obrando hoy!
Sin embargo, Satanás se
las ha arreglado para convencer a muchas de las personas más inteligentes de
nuestros tiempos (si no a la mayoría) de que él sólo es un mito inexistente. Las
mentes más brillantes, sin sospecharlo siquiera, están engañadas (Apocalipsis
12.9).
La longitud de onda de Satanás
Por medio del apóstol
Pablo Dios dijo a la iglesia de Efeso: "…vosotros… anduvisteis en
otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la POTESTAD del aire, el espíritu que ahora opera en
los hijos de desobediencia" (Efesios 2.1-2).
¡Entendámoslo! Satanás
es llamado aquí "el príncipe de la potestad del AIRE". Yo no hubiese podido
entender eso hace 60 años porque no me daba cuenta de cómo sonidos e imágenes
podían ser transmitidos a través del
aire.
Hemos mencionado que
Satanás, el gran querubín y superarcángel Lucifer, fue el ser más perfecto y
poderoso que Dios podía crear como un ente individual. Él fue perfecto en su
creación original. Pero está compuesto de espíritu y por lo tanto es invisible
para el ojo humano.
Este ser grande y
poderoso, aunque malvado, tiene literalmente el poder de sobrecargar el aire con
sus impulsos espirituales. En otras palabras, ¡Satanás transmite!
No importa dónde usted
se encuentre en el momento de leer estas líneas, lo más probable es que en torno
suyo haya voces y música en el aire.
Un radio, sintonizado en la longitud de onda adecuada, puede hacer que esos
sonidos resulten audibles para usted.
El espíritu que se
halla dentro de cada ser humano está sintonizado automáticamente en la longitud
de onda de Satanás. No oímos nada porque Satanás no transmite palabras ni
sonidos; él transmite actitudes, actitudes de egoísmo, lujuria, codicia,
vanidad, celos, envidia, resentimiento, competencia, lucha, amargura y
odio.
En síntesis, el
egoísmo, la hostilidad, el engaño, la maldad, la rebeldía, etc., todo eso que
llamamos "naturaleza humana", realmente es la NATURALEZA SATÁNICA. ¡Es la actitud de Satanás! Al transmitir esta
actitud, sobrecargando el aire con ella, él realmente opera EN la gente de este mundo sin que ésta
siquiera lo sospeche. ¡Es así como engaña hoy en día al mundo entero! (Apocalipsis
12.9 y 20.3). Siendo
invisible, la gente no le ve.
El príncipe de la
potestad del aire – el dios de este mundo – ES LA VERDADERA FUENTE de lo que se
ha dado en llamar "naturaleza humana". ¡He aquí la CAUSA REAL de todos los males
del mundo!
Sin embargo, parece que
nadie es capaz de comprenderlo así y,
por consiguiente, el mundo no toma medida alguna al respecto. Sigue culpando a
la naturaleza humana y suponiendo que fue Dios quien la creó en nosotros, cuando
en realidad se trata de la naturaleza de Satanás.
Comunicación espiritual
He aquí un ejemplo de
la forma en que podemos ser impulsados, influidos y dirigidos por Satanás
mediante las "transmisiones" que él nos envía a través del aire. Cuando el
Todopoderoso quiso que los judíos cautivos en la antigua Babilonia regresaran a
Jerusalén para construir el segundo templo, puso esta idea en la mente de Ciro,
rey de Persia. Veamos cómo Dios motivó a Ciro a actuar en la forma deseada:
"En el primer año de
Ciro rey de Persia… despertó el Eterno el espíritu de Ciro rey de Persia, el
cual hizo pregonar… por todo su reino…" el regreso de un contingente de judíos a
Jerusalén (Esdras 1.1).
Dios no le habló a Ciro
en palabras ni mediante otra forma de comunicación directa, como había hecho con
Moisés y con los profetas. Él se comunicó con el rey de Persia a través del espíritu de éste. Despertó
el espíritu de Ciro haciendo que deseara hacer lo que Él quería. Hizo que el Rey
se diera cuenta de que, al hacer esta proclamación respecto al retorno de los
judíos, estaba actuando de acuerdo con la voluntad divina.
Valiéndose de este
mismo principio, Satanás, el príncipe de la potestad del aire, despierta el espíritu
que hay en cada ser humano para introducir en ellos actitudes, estados de ánimo
e impulsos de egoísmo, vanidad, lujuria y codicia, actitudes de resentimiento
contra la autoridad, de celos y envidia, de competencia y lucha, de violencia,
asesinato y guerra. El individuo no reconoce la fuente de tales actitudes,
sentimientos, motivaciones e impulsos. Como ya hemos dicho, la gente no ve al
invisible Satanás, no oye ninguna voz audible, no se da cuenta de que la actitud
viene de Satanás (Apocalipsis
12.9). No obstante, el ser humano
siente tales actitudes, impulsos y deseos, y es así como Satanás ENGAÑA AL MUNDO
ENTERO.
La actitud egocéntrica
La gente a veces se
siente deprimida y no sabe por qué. En las mentes de los humanos, sin que ellos
lo sospechen, se les ha estado introduciendo desde la infancia, en mayor o menor
grado, la actitud egocéntrica que está siendo transmitida por Satanás. El ser
humano la va absorbiendo hasta que llega a convertirse en su actitud habitual.
Por supuesto, los efectos no se notan en un mismo grado en todas las mentes - una persona puede
ser peor que otra - pero la tendencia
natural está presente. El hombre llega a ser naturalmente egoísta. El egoísmo se
convierte en parte de su misma naturaleza, y nosotros la llamamos "naturaleza
humana".
Todo esto constituye un
notable ejemplo de la sutileza de
Satanás. Él ha podido engañar incluso a las mentes humanas más brillantes. Ha
logrado influir al mundo entero para
que siga lo que he denominado el camino del "OBTENER", el cual se ha convertido
en lo natural y habitual hasta el punto de que lo
llamamos "NATURALEZA HUMANA".
Pocas personas se dan
cuenta de cuántos pasajes en la Biblia, especialmente en el Nuevo Testamento,
nos advierten acerca de Satanás y sus argucias. Pero antes de comentar más sobre
esto, continuemos leyendo el segundo
capítulo de la Epístola de Pablo a los Efesios.
En el primer
capítulo de esta carta el Apóstol da
gracias y alabanzas a Dios quien "nos" ha bendecido (a los convertidos en Efeso,
a Pablo y a todos los cristianos) con toda bendición espiritual. Dios nos había
escogido desde antes de nacer, antes de la fundación del mundo, y nos predestinó
a ser llamados a la salvación espiritual. Nos ha dado abundantemente de su
gracia. Ha mostrado que nosotros, los que hemos sido llamados en este tiempo,
somos los primeros en ser llamados a
esta gracia (haciendo notar que Él no está tratando de salvar al mundo
actualmente, sino sólo a aquellos que han sido predestinados para ser llamados
ahora). Pablo había oído de la fe de los efesios y nunca cesaba de dar gracias
por ella. Él oraba para que su entendimiento les fuera abierto a fin de que
pudieran comprender plenamente el sorprendente potencial humano, la suprema
grandeza de su herencia divina.
El segundo capítulo de Efesios nos informa que
los cristianos de Efeso estaban espiritualmente muertos, mas Cristo los impregnó
con vida eterna, ahora estaban vivos espiritualmente.
En el pasado vivían de
acuerdo con los patrones de este mundo (siguiendo el camino del egoísmo), según
el príncipe de la potestad del aire. En 2 Corintios
4.4 (versión Reina-Valera, revisión de 1.977)
Satanás es llamado el "dios de este
mundo", quien ha cegado las mentes de
aquellos que no creen en Cristo ni en su verdad. Pero no es que los corintios
hubieran heredado esa ceguera espiritual, sino que fue Satanás quien los cegó directamente.
En el segundo capítulo de Efesios, Satanás es llamado el PRÍNCIPE
DE LA POTESTAD DEL AIRE. Reparemos con cuidado en esa palabra: potestad, la potestad del aire. Pablo
entonces le llama el espíritu (el ser
espiritual) que ahora está realmente
trabajando u operando en aquellos seres de este mundo que no son obedientes, es
decir, sobre el mundo en general. Esta aseveración es tan verídica en nuestra
época como lo fue en tiempos de Pablo y los efesios.
"…Estabais muertos en
vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo
la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del
aire"
(quien aún está operando en aquellos que no responden a la verdad de Dios). Esto
demuestra que Satanás es el ser invisible quien, sin que los hombres se den
cuenta, realmente mueve sus mentes inclinándolas al camino del "obtener".
"Entre los cuales también
todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne… lo mismo
que los demás" (versículo 3). Esa "naturaleza"
ha sido adquirida de Satanás. No es algo que heredamos de nuestros padres ni ha
sido creada en nosotros por Dios. Lo que se ha convertido en habitual y, por consiguiente, en natural, se convierte en nuestra
"naturaleza". Tal naturaleza no es una característica heredada sino adquirida.
Este mismo pasaje demuestra que su autor es Satanás, no Dios.
"…Éramos por naturaleza
hijos de ira", continúa Pablo. Sería absurdo que la ira de Dios recayera sobre
nosotros por algo que Él mismo nos
hubiera dado. Adán no fue creado con esta "naturaleza maligna", sino que él
la adquirió de Satanás. Lucifer (llamado ahora Satanás) fue creado perfecto, mas adquirió su naturaleza
perversa debido al falso razonamiento. Los efesios, en la generación del apóstol
Pablo, habían adquirido esta misma naturaleza de Satanás; sin embargo, ahora,
por la gracia de Cristo, Él les había dado vida a quienes antes estaban
espiritualmente muertos por causa de su perversa naturaleza adquirida.
El efecto en los cristianos convertidos
¿Qué ocurre con los
cristianos convertidos? Su espíritu, como el de todos los demás seres humanos,
está sintonizado en la misma longitud de onda de Satanás. La misma tendencia
está presente en ellos, tal como si esa naturaleza pecaminosa fuera algo
inherente en el hombre desde su nacimiento. La razón es que Satanás la ha estado
introduciendo a las criaturas desde su más tierna infancia. El verdadero
cristiano, sin embargo, se ha arrepentido, ha rechazado esa actitud y ese camino, ha
aceptado la actitud de Dios, el camino del GOBIERNO DIVINO.
El segundo
capítulo de Efesios explica este
proceso. La gente de este mundo, con pocas excepciones, está espiritualmente
muerta. Ha seguido el camino del egoísmo, "la corriente de este
mundo". Ha obedecido al gobernante
INVISIBLE quien todavía actúa en aquellos que no responden a la verdad de
Dios.
La conversión no nos
preserva del indujo de las transmisiones de Satanás. La tendencia a resentirse
por las injusticias, ya sean reales o imaginarias, y la inclinación a
aprovecharse de los demás aún pueden constituir tentaciones. ¡Estos son
obstáculos que los cristianos conversos deben esforzarse por vencer!
Cuando Jesús hablaba de
VENCER se refería a superar estas actitudes y caminos satánicos, los cuales son
contrarios a la ley de Dios. El cristiano debe, como escribió el apóstol Pedro
bajo inspiración divina, crecer en
gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. En otras
palabras, debe ser un estudiante espiritual.
"Someteos, pues, a Dios;
resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Santiago 4.7). Esto significa
resistir los pensamientos, actitudes, tendencias y acciones egoístas que Satanás
ha ido inculcando en nosotros desde la infancia y que continuamente está
transmitiendo e introduciendo en nuestras mentes a través del espíritu en el
hombre.
Sin embargo, ningún ser
humano está obligado a obedecer estos
impulsos transmitidos por Satanás. Él no tiene poder para forzar a nadie a que piense o haga mal.
Pero el incauto, dejándose llevar por la corriente de este mundo, lo hace
automáticamente, sin entender realmente lo que está pasando en su mente.
La adquisición de la naturaleza pecaminosa
En 2 Corintios
4.4 vemos claramente la tesis de
que la naturaleza perversa en el hombre es algo que cada persona ha adquirido de Satanás individualmente.
Antes de entender el
funcionamiento de la radiodifusión yo no hubiese podido entender cómo Satanás
introduce esta actitud torcida en los humanos. Él es un ser espiritual
SUPERPODEROSO. Fue puesto en un trono como rey de la Tierra. Él mismo, por su
propio razonamiento, adquirió su
naturaleza maligna; Dios no la creó en él (Ezequiel
28.15). Aunque él mismo se
descalificó para administrar el GOBIERNO DE DIOS sobre la Tierra, debe
permanecer aquí hasta que su sucesor
se haya mostrado apto y hasta que a
éste se le haya instalado en su cargo. Hay una razón por la cual Cristo todavía no ha
venido para tomar posesión de su cargo, para eliminar a Satanás y para restaurar
el gobierno divino.
A fin de que Jesucristo
pudiera hacerse apto para restaurar el gobierno de Dios y REGIR a todas las
naciones, tuvo que soportar las más astutas tentaciones de Satanás. Podemos leer
sobre esa suprema lucha en el capítulo 4 del Evangelio de
Mateo. Jesús tuvo que
rechazar, en carne humana, el camino
de Satanás; tuvo que enseñar el camino de Dios y mostrarse OBEDIENTE a Él para
así poder restaurar el gobierno divino sobre la Tierra.
Inmediatamente después
que hubo llenado los requisitos para restaurar el gobierno de Dios sobre la
Tierra, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios y
diciendo que el tiempo se había cumplido (Marcos 1.1, 14-15). Ese tiempo no se
cumplió hasta después de la lucha titánica en la que Jesús resistió las
asechanzas de Satanás, lo venció y demostró su dominio sobre él.
Ahora notemos algo que
muy pocas personas han logrado comprender. Hemos afirmado repetidamente que ESTE
NO ES EL TIEMPO EN QUE DIOS ESTÁ
TRATANDO DE CONVERTIR AL MUNDO. Por ahora Él está llamando sólo a UNOS POCOS comparativamente.
¿Por qué? ¿Por qué Dios
no está llamando AHORA a todos a que reciban la salvación? ¿Es que a aquellos
que estamos siendo llamados ahora se
nos está proponiendo algo muy especial?
Pensemos en esto:
¡Nosotros, los que somos llamados ahora, debemos resistir a Satanás, quien
tratará de atacarnos y destruirnos por todos los medios a su alcance!
Los demás seres humanos
ya están dejándose llevar por la corriente de los caminos satánicos. El diablo,
claro está, transmite sus engaños para que todo el mundo siga la vía del
egoísmo, contraria al camino de Dios, y de hecho él ya tiene al mundo entero
encaminándose por esa vía. Pero aquellos de nosotros que nos hemos separado de
ese camino, los que estamos luchando por VENCER a Satanás, los que queremos
vivir según la ley de Dios, somos quienes Satanás ODIA. ¡Él trata, de un modo
especial, de destruirnos! Sin la protección de Dios, sin su poder para limitar
las facultades satánicas, ¡jamás podríamos triunfar en esta lucha!
Debemos resistir a Satanás
Muy pocos, incluso
entre los que se consideran cristianos convertidos, se dan cuenta de la vital y
suprema necesidad de estar
constantemente conscientes del peligro y los esfuerzos que Satanás hace para
asechar a quienes nos hemos alejado de él y nos sujetamos al GOBIERNO DE
DIOS.
Pocos siguen en forma
activa lo que Dios dijo a los efesios por medio del apóstol Pablo: "Por lo demás,
hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de
toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del
diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados,
contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo,
contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (Efesios 6.10-12).
Hay una razón por la
que Dios permite que aquellos predestinados para ser llamados ahora tengan que
soportar las tentaciones satánicas y SU REBELIÓN CONTRA EL GOBIERNO DIVINO.
A fin de que nos
hagamos aptos para convertirnos en gobernantes (bajo Cristo) en el reino de
Dios, es necesario no sólo que rechacemos los caminos falsos de Satanás sino
también que luchemos contra ellos
hasta SUPERARLOS, confiando siempre en la poderosa ayuda de Dios.
Así como nosotros,
desde que éramos niños y a lo largo de nuestro crecimiento y desarrollo, adquirimos la naturaleza satánica, nos
liberamos de ella mediante la conversión y la lucha para vencerla. Adquirimos,
en cambio, la NATURALEZA DIVINA. El apóstol Pedro escribió que nosotros nos
convertimos en "partícipes de la naturaleza
divina" (2 Pedro 1.4), pues ciertamente
no nacimos con ella.
Lucifer adquirió la
naturaleza satánica por su propio razonamiento y elección. Los humanos hemos adquirido la naturaleza de Satanás desde
la infancia y la llamamos "naturaleza humana". En cambio, los cristianos
convertidos, quienes rechazan los caminos de Satanás y le vencen siguiendo el camino de Dios, se
convierten en PARTÍCIPES de - es decir,
adquieren - la naturaleza
divina. Mas para que el propósito de Dios se cumpla es necesario que conozcamos
el camino de Satanás, lo RECHACEMOS y nos sometamos al gobierno divino.
Cuando el Todopoderoso
emprenda la tarea de llamar a la salvación espiritual a todos y cada uno de los
seres humanos sobre la Tierra, Satanás estará encadenado por espacio de mil años,
siendo así imposibilitado de transmitir sus impulsos y actitudes. ¡El mundo
estará en PAZ! Los que entonces sean
llamados no tendrán que librar las batallas que los cristianos tenemos que
librar ahora.
Pero, ¿por qué? ¡Tiene
que haber una razón para esto!
Capacitados para gobernar
A los que somos
llamados ahora Jesús nos dice: "Al que venciere [a Satanás y a sí
mismo] y guardare mis obras hasta el
fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de
hierro…" (Apocalipsis 2.26-27).
Cuando Cristo venga a
GOBERNAR como Rey de reyes y Señor de señores para restaurar el gobierno de Dios
en este planeta, los que somos llamados ahora gobernaremos con Él y bajo su
autoridad.
Notemos una vez más:
"Al
que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido,
y me he sentado con mi Padre en su trono" (Apocalipsis
3.21). Aquellos que reinarán con Cristo cuando Él venga a restaurar
el gobierno de Dios, ¡TIENEN QUE VENCER (y ello incluye el vencer a Satanás) ASÍ
COMO JESÚS LO HIZO!
¿Se aplica esto
igualmente a aquellos que serán convertidos después de la venida de Cristo, durante
el milenio?
La respuesta es ¡no! Los dos textos que acabamos de
citar forman parte del mensaje de Cristo a las siete iglesias que constituyen la
era neotestamentaria. No se aplican a
los que serán llamados luego. ¿Se atribuyen solamente a las iglesias de las épocas
de Tiatira y Laodicea? No; se aplican a toda la era de la Iglesia del Nuevo
Testamento. Estos siete mensajes (ver los capítulos 2 y 3 del Apocalipsis) se refieren a las
siete etapas sucesivas de la Iglesia.
Pero se aplican también a TODA LA GLESIA a través de las siete eras. En otras
palabras, las características de Efeso predominaron durante la primera era y las
de Laodicea predominarán en la última, aunque varias de esas cualidades se
encuentran en todas las épocas. Los mensajes se aplican a toda la Iglesia,
aunque hay ciertas características específicas que predominan en cada una de las
distintas épocas.
COMPRENDAMOS ESTE PUNTO
CRUCIAL: Fue necesario que Jesús SE MOSTRARA APTO para gobernar la Tierra. EL
PROPÓSITO MISMO DE DIOS SE CONCENTRA EN RESTAURAR EL GOBIERNO DIVINO en este
planeta y establecer el REINO DE DIOS. Jesús tuvo que resistir y vencer las
tentaciones muy especiales con las que Satanás le asechó. ¿Acaso vamos nosotros
a gobernar sin méritos? ¡Desde luego
que no! Aquellos que han de gobernar con Cristo y bajo su autoridad cuando Él
restaure el gobierno divino en la Tierra, DEBEN CAPACITARSE, deben alejarse del camino de Satanás y ESCOGER
EL CAMINO DE DIOS, es decir, someterse al gobierno divino. Tenemos que arrancar
de raíz las ideas y actitudes satánicas en forma tan completa que el volver a
seguir esos caminos se convierta en una IMPOSIBILIDAD para nosotros. En otras
palabras, hemos de hacer que el pecar nos resulte imposible (1 Juan 3.9).
Quienes sean llamados a
la salvación después de la venida de Cristo no tendrán que luchar contra
Satanás.
La restauración del gobierno de Dios
"Cuando el Hijo del
Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se
sentará en su trono de gloria" (Mateo 25.31). ¡Cristo vendrá
con todo el supremo PODER y MAJESTAD del Dios Creador! Vendrá a RESTAURAR EL
GOBIERNO DIVINO SOBRE TODA LA TIERRA, sobre todas las naciones. ¡Habrá entonces
un supergobierno mundial! Él restaurará el trono de David en Jerusalén.
"Y
serán reunidas delante de él todas las naciones" (versículo 32). ¡Cristo vendrá a
gobernar al mundo entero, a restaurar el gobierno de Dios!
Todo gobierno se
fundamenta en una ley básica. La ley divina es distinta de cualquier ley
promulgada por los gobiernos humanos. Es una ley espiritual (Romanos 7.14). A diferencia de
las leyes de los gobiernos humanos, ésta no sólo regula hechos y acciones sino
también actitudes hacia Dios y hacia el prójimo que influyen en la conducta
humana. Es una ley santa (Romanos 7.12). Esta ley es un
camino de vida, ¡el camino de vida de Dios! Cuando la gente tenga esa actitud y
siga ese camino de vida, entonces habrá PAZ, FELICIDAD, ALEGRÍA,
ABUNDANCIA.
La ley fundamental del
gobierno de Dios es también la que ahora gobierna a los cristianos. El pecado
(espiritual) es la transgresión de esa ley (1 Juan 8.4).
Cristo vendrá a llamar
a toda la humanidad a la salvación
espiritual y a la vida eterna. Y será entonces cuando Dios procurará la
salvación espiritual de todo el mundo, pero no antes de ese momento.
Continuemos:
"…y
apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los
cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad
el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo" (Mateo 25.32-34).
Las naciones que
estarán delante del Rey en su trono serán las naciones de este mundo. Quienes
fueron llamados a la salvación durante la era de la Iglesia y en épocas previas
(los profetas, etc.) habrán resucitado para encontrar a Cristo en el aire, a su
venida, durante su descenso a la Tierra (1 Tesalonicenses 4. 3
6-17) y reinarán con Él
siendo ya inmortales, compuestos de espíritu (Apocalipsis 2.26-27; 3.21;
5.10). Ellos, con Cristo, formarán
el reino de Dios.
Gobierno y reino
Es necesario que al
llegar a este punto expliquemos la diferencia entre el gobierno de Dios y el
reino de Dios. El gobierno de Dios fue establecido en la Tierra, en la
prehistoria, sobre los ángeles.
El reino de Dios es
tanto el GOBIERNO como la FAMILIA de Dios. Quienes ahora están siendo salvados
espiritualmente heredarán, al tiempo de la resurrección, el reino de Dios.
NACERÁN de Dios, es decir, nacerán dentro de la FAMILIA divina. Se desposarán
con Cristo. De este matrimonio espiritual divino serán engendrados y nacerán
hijos espirituales de Dios durante el milenio que comenzará con el regreso de
Cristo a la Tierra como Rey de reyes.
Ahora pasemos al
capítulo 20 del libro de
Apocalipsis donde el apóstol
Juan nos narra lo que captó en una visión: "Vi a un ángel que descendía
del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al
dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil
años"
(versículos 1-2).
Cuando Cristo venga de
nuevo a la Tierra con gran poder y majestad, ya habrá sido coronado con muchas
diademas (Apocalipsis
19.12). La ceremonia de la
coronación habrá tenido lugar en el cielo (en el trono de Dios Padre) antes de
su venida. Habiéndose ya mostrado apto, en ese entonces también se le habrá dado
posesión de su cargo.
Como hemos dicho antes,
Satanás debe permanecer en la Tierra influyendo a las naciones para que sigan
sus caminos hasta que Cristo, el
sucesor, se haya hecho apto y haya recibido posesión de su cargo. Tan pronto
como Cristo retorne Satanás será atado.
El apóstol Juan
continúa: "y lo arrojó al abismo, y lo
encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones,
hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un
poco de tiempo" (Apocalipsis
20.3). Entonces los santos
resucitados reinarán con Cristo sobre todas las naciones y comenzarán mil años
de PAZ.
¡Imaginemos cómo serán
las cosas entonces! Cristo y los santos resucitados formarán el reino de Dios y
ejercerán el gobierno divino sobre todos los seres humanos que sobrevivan a la
crisis del fin de esta era. A Satanás se le impedirá que siga transmitiendo.
Cristo administrará el camino de vida de Dios.
Satanás será desatado
Leamos un poco más:
"Cuando los mil años se
cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones
que están en los cuatro ángulos de la tierra… a fin de reunirlos para la
batalla; el número de los cuales es como la arena del mar" (versículos 7-8).
¡Reflexionemos! Se
refiere a pueblos que vivirán en paz y que no habrán sido pervertidos con la
naturaleza satánica a la que nosotros llamamos "naturaleza humana". Se trata de
pueblos que habrán estado viviendo felizmente en una paz perfecta. Pero entonces
Satanás comenzará de nuevo a transmitir. Recordemos que esas naciones estarán
formadas por seres humanos. Satanás es invisible para ellos. Notemos cómo esas
naciones cambiarán tan pronto como Satanás sea liberado y se dedique de nuevo a
su obra de engaño.
"Y
subieron [las naciones humanas]
sobre
la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad
amada…" (versículo 9). ¡Inmediatamente
la "naturaleza humana" se apoderará de esas naciones! ¡Inmediatamente se
llenarán de envidia y celos contra los santos de Dios! ¡Se llenarán también de
ira y violencia! Pero Dios no permitirá que logren su objetivo. Ellos habrán
sido instruidos y advertidos sobre las argucias de Satanás. "Y… de Dios
descendió fuego del cielo, y los consumió. Y el diablo que los engañaba fue
lanzado en el lago de fuego y azufre… y serán atormentados día y noche por los
siglos de los siglos" (versículos 9-10). Cabe mencionar
aquí que los que serán atormentados eternamente son Satanás y sus demonios, no
la bestia, el falso profeta ni ningún otro ser humano. Mateo 25.41 nos dice que el
lago de fuego será preparado específicamente para "el diablo y sus
ángeles" (ver también Mateo 8.28-29). Todo ser humano
que sea lanzado a ese fuego será consumido por las llamas, convirtiéndose
en cenizas (Malaquías 4.3).
El juicio del gran trono blanco
Después de todo esto
tendrá lugar el juicio ante el "gran trono blanco": la resurrección de todos los seres humanos que hayan vivido
desde los tiempos de Adán hasta la segunda venida de Cristo, es decir, todos
aquellos que no habían estado en la primera resurrección ni habían sido llamados
por Dios. En la descripción de este período de juicio se menciona el "libro de
la vida", lo que significa que muchos (quizá la mayoría) alcanzarán la salvación
espiritual y la vida eterna. Al llegar la época de este juicio ¡Satanás ya no
estará presente!
Hasta este momento Dios
ha llamado a muy pocos a la salvación espiritual, contrario a lo que sostiene la
tradición general y la opinión del mundo "cristiano".
En la época comprendida
desde Adán hasta Noé, que abarca unos 1.900 años, sólo Abel, Enoc y Noé son
mencionados como justos. Desde Noé hasta Cristo se mencionan Abraham, Lot,
Isaac, Jacob y José antes de que Dios rescatara a los israelitas del cautiverio
en Egipto. Dios nunca ofreció la
salvación espiritual (la vida eterna) a la nación de Israel del Antiguo
Testamento sino solamente a los profetas y a los que fueron llamados al
desempeño de funciones
especiales.
Desde la época de Adán
hasta Cristo ninguno fue llamado a la
salvación espiritual excepto aquellos a
quienes les fue encomendada alguna misión especial. Desde los tiempos de Cristo
hasta nuestros días sólo una fracción muy pequeña de la humanidad ha sido
llamada, y ello ha sido para el propósito
especial de llevar a cabo LA GRAN COMISIÓN: "Por tanto, id…
enseñándoles…" (Mateo 28.19-20) a aquellos que
serán DIRIGENTES y MAESTROS en el milenio (Apocalipsis
5.10).
Nosotros, los que hemos
sido llamados en esta "era de la Iglesia", hemos sido llamados para capacitarnos
como gobernantes con Cristo en el reino de Dios, a fin de restaurar el gobierno
divino. En otras palabras, hemos sido llamados para que desarrollemos el
CARÁCTER santo y justo de Dios. Nuestra participación en esta misión es la
asignación que Dios nos ha dado con el fin de prepararnos para reinar con Cristo
y bajo su autoridad, cuando Él regrese. ¡Y eso ocurrirá muy pronto!
Los infantes y la naturaleza humana
Iniciamos este folleto
preguntándonos si la perversa "naturaleza humana" era algo inherente en un dulce
bebé. Antes de concluir, contestemos la pregunta citando dos pasajes
bíblicos:
"Traían a él los niños para
que los tocase… Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no
se lo impidáis; porque de los tales
es el reino de Dios" (Lucas 18.15-16). La naturaleza
maligna (con la que algunos erróneamente suponen que nacen los bebés) es la
naturaleza del reino de Satanás, pero "de los tales" - de los bebés
- es el reino de
Dios.
"En
aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el
reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y
dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el
reino de los cielos" (Mateo 18.1-3).
Aunque los humanos no
nacemos llenos de maldad, pronto comenzamos a absorber y a adquirir la actitud egoísta y
egocéntrica que Satanás nos transmite. El reino de los ángeles de Satanás (ahora
convertidos en demonios) rechazó el gobierno de Dios y, por consiguiente, éste
dejó de administrarse en la Tierra.
El propósito de Dios al
crearnos y ponernos sobre este planeta fue desarrollar en nosotros el mismo
carácter santo y justo que Él tiene. Quiere a un pueblo que RECHACE y VENZA el
camino de vida de Satanás y se vuelva al camino de vida de Dios, que es el
camino de SU GOBIERNO DIVINO.
Hay sólo un lugar en la
Tierra donde el gobierno de Dios es administrado hoy: en la única y verdadera
Iglesia de Dios. Satanás está furioso. ¡Él odia a la Iglesia! Trata sutilmente
de introducir en quienes están bajo ese gobierno de amor, una hostilidad que lo deforma y lo
mal representa como si se tratara del duro y cruel gobierno demoníaco.
Pero repetimos: Dios
creó a Lucifer "perfecto en todos sus
caminos hasta que se halló en él maldad". Satanás adquirió la naturaleza de rebeldía y
maldad por su falso razonamiento, y Adán, a su vez, la adquirió de Satanás. Los
efesios (Efesios 2.1) también la
adquirieron de Satanás, al igual que todo el resto de la humanidad, con
excepción de Jesucristo. Ahora, sin embargo, en Cristo y por su gracia nosotros
podemos adquirir la NATURALEZA DIVINA (2 Pedro 1.4).
¡El gran propósito del
Todopoderoso es RESTAURAR EL GOBIERNO DIVINO sobre la Tierra, en y por medio del
REINO DE DIOS! Nosotros podemos, por la gracia de Cristo, cambiar la "naturaleza
humana" y erradicarla enteramente de nosotros sustituyéndola con la naturaleza
divina.þ