El libro de
APOCALIPSIS
¡por fin descifrado!
por Herbert W. Armstrong
Por fin han sido
reveladas las profecías del libro de Apocalipsis. Las predicciones que
por tantos siglos permanecieron cerradas y selladas, están ahora puestas al
descubierto. Presentamos aquí una vívida y sorprendente revelación de los
catastróficos sucesos que muy pronto culminarán en ¡el final de esta
era!
EL PLAZO que Dios había fijado ¡se ha
cumplido! Por fin, el libro más misterioso y fascinante, pero nunca antes
comprendido, el Apocalipsis, ¡ha sido
descifrado!
Por medio
de este libro, hasta ahora sellado, el Eterno Dios revela no solamente el
maravilloso mundo de PAZ, de ABUNDANCIA, de FELICIDAD y GOZO que pronto se hará
realidad durante la generación actual, ¡sino también las aterradoras catástrofes
mundiales que, como preludio a todo ello, el mundo presente está atrayendo sobre
sí mismo!
La
ciencia, la tecnología y la industria están desarrollando, en cantidades cada
vez mayores, pavorosas armas de destrucción masiva. ¡Ya tenemos a nuestro
alcance los medios para extinguir toda la vida humana de sobre la faz de la
Tierra!
Mientras tanto, la
inmoralidad, el crimen, la violencia, la pobreza, la enfermedad y el hambre
acosan al hombre a un ritmo cada vez más vertiginoso. Sin embargo, existe un
Dios vivo, un Dios de amor, misericordia, compasión, sabiduría y justicia, un
Dios que está llevando a cabo un PROPÓSITO trascendental, quien dotado de PODER
SUPREMO pronto va a intervenir y, POR
LA FUERZA, salvar a la humanidad de sí misma. De hecho, si Él no existiera,
entonces el inminente fin del mundo
vendría a ser también ¡EL FIN DE LA VIDA HUMANA!
Pero, felizmente, ¡Dios
VIVE! Él se fija en las condiciones mundiales y está al tanto de la grave
situación que está amenazando a la humanidad, la cual se encuentra actualmente
presa en la trampa de su propia creación… ¡totalmente incapaz de evitar el fatal
destino hacia el cual se dirige a toda velocidad!
¿Qué ocurrirá primero?
Pero este feliz MUNDO
DE MAÑANA, bajo el gobierno de Dios Todopoderoso, ¡no vendrá hasta que los
hombres hayamos llegado a estar literalmente con la soga al cuello! No vendrá
hasta que el hombre haya demostrado sin duda alguna que él es totalmente incapaz de gobernarse a sí mismo, no
hasta que haya aprovechado ¡su última
oportunidad!
¡Ya es tiempo de advertir al mundo!
Los conflictos entre
las principales potencias nucleares, las tensiones internacionales que se
agravan a diario, el desenfrenado aumento en el crimen, la violencia racial y la
violencia de toda índole, ¡se están combinando para arrojar al mundo en un
holocausto de destrucción y muerte cual no lo ha habido antes, ni lo habrá
después!
El Dios Creador conoce
la naturaleza humana y su FINAL inevitable. Desde este momento en adelante, cada
paso gigantesco en los sucesos mundiales está ilustrado en las profecías de
Dios.
Ha llegado el tiempo,
conforme al plan divino, de abrir al entendimiento humano las terribles
profecías del libro de Apocalipsis.
Hoy en día la solemne advertencia del Todopoderoso está siendo pregonada, para
testimonio, alrededor del mundo. Que
atienda el lector la advertencia, en tanto que tiene la ocasión, y anote bien
esta verdad:
¡USTED NO TIENE POR QUE
SUFRIR CALAMIDAD ALGUNA! ¡Usted puede, si atiende y obedece a Dios, ser tenido
por digno de escapar de todas estas cosas
que ciertamente sucederán!
Estos no son tiempos normales
¡Ya es hora de
despertar! Estos no son tiempos normales. Después de casi 6.000 años de
comparativa quietud, a partir del año de 1.914 el mundo entero súbitamente hizo
erupción, y trepidante violencia conmovió a toda la tierra; pero no hemos visto
nada, en comparación a lo que pronto
sucederá.
En poco tiempo, el
conocimiento ha aumentado en gran manera. Los progresos científicos y
tecnológicos no tienen paralelo; estos han dado lugar a comunicaciones
instantáneas, transportes increíblemente rápidos y a pavorosas invenciones
capaces de destruirlo todo. El hombre ha aprendido por fin el secreto del átomo
y con esto ha aprendido a disociar poderes, fuerzas y energías de la naturaleza
que son capaces de eliminar todo lo que tiene vida sobre este planeta.
Al mismo tiempo, el
Omnipotente Dios está revelando nuevos conocimientos. Ciertos misterios de Dios,
nunca antes conocidos ni entendidos por el hombre, han sido revelados ahora a los
verdaderos siervos del Todopoderoso.
¿Qué significa todo eso?
Todo eso significa que
aquí sobre la Tierra, se está efectuando
un propósito y que ha llegado el tiempo de que el Eterno, el Creador y
Gobernador del universo, nos revele con toda exactitud, cómo, a partir de ahora,
los sucesos del mundo cumplirán la tremenda consumación de ese propósito divino.
El mundo entero está ahora en agitación, con terribles convulsiones que no son
sino el preludio de los más formidables acontecimientos de la historia
humana.
Ahora nos encontramos
precisamente en la crisis del fin de
lo que la Biblia llama "el presente siglo malo" (Gálatas 1.4).
Una tercera parte de la Biblia es profecía
Aproximadamente una
tercera parte de la Biblia está dedicada a la profecía. El contenido de muchos
libros de las Sagradas Escrituras, especialmente del Antiguo Testamento
-
Isaías, Jeremías, Ezequiel y otros,
incluso los de los llamados profetas "menores" -
es casi exclusivamente PROFÉTICO.
Se da cuenta usted de
que la IGLESIA de Jesucristo está de hecho edificada sobre el FUNDAMENTO mismo
de estos PROFETAS y sus escritos proféticos? Encontramos tal declaración en Efesios 2.20.
Pero el panorama
general de todas las profecías se encuentra en dos libros proféticos, uno del
Antiguo y otro del Nuevo Testamento, a saber: Daniel y el Apocalipsis. Sólo en el libro de Apocalipsis encontramos en ORDEN
CRONOLÓGICO y de un modo correlativo, acontecimientos que, al ser descritos por
otros profetas, no parecen tener relación entre sí.
Mientras que el libro
de Apocalipsis es en sí como una
CLAVE vital que da acceso a una gran porción de las otras profecías, se
requieren ciertas claves adicionales para entender propiamente este singular
volumen.
Una clave importante es
reconocer que en el Apocalipsis hay
una narración que va coordinando uno con otro los acontecimientos futuros en
orden cronológico, con insertos ocasionales inyectados en la ilación de la
historia.
Analicemos ahora este
libro que a muchos les parece el más misterioso e insondable de todos los libros
proféticos. Nada pudiera ser más inquietante, y ¡nada en este mundo tan agitado
y trastornado, pudiera ser MÁS IMPORTANTE! El libro de Apocalipsis describe precisamente la
hora crítica en que vivimos, y ¡descorre la cortina que cubre el futuro!
Una profecía sellada
El Apocalipsis fue dado como un libro
místico y cerrado, que tenía forma de un rollo sellado con siete sellos.
Asimismo, algunas de las profecías reveladas a Daniel y escritas de su puño y
letra, estuvieron también cerradas y
selladas hasta este preciso tiempo de
CRISIS MUNDIAL que precede a la consumación de esta era.
Daniel escribió al
final de su libro: "Y yo oí, mas no
entendí". Es decir, él pudo oír lo que el ángel le estaba revelando, y lo
escribió en el libro que lleva su nombre, pero no pudo descifrar el significado
de las profecías que bajo inspiración escribió. El ángel le dijo a Daniel:
"CIERRA las palabras y SELLA el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán
de aquí para allá, y la ciencia se
aumentará" (Daniel 12.4).
Así como las profecías
de Daniel estuvieron CERRADAS y SELLADAS hasta el tiempo del fin -
la actual crisis mundial del fin, este tiempo de transportes rápidos en que los
hombres corren de aquí para allá, este tiempo en que la ciencia ha aumentado
-
así también las profecías del libro
de Apocalipsis permanecieron selladas hasta hoy.
Sí, durante muchos
siglos estuvieron ocultas bajo siete
sellos, según lo veremos más adelante.
Pero es menester que
nos demos cuenta de que estamos viviendo ya en el dinámico, terrible y agitado
"TIEMPO DEL FIN"; ¡se acerca la crisis mundial de la CONSUMACIÓN de la presente
era! Las profecías y misterios de Dios, hasta ahora sellados, han sido REVELADOS
en la actualidad a los que Dios ha escogido para pregonar su último mensaje al
mundo, para testimonio. Jesucristo, cabeza de su Iglesia, es el REVELADOR; es
Cristo quien ha descubierto estos misterios a sus siervos.
¡Ha llegado el tiempo
para que los siervos de Dios le den a conocer a USTED estas tremendas profecías
del libro de Apocalipsis!
Examinemos pues, este libro.
Preparémonos para considerar directamente el primer capítulo, empezando desde el primer versículo de este emocionante
volumen. Veamos lo que realmente dice. ¡Le aseguramos que le esperan muchas
SORPRESAS!
La revelación de Jesucristo
El preámbulo dice así:
"La revelación de Jesucristo… para
manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto".
La palabra ‘Apocalipsis’, la cual no es castellana
sino griega, significa REVELACIÓN, no enigma, secreto ni escondrijo. Sin
embargo, la profecía concerniente a ciertos acontecimientos que pronto tendrán
lugar en el mundo, la cual se encuentra en el libro que lleva por título "Apocalipsis", fue sellada con siete
sellos, de manera que absolutamente NADIE, excepto Jesucristo, fue hallado digno
de quitar los sellos y REVELAR el significado de las profecías.
Notemos ahora que fue
Dios quien dio estas profecías a Cristo. Los primeros tres versículos forman la
introducción; leámoslos:
"La revelación de
Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben
suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,
que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y
de todas las cosas que ha visto. Bienaventurado el que lee, y los que oyen las
palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el
tiempo está cerca" (Apocalipsis
1.1-3).
Notemos que fue DIOS EL
PADRE quien DIO ORIGEN a la profecía. Esta es la revelación, no el
encubrimiento, sino la EXPLICACIÓN, el descubrimiento que Jesucristo hace del
libro que Dios Padre le dio sellado.
Cristo, el Verbo o
VOCERO de Dios, nos dice claramente en Juan 12.49 y en otros pasajes, que Él
nada habló de sí mismo, sino
solamente lo que el Padre le encomendó que dijese. Cristo es el Verbo. Cristo es
el REVELADOR.
Juan no es el revelador
Oímos la expresión tan
común: "Juan el Revelador", pero como ya hemos visto, esta es la revelación de
Jesucristo. Es Cristo, no Juan, el que hace la explicación. Esto mismo es otra
clave vital para entender el contenido de este libro. Así pues, dicha revelación
se originó en Dios el Padre, quien se la dio a Cristo, el cual a su vez la envió
y declaró por medio de su ángel, a su siervo Juan. Por consiguiente, Juan fue
únicamente un siervo quien dio
testimonio escrito de esa revelación. Él fue simplemente el secretario o
estenógrafo, Por así decirlo, pero no el revelador.
Ahora, tomemos nota de
que Juan testificó por escrito acerca de tres cosas: 1) la palabra de Dios; 2) el
testimonio de Jesucristo; y 3) todas las cosas que vio.
Por lo tanto, el libro
de Apocalipsis, como toda la
Escritura, es simplemente la palabra de Dios; pero parte del mismo comprende las
declaraciones directas de Jesucristo, o sea la transcripción textual de sus
dichos. Luego Juan escribió las cosas que vio, en VISIÓN, o como la Biblia lo
expresa: "en el ESPÍRITU". Casi toda la profecía del libro está comprendida en
las cosas que Juan vio en VISIÓN, y la mayoría de estas son SÍMBOLOS.
Luego encontramos en el
tercer versículo, la siguiente
declaración: "Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta
profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está
cerca".
Una bienaventuranza o
BENDICIÓN es pronunciada a quien lea estas palabras… ¡siempre y cuando sea sumiso y obediente para
GUARDAR las ordenanzas incluidas en dicho mensaje!
La
bella salutación empieza en el versículo
4 y continúa hasta el final del capítulo primero. La clave dominante del libro, es decir su
tema Principal, aparece exactamente a la mitad del primer capítulo, en el versículo décimo.
El tema del libro
¡He aquí el versículo
clave, el cual declara el tema de la
revelación entera! Y es aquí,
precisamente, donde muchos empiezan a tropezar y a malentender.
El tema es EL DÍA DEL
SEÑOR; leámoslo: "Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de
mí una gran voz como de trompeta" (versículo 10).
Por no entenderse bien
el citado versículo, se han suscitado interminables controversias, trayendo por
ende gran confusión, ya que aseguran algunos que el DÍA de la semana en que Juan
ESCRIBIÓ este mensaje era sábado, y otros afirman que era domingo, ignorando que
Juan ¡no se estaba refiriendo a NINGÚN
día de la semana!
El día en que Juan se
puso a escribir la revelación, si es que pudo haber escrito todo en un sólo día,
carece de importancia, puesto que este versículo no se refiere a eso en lo
absoluto, sino al período profético llamado en más de 30 profecías el grande y
terrible "DÍA DEL SEÑOR".
Este hecho es
confirmado por el comentarista y experto en el idioma griego Adolf Diessmann,
quien escribió que tanto la gramática como el contexto indican que "el `día del
Señor’ aquí se refiere al día de Yavéh: el día del juicio" (Encyclopædia
Bíblica, artículo
"Día del Señor"). El erudito J.F.A. Hort, especialista en la crítica textual del
Nuevo Testamento, apoya este mismo concepto, confirmando que es el que "mejor
concuerda con el contexto" y que "revela el tema del libro" (The
Apocalypse, páginas
15-16).
En Espíritu -
en VISIÓN -
Juan fue transportado hacia el futuro, fue proyectado hacia el día del Señor,
tiempo que está ya casi por iniciarse.
Juan pudo ver, con casi 1.900 años de anticipación, lo que ocurrirá durante
la presente generación.
El profeta Joel
describe el día del Señor como el terrible período en que Dios enviará
DESTRUCCIÓN sobre las inicuas
naciones del mundo. Sofonías lo llama el día de la IRA de Dios. Se menciona
a lo largo del libro de Apocalipsis
para señalar la hora en que Dios
Todopoderoso aparecerá en escena, cuando de una manera sobrenatural
INTERVENDRÁ en la diabólica y destructiva contienda que prevalece entre los
hombres, ¡enviando sus PLAGAS para castigar a los pecadores! Es el período que
sigue inmediatamente después de la gran
tribulación y que CULMINARÁ en la GLORIOSA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO.
Una revelación para nuestros días
Así, en el Espíritu, es
decir en VISIÓN, cuando a Juan le fue mostrada la profecía -
"las cosas que él vio" -
fue proyectado hacia la época ACTUAL y el futuro inmediato. Lo mismo ocurrió al
profeta Ezequiel, según quedó consignado en el capítulo 8, versículo 3 del libro del
mismo nombre: "Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de
mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en
visiones de Dios a Jerusalén…"
En efecto, Ezequiel no
fue llevado a Jerusalén, sino que el ESPIRITU lo elevó, transportándolo por
medio de una VISIÓN a la Ciudad Santa. De la misma manera Juan, en Espíritu, fue
transportado para que viese, en visión, los eventos que habrían de ocurrir en el
DÍA DEL SEÑOR, sucesos que están
empezando a efectuarse ya sobre la Tierra y que usted y yo
presenciaremos.
Esta visión es VITAL.
El escenario de la profecía no es la Edad Media, sino el presente caótico en el
cual vivimos. Es pues imperativo que comprendamos el mensaje profético que
encierra. ¡Que Dios nos ayude a entender!
El verdadero propósito de este libro es mostrarnos a
los de esta generación los
acontecimientos del día del Señor, los cuales sacudirán al mundo en un futuro ya
casi inmediato. Ese será el tiempo de la ejecución de los juicios de Dios, al
final de esta era, los cuales culminarán
en LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO, y el feliz y pacífico MUNDO DE MAÑANA.
Hemos tomado bastante
tiempo en explicar esta salutación y preámbulo, porque es la CLAVE y el TEMA de
toda la profecía. Es muy importante orientarnos primero para fijar correctamente
los CIMIENTOS.
El mensaje a las iglesias
El primer mensaje del libro figura en los capítulos segundo y tercero, el cual es enviado a las siete
iglesias. En realidad son siete mensajes PROCEDENTES DIRECTAMENTE DE JESUCRISTO,
los cuales contienen el TESTIMONIO patente de Él. Aquí, Cristo se vale de la
condición espiritual que en efecto prevalecía en siete iglesias que existían
entonces en Asia Menor, para PROFETIZAR la condición espiritual y las obras que
habría de realizar la verdadera Iglesia de Dios, en el cumplimiento de la gran
comisión dada por Él, durante SIETE PERIODOS SUCESIVOS desde su fundación hasta
el fin de esta era y la segunda venida de Cristo.
Los hombres jamás han
comprendido el significado de estos mensajes, por cuanto no han sabido a quiénes
fueron dirigidos. Estos mensajes no son para las grandes iglesias, con sus
sectas y divisiones, que PROFESAN ser cristianas; antes bien, son mensajes de
Cristo, cabeza viviente de su Iglesia, a su VERDADERA CONGREGACIÓN, la cual
habría de tener siete etapas sucesivas a partir de su origen en el año 31 de
nuestra era, hasta una época que aún pertenece al futuro. Puesto que con una
sola excepción, estos mensajes no contienen profecías acerca de las condiciones
presentes ni futuras del mundo, pasaremos por alto estos dos capítulos en el presente
folleto.
Ahora pasemos
rápidamente a los capítulos cuarto y
quinto, donde encontramos el PRELUDIO
de las profecías más importantes del libro.
Se instala el escenario
Juan se encontraba en
la isla de Patmos, en el mar Mediterráneo; pero en su visión, aparece como
transportado al cielo, al trono mismo de Dios.
En la visión, mira a
Dios el Padre sentado sobre su trono. Delante del solio están los cuatro seres
vivientes y los 24 ancianos. En medio de ellos, de pie frente al asiento real
del Padre, está Jesucristo. El libro de la profecía se halla en la mano derecha
del Padre.
Leamos la descripción
literal del cuadro anterior: "Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta
en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo:
Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. Y al
instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo,
y en el trono, uno sentado" (Apocalipsis
4.1-2).
Los versículos
restantes del capítulo cuarto
describen la escena celeste que Juan contempló en visión. Alrededor del trono
estaban los 24 ancianos, sentados sobre 24 tronos pequeños, envueltos en
vestiduras blancas, con coronas de oro sobre sus cabezas. A cada lado del trono
estaban cuatro seres vivientes, todos adorando al Dios Todopoderoso sentado
sobre su trono.
¡He aquí una revelación
de lo que tiene lugar en el trono mismo del Gobernador del universo! He aquí un
vislumbre de la sede gubernamental del universo entero.
Ahora llegamos al
importantísimo capítulo quinto del Apocalipsis. El versículo Primero dice: "Y vi en la mano
derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por
fuera, sellado con siete sellos".
Un libro misterioso
He aquí el verdadero
libro de la profecía. Es muy significativo que tan enigmático libro se
encontrara en la diestra de Dios. También debemos aclarar que este no era igual
a los libros que usamos hoy en día, con muchas páginas encuadernadas y unidas,
sino un largo pergamino o rollo
escrito por ambos lados, enrollado
y sellado con siete sellos. Ese
número es significativo: siete es el número que Dios usa para denotar perfección
o calidad de completo. En consecuencia, este libro profético estaba sellado de
una manera completa y perfecta, cerrado de tal manera que no podía ser visto o
leído… ni mucho menos entendido.
El citado libro vino
originalmente de Dios el Padre, y permanecía sellado tal como vino de Él. Es muy
importante notar que los siete sellos abarcan toda la profecía del libro.
Su significado estaba
completamente sellado y oculto. Notemos ahora lo que dicen los versículos 2 y 3 del citado capítulo 5: "Y vi a un ángel fuerte que
pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Y
ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el
libro, ni aun mirarlo".
Recuérdese bien esas
palabras.
¡La profecía aparece
SELLADA! NADIE es digno o capaz de descubrirla o REVELARLA de manera que podamos
leer su verdadero significado.
¿Por qué no han leído
los hombres esa declaración tan clara y simple? Ningún ser humano Puede explicar
el significado de esta gran profecía. ¡Está completa y perfectamente SELLADA!
¿Por qué entonces los hombres han intentado decirle al público que ellos pueden
leer y revelar tan maravillosa y sorprendente profecía?
Juan no es el
revelador. Esta no es la revelación de Juan, ni de ningún modernista, ni de
ningún líder eclesiástico, ni tampoco de secta o denominación religiosa alguna.
Para todos ellos sigue aún ¡SELLADA!
Pero, pongamos más
atención, porque aquí viene la LLAVE que abre las puertas del entendimiento: "Y
uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá,
la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos" (versículo 5).
¿Quién abriría el libro?
¡He ahí la clave del
enigma! El león de la tribu de Judá, la raíz de David, es JESUCRISTO. Ningún
HOMBRE puede interpretar esta profecía de tanta trascendencia; sólo Jesucristo,
el Hijo de Dios, quien en la escena está de pie ante el trono de Dios el Padre,
es digno de abrir estos sellos y REVELARNOS su significado.
Esta no es la
interpretación del que escribe este folleto, sino que es ¡la revelación de
JESUCRISTO!
Jesús es el Revelador,
no Juan ni ningún dirigente eclesiástico, ni secta u organización religiosa
alguna. Esta es la revelación de JESUCRISTO que el Padre le dio a ÉL! Ahora
sigamos leyendo: "Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba
sentado en el trono" (versículo
7).
Nos acercamos ahora a
la CLAVE que descorrerá el velo que cubre esta misteriosa profecía, la cual ha
confundido a todas las iglesias de este mundo durante casi 1.900 años. Cristo es
el único capaz de aclarar esta, la mas grande de todas las profecías
concernientes a los ACONTECIMIENTOS DEL MUNDO DE HOY y a los tremendos
cataclismos que tendrán lugar en los años
inmediatos.
Pero antes que
lleguemos al capítulo sexto, donde
veremos lo que efectivamente aparece escrito en este
libro misterioso, conforme Cristo va desatando uno a uno sus sellos, notemos lo
siguiente: "Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: ¡Digno eres tú de tomar el
libro, y de abrir sus sellos; porque fuiste inmolado, y has adquirido para Dios
con tu misma sangre, hombres de toda tribu, y lengua, y pueblo y nación; y los
has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes; y reinarán sobre la tierra!" (Apocalipsis 5.9-10,
Versión
Moderna).
Sí, la visión aparece
en el cielo, pero escenifica ACONTECIMIENTOS que han de ocurrir en la TIERRA.
Aquellos seres entonaban un canto glorioso, diciendo que los redimidos por
Cristo habrán de gobernar y de REINAR CON ÉL. Ministrarán como reyes y
sacerdotes para salvar a las gentes. ¿Dónde? ¿En el cielo? ¡No! Leamos con toda
atención la parte final del versículo
diez: "y reinarán SOBRE LA TIERRA".
Cristo dijo en Juan 14.3: "Y si me fuere", y en efecto
Él se fue al cielo a la diestra del trono de Dios el Padre. Pero hizo además una
solemne promesa: "VENDRÉ OTRA VEZ". Cristo vendrá OTRA VEZ para gobernar toda la
TIERRA como Rey de reyes y Señor de señores. Las últimas palabras de este libro
de Apocalipsis son: "El que da
testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, VEN, Señor
Jesús".
Llegamos ahora al capítulo sexto del Apocalipsis, la propia revelación.
Los siete sellos
Jesús abre los
misteriosos sellos uno por uno. Los seis primeros son abiertos en este capítulo sexto. ¿No le parece eso
extraño? Muy breve espacio es dedicado a cada uno de estos seis primeros sellos,
tan breve que están condensados en un sólo capítulo, a pesar de que le quedan 16
capítulos al libro. Pero como los siete sellos abarcan la profecía entera,
comprendida en 17 capítulos, nos quedamos con 16, los cuales se ocupan de
describir únicamente los sucesos pertenecientes al séptimo sello.
Ahora, conforme
llegamos a este importante capítulo
sexto del libro de Apocalipsis o
revelación, recordemos la descripción de la escena y sus personajes. No
olvidemos que el libro es una declaración por escrito de las cosas que Juan vio
en VISIÓN y que aun cuando en realidad el apóstol se encontraba en una isla del
Mediterráneo, aquí sobre nuestro planeta, según la visión, aparece como
transportado al cielo mismo donde se encuentra el trono del Eterno. El libro de
la profecía en forma de un pergamino enrollado, está en la diestra de Dios el
Padre, quien se halla sentado en su trono; Jesucristo, representado aquí como el
Cordero de Dios, se ve de pie ante el trono de su Padre.
Jesucristo, el
Revelador, toma ahora el libro profético de la mano derecha de Dios el Padre, y
empieza a desatar uno a uno los sellos que cubren la profecía.
Las porciones
proféticas de estos escritos de Juan están contenidas en las cosas que él vio,
por medio de una visión. Nótese ahora el primer versículo del capítulo sexto: "Vi cuando el Cordero
abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con
una voz de trueno: Ven y mira".
Juan tomó nota, para
nosotros, de lo que contempló en la visión. Él vio al Cordero, Jesucristo el
Mesías, abriendo el primero de los
siete sellos. Los cuatro seres vivientes le invitaron a venir y ver lo que
estaba bajo el primer sello: "Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba
tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer" (versículo 2).
La revelación dada en símbolos
Precisamente aquí
empieza el verdadero misterio. ¿Qué es este caballo blanco? Es solamente un
símbolo, y es importante notar que los símbolos son susceptibles a muy variadas
interpretaciones. Las explicaciones que por siglos se han hecho respecto de
estos símbolos han sido muy humanas, y por ende, muy erróneas. Este caballo
blanco ha recibido las más variadas interpretaciones.
Continuemos leyendo:
"Cuando abrió el segundo sello, oí al
segundo ser viviente, que decía: Ven y mira. Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo
montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a
otros; y se le dio una gran espada".
"Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente,
que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba
tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres
vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de
cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino".
"Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser
viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba
tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la
cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y
con las fieras de la tierra" (versículos
3-8).
Esos son los famosos cuatro jinetes del Apocalipsis.
Repetimos que Apocalipsis no es una voz castellana,
sino griega. El apóstol Juan escribió este libro de revelación en griego. La
citada palabra Apocalipsis, traducida
al castellano, simplemente significa ‘revelación’ (véase el diccionario
Pequeño
Larousse Ilustrado, parte
histórica). Así que, los cuatro jinetes del Apocalipsis son sencillamente cuatro
símbolos proféticos del libro de revelación.
Pero, ¿quiénes son
estos místicos jinetes? ¿Qué representan estos símbolos? ¿Quién tiene la
interpretación correcta? La verdad es que ningún hombre ni organización de
hombres, ya sea religiosa o de cualquier otra índole, tiene poder alguno para
revelar este significado. Solamente JESUCRISTO fue hallado digno de descifrar la
escritura simbólica perfectamente guardada bajo aquellos enigmáticos sellos.
¡Jesucristo es el Revelador!
Cuando Cristo, según la
visión de Juan, desató los cuatro primeros sellos que lacraban este pergamino
profético, Juan solamente vio lo que, en forma por demás peculiar, apareció
escrito allí. La escritura está en SIMBOLOS, y Dios se vale de símbolos para
OCULTAR a los hombres el significado de sus propósitos, hasta que Jesucristo mismo lo
revela.
Así que, notemos bien
esta situación. En los primeros, ocho
versículos del capítulo sexto,
encontramos la descripción que dio Jesucristo, la cual revela la extraña
escritura trazada en símbolos místicos; pero Cristo, el único Revelador, ¡no explica aquí el significado!
Simplemente da a conocer las palabras simbólicas, pero no el significado.
La clave de los siete sellos
¿A quién acudiremos
para que nos dé el verdadero significado? La respuesta es obvia. ¡Al verdadero
Revelador, por supuesto! Y en virtud de que Cristo, el Revelador, no explica el
significado en este mismo pasaje, DEBEMOS BUSCAR EN OTRA PARTE para encontrar
cuándo y dónde Jesús explica el sentido de estos símbolos.
¡Esa es la clave suprema para entender el
libro de Apocalipsis! Eso debiera explicarnos por qué los hombres de este
mundo no han podido explicar el verdadero sentido de los cuatro jinetes.
Ahora tengamos en
cuenta dos cosas: primero, Cristo es llamado el Verbo en los primeros versículos del evangelio de Juan, es decir que Él es la Palabra o el
Vocero de Dios. Jesús, en persona, hace 1.900 años, era la Palabra de Dios
corporal y viviente. Pero hoy en día tenemos la Palabra de Dios escrita: la Santa Biblia. La Biblia
entera es la Palabra de Dios. Su divino autor, en realidad, es Jesucristo. ¡La
Biblia toda, es su Palabra escrita!
Segundo: un símbolo es
en mucho semejante a una parábola. Un símbolo es una figura o cosa usada para representar otro objeto,
mientras una parábola es una experiencia
empleada para suscitar el pensamiento de otra cosa, persona o suceso.
Ahora quiero que nos
demos cuenta de un hecho muy importante que la mayoría nunca ha comprendido.
¿Supone usted, como casi todo el mundo, que Jesús habló en parábolas para hacer
sus explicaciones más sencillas y claras,
a manera de ilustración, para que la gente entendiera mejor lo que quería decir?
Si así es, está
equivocado. Por el contrario, aunque muchos no lo crean, Jesús habló en
parábolas para encubrir, para ocultar el verdadero significado de sus
palabras a las multitudes que constantemente le seguían. El conocimiento de tal
verdad pone en nuestras manos la CLAVE que da acceso a la comprensión de los
símbolos del Apocalipsis.
Así que observemos
cuidadosamente lo que dice la Escritura acerca de la parábola del
sembrador:
"Cuando estuvo solo,
los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola. Y les
dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del REINO de Dios; mas a los que
están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados
los pecados" (Marcos 4.10-12)…
y luego Jesús procedió a explicar a sus discípulos, en lenguaje claro, el significado de la
parábola.
Entendamos bien esto:
¡Jesús se dirigió a la gente en parábolas para encubrir el verdadero significado
a quienes Él no había designado para que lo entendieran! Cristo no reveló en
aquel momento, ni en aquel lugar, el sentido de la parábola; pero
más tarde la explicó a sus discípulos en lenguaje bien claro.
Exactamente de la misma
manera encontramos en este capítulo
sexto del Apocalipsis una
profecía envuelta en misteriosos SÍMBOLOS que han encubierto el verdadero
significado a las generaciones de los últimos 1.900 años aproximadamente. Por lo
tanto, si queremos ENTENDERLA realmente, tenemos que hacer lo que hicieron
aquellos discípulos: debemos acudir a Jesús, el único y verdadero Revelador.
Puesto que ahora su mensaje a nosotros, los de esta era, es la Palabra de Dios
escrita, la Biblia, debemos escudriñarla hasta encontrar el pasaje o pasajes
donde este mismo Jesús nos explique en lenguaje sencillo los acontecimientos que
dichos símbolos representan.
¿Se quiere decir con
esto que Jesús explicó en lenguaje claro los acontecimientos que habrían de
tener lugar al cierre de esta era, al
fin de estos turbulentos días de guerras que culminarán con el día del Señor y
la segunda venida de Cristo?
¡Efectivamente así es!
Cuando sus discípulos vinieron a Él al monte de los Olivos, cuando ellos a
quienes les era dado entender estos misterios se llegaron a Él "aparte", le preguntaron: "Dinos,
¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?"
Jesús dio como respuesta, en lenguaje claro, una sorprendente profecía que
describía las condiciones del mundo actual y de nuestro futuro
inmediato.
¿Qué significan los sellos?
Aquí tenemos, pues, la
explicación de los símbolos de Apocalipsis 6, la clave que descifra la
revelación de los sellos.
Esta trascendental
profecía dada en el monte de los Olivos, está consignada en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21. En ella Jesús bosquejó, en
lenguaje simple y claro, siete cosas que habrían de ocurrir. Aquí Jesucristo, el
Revelador, manifiesta el verdadero significado de los siete sellos que cubren
toda la profecía del libro.
Ahora, por medio del
evangelio de Mateo, enterémonos de las primeras cuatro etapas de los sucesos que
predijo Jesús.
"Respondiendo Jesús,
les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre,
diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores
de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto
acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y
reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes
lugares. Y todo esto será principio de dolores" (Mateo 24.4-8).
¡AQUÍ, EN SÍNTESIS, SE
DA UN RESUMEN DE LAS NOTICIAS MUNDIALES DESDE EL AÑO 31 DE NUESTRA ERA HASTA
AHORA!
Nótese este principio
consistente: Una vez que se inicie una condición predicha por Jesús, permanece
continuamente hasta su segunda venida.
Es menester que
observemos un principio fundamental que se desprende de esta profecía de Mateo 24, y del capítulo sexto del Apocalipsis. Ocurrirán siete
acontecimientos sucesivos; por ejemplo, la primera condición que Jesús predice
es la de los FALSOS MAESTROS que habrían de extraviar y engañar, no a unos
pocos, sino a ¡muchos!
Tal predicción empezó a
cumplirse casi inmediatamente. El apóstol Pablo escribió acerca de ello
expresando que ya en esa época el espíritu de iniquidad había empezado a obrar.
Y tal espíritu no ha cedido; por el contrario, ha cobrado intensidad de tal
manera que ya ha logrado influenciar al mundo entero, el cual, como claramente
fue profetizado, habría de ser engañado y extraviado respecto de las verdades de
Dios consignadas en la Biblia.
Como la ignorancia de
la Palabra de Dios y sus leyes acarrea guerras, la siguiente condición
profetizada fue guerras y rumores de guerra. Ciertamente, en aquellos días hubo
guerras, pero en lugar de cesar, estas han ido aumentando progresivamente y cada
vez son más terribles y más destructoras, hasta que en la actualidad encaramos
el interrogante de si la vida humana puede sobrevivir otra guerra, que de
librarse, será con armas nucleares. Sí, como lo afirman las Escrituras con toda
veracidad, el pecado y los hombres pecaminosos, van de mal en peor, degenerando
y no mejorando, como el hombre quiere creer.
Jesús clasificó estos
cuatro sucesos de la siguiente manera:
Primero: falsas
enseñanzas acerca de Cristo, desvirtuando y derogando su verdadero
evangelio.
Segundo: guerras, que
en la crisis del fin de esta era habrían de convertirse en guerras mundiales,
nación contra nación y reino contra reino. Estamos ahora en la segunda tregua
entre guerras mundiales.
Tercero: hambres.
Cuarto: pestilencias o
epidemias, que vienen como consecuencia del hambre y la guerra.
¡En esto precisamente
nos encontramos ahora! Este es solamente el principio de los COLOSALES EVENTOS
PROFETIZADOS PARA ESTE SIGLO XX.
Las dos primeras
guerras mundiales ocurrieron ya, y los rumores de guerras persisten por todas
partes. Lo que acudirá luego a la tierra, será el hambre, las enfermedades,
epidemias y la Tercera Guerra Mundial, ¡todo ello en tan azarosa magnitud, cual
este mundo jamás ha soñado ni imaginado siquiera!
Pero comparemos ahora
lo anterior con los primeros cuatro sellos en el capítulo sexto del Apocalipsis. Aquí está La propia
revelación de Jesús, explicando en lenguaje claro lo que representan los
místicos cuatro jinetes.
La sorprendente comparación
El primero fue un
caballo blanco. Muchos, según sus interpretaciones humanas, se han basado en el
capítulo 19 del Apocalipsis, donde encontramos la
descripción del glorioso retorno de Cristo sobre un caballo blanco, y han
cometido el grave error de afirmar que este primer sello ilustra también la
segunda venida de Cristo, en virtud de que se menciona un caballo de albo color.
Pero la revelación de Cristo indica que el caballo del primer sello escenifica
exactamente lo contrario: representa a los que predican un Cristo falso,
diferente del Cristo del Nuevo Testamento. ¡Se refiere a esta GRAN IMPOSTURA que
ha descendido como negra nube sobre la Tierra para ocultar a los hombres la
gloriosa verdad de Dios!
Todas las guerras, no
importa su magnitud, son el resultado de la transgresión de la suprema ley
espiritual de Dios, la cual Jesús vivió y predicó. La falsa enseñanza que
rechaza la LEY y el GOBIERNO de Dios, y respalda o sanciona los caminos y
maneras de obrar de los hombres, conduce inevitablemente a la GUERRA; estas son
cada vez más temibles y colosales, hasta el grado que ahora es de preguntarse si
el mundo podría sobrevivir a otra guerra, si Dios Todopoderoso no interviniese
de una manera sobrenatural para evitar el cosmocidio.
El segundo sello
describe un caballo rojo -
color de sangre -
y su jinete; como Jesús lo revela, este representa la GUERRA. "Y salió otro
caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra
la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada" (Apocalipsis 6.4).
El tercer caballo
representa el HAMBRE: "Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente,
que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba
tenía una balanza en la mano. Y oí una voz en medio de los cuatro seres
vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de
cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino" (Apocalipsis 6.5-6).
Y cuarto, como secuela
de la ola de hambre, surgirán terribles ENFERMEDADES EPIDÉMICAS: "Miré, y he
aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el
Hades [el sepulcro] le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de
la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de
la tierra" (Apocalipsis 6.8).
He ahí la propia
explicación de Cristo acerca de los cuatro misteriosos jinetes. Pero esto nos
trae al pavoroso presente. ¡y sólo hemos cubierto el principio de la
profecía!
Vayamos ahora al
siguiente acontecimiento, que según la profecía, ¡sacudirá al mundo hasta sus
cimientos!
La gran tribulación
Literalmente docenas de
profecías tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento describen este colosal
evento mundial. Para explicar todo lo que en las profecías bíblicas está escrito
acerca de ello, se requeriría el espacio completo de muchos artículos.
Es de vital importancia
saber -
y estar preparado porque nadie tiene que atemorizarse… ¡si presta atención y
busca diligentemente la protección de Dios!
Regresemos
momentáneamente a Mateo 24.
Recordemos que estamos ahora en el segundo intermedio o pausa que precede a la
próxima guerra mundial. Las hambres y las enfermedades epidémicas han ido
aumentando en proporción alarmante durante los últimos años, pero la final y
gran hambre mundial, seguida de enfermedades epidémicas, no nos ha azotado aún.
Estos sucesos nos trajeron al versículo
8. Estamos ya empezando a experimentar tales condiciones, pero no hemos
alcanzado su furia final. Así que, tomemos nota ahora de lo que fue dicho acerca
de todo esto: "Y todo esto será principio de dolores" (Mateo 24.8).
Sí, aun estas cosas que
hemos venido comentando son apenas el PRINCIPIO de dolores… o más propiamente
traducido, de angustia o TRIBULACIÓN.
Sí, cuando la furia del
hambre y las enfermedades epidémicas alcance su máximo, todo lo cual
indudablemente vendrá como consecuencia de la guerra mundial, entonces se
iniciará la tantas veces profetizada GRAN TRIBULACIÓN. Ese es precisamente el
siguiente acontecimiento acerca del cual el Omnipotente Dios advierte al
mundo.
Veamos cómo explica
Jesús, en lenguaje sencillo, este quinto acontecimiento que sacudirá al mundo:
"Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de
todas las gentes por causa de mi nombre" (Mateo 24.9).
Nótese que aquí la
Escritura hace mención de dos grupos de personas: "ellos" y "vosotros". En el
lenguaje del Nuevo Testamento el pronombre vosotros, a menos que claramente se
defina de manera distinta, se refiere a los cristianos verdaderamente
convertidos, o a Israel y Judá como naciones, o a todos estos grupos. Si se está
hablando espiritual e individualmente, el pronombre "vosotros" se refiere a los
que son en verdad hijos engendrados de Dios. Si el contexto está hablando
nacionalmente, se refiere a Israel, a Judá, o a ambas.
En este caso, al
comparar este texto con el relato de Marcos (capítulo 13) y de Lucas (capítulo 21) nos damos cuenta del uso
dual que se le da al pronombre ‘vosotros’, incluyendo tanto a los cristianos
espiritualmente engendrados como a las naciones físicas de Israel.
Antes de proceder, es
importante que tomemos nota de otra clave indispensable para entender casi todas
las profecías. Hay dualidad en prácticamente todo lo que se relaciona con el
plan de Dios y con el desarrollo de su propósito aquí en la Tierra. Hubo un
Antiguo Pacto, y hay ahora un Nuevo Pacto. Esta dualidad ocurre en todo el plan
de Dios y ocurre también en las profecías. Por lo general hay un cumplimiento
anterior o típico, y luego un cumplimiento final. Por no entender esta clave
vital, muchos se equivocan totalmente en sus esfuerzos por comprender o explicar
las profecías.
Esta tribulación de
hecho le sobrevino a la nación de Judá, en el sentido preliminar, en el año 70
de nuestra era, pero esa fue solamente la precursora de la gran INVASIÓN
NACIONAL y de la CAUTIVIDAD que está por acontecer.
Este tiempo de
tribulación está descrito claramente en Lucas 21.23-24,
donde leemos: "Porque habrá grande calamidad en la tierra, e ira sobre este
pueblo. Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las
naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de
los gentiles se cumplan".
El pasaje anterior
habla de guerra, de invasión nacional y de cautividad, lo cual en efecto ocurrió
a Judá en el año 70 de la era cristiana. Pero eso fue tan sólo el precursor
típico. El acontecimiento culminante de esta profecía está todavía por ocurrir,
¡justamente antes de la venida de Cristo!
SECUENCIA
DE
ACONTECIMIENTOS
en
el libro de Apocalipsis
LOS
SELLOS
1 |
Falsos
profetas |
|
|
|
|
|
| |
2 |
Guerras |
|
|
|
|
|
| |
3 |
Hambres |
|
|
|
|
|
| |
4 |
Pestilencia |
|
|
|
|
|
| |
5 |
Tribulación |
|
|
|
|
|
| |
6 |
Señales
celestiales |
|
|
|
|
|
| |
|
|
|
|
1 |
|
|
Dañan
a | |
> |
|
|
|
2 |
|
|
la
tierra, al mar, | |
|
|
|
|
3 |
|
|
a
los árboles y a | |
|
|
|
|
4 |
|
|
los
ríos | |
7 |
Trompetas |
< |
|
5 |
|
|
Primer
ay | |
|
|
|
|
6 |
|
|
Segundo
ay | |
|
|
|
|
|
|
|
Tercer
ay | |
|
|
|
|
7 |
|
> |
o
las siete | |
|
|
|
|
|
|
|
plagas
postreras |
(Gran
batalla final)
LA
SEGUNDA VENIDA DE CRISTO
PLAN
DE
LOS
CAPÍTULOS
del
libro de Apocalipsis
Capítulo |
Progresión
Cronológica |
Inserciones |
1 |
Introducción |
|
2-3 |
|
Mensaje
a las 7 Iglesias |
4-5 |
Preludio |
|
6 |
Primeros
seis sellos |
|
7 |
Dos
compañías |
|
8-10 |
Las
trompetas |
|
11 |
Los
dos testigos |
|
12 |
|
La
Iglesia verdadera |
13 |
|
Las
dos bestias |
14 |
|
Los
tres mensajes |
15-16 |
Las
siete plagas postreras |
|
17-18 |
|
La
Iglesia falsa |
19 |
La
segunda venida |
|
20 |
El
milenio |
|
21-22 |
Los
cielos nuevos y la tierra nueva |
|
También una persecución religiosa
Volvamos a Mateo 24: "Muchos tropezarán entonces, y
se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos
profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la
maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste
será salvo… porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde
el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá… Porque se levantarán falsos
Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y Prodigios, de tal manera
que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos" (Mateo 24.10-13,
21, 24).
Aquí habla también de
verdaderos cristianos individuales, engendrados espiritualmente, quienes se han
vuelto tan tibios y están ya tan alejados del contacto con Dios, tan olvidados
de la oración, que no serán considerados dignos de escapar de todas estas cosas.
Esa fase de la gran tribulación está claramente expuesta al abrirse el quinto
sello de Apocalipsis 6: "Cuando abrió
el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por
causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran
voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas
nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras
blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se
completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser
muertos como ellos" (Apocalipsis
6.9-11).
¡He allí la GRAN
TRIBULACIÓN! Este quinto sello la presenta como tiempo de martirio de santos,
¡de hijos engendrados de Dios, verdaderamente convertidos!
Observemos el versículo 9. Aquellos que fueron muertos
en una anterior y típica tribulación, como en efecto lo fueron millones de seres
hace muchos siglos, están clamando: "¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no
juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?" Ellos sabían que
Dios había dicho: "Mía es la venganza". Ellos sabían que en el terrible día del
Señor, Dios tomaría venganza al enviar sus plagas sobre los poderes que
ordenaron la persecución. Esas plagas, las del día del Señor -
el día de la venganza de Dios sobre este gran poder que perpetró y llevó a cabo
la persecución -
¡acaecerán precisamente a la hora de la segunda venida de Cristo!
TOMEMOS CUIDADOSA NOTA
DE ELLO: los mártires que fueron sacrificados hace muchos siglos, preguntan
alegóricamente: ¿Hasta cuándo será la segunda venida de Cristo y el fin de esta
era? Y he aquí la perturbadora respuesta: No ocurrirá hasta que tenga lugar otra
gran tribulación, otro martirio de santos. Hasta que sus consiervos y sus
hermanos engendrados espiritualmente en el Señor, ¿sean muertos como ellos lo
fueron! Eso se refiere a la final GRAN tribulación. Será un tiempo de guerra e
invasión nacional, así como de cautividad para los descendientes modernos de la
antigua nación de ISRAEL, la nación de Dios. ¡Esta no es una profecía para Judá,
sino para Israel!
Nótese que esta
tribulación, este MARTIRIO DE SANTOS, debe ocurrir y completarse antes de que
Dios derrame las copas de su ira, sus PLAGAS, a la segunda venida de
Cristo.
¿Cuándo vendrá el fin?
Los discípulos le
habían preguntado a Jesús cuando ocurriría su venida y el fin del mundo, es
decir el fin de esta era. La falsa predicación no sería el fin; las guerras y
rumores de guerras tampoco lo serían; pero en el versículo 14 de Mateo 24, Jesús especificó precisamente
CUANDO llegaría el fin: vendría después de algo que está ocurriendo en estos
mismos instantes. "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo,
para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin".
¡Esa fue la respuesta
de Jesús! Advirtió que vendrían falsos profetas que engañarían a MUCHOS,
diciendo que Jesús era el Cristo pero haciendo caso omiso de su mensaje, su
evangelio, el cual es la buena nueva acerca del reino o el gobierno de Dios. El
Eterno gobierna por medio de sus leyes, pero el mundo entero ha sido engañado e
inducido a la transgresión, que es PECADO; se le ha hecho creer que la LEY de
Dios y el GOBIERNO de Dios sobre nuestras vidas han sido anulados. A la
humanidad se le ha hecho creer que aunque siga las tradiciones de los hombres,
si adora a Cristo, Puede alcanzar la salvación. Sin embargo, Jesús mismo dijo:
"Pues EN VANO me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.
Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los
hombres…" (Marcos 7.7-8).
Pero según dijo Cristo:
"Este evangelio del reino", del gobierno de Dios, de los mandamientos de Dios,
el mismo evangelio que Jesús predicó, irá a todo el mundo como testimonio a
todas las naciones y ENTONCES vendrá el fin de este mundo.
Ese es el
acontecimiento mundial de la hora presente. ¡EN ESTOS MOMENTOS LA CITADA
ESCRITURA SE ESTA CUMPLIENDO ANTE SUS PROPIOS OJOS! El que tiene oídos para oír,
¡oiga!
Si hemos de traerle la
REVELACIÓN de Jesucristo, ciertamente no podemos darle las interpretaciones
populares que se han escuchado de labios de los hombres, de los grandes líderes
religiosos de este mundo.
Los grandes hombres de
este mundo han confundido la gran tribulación, que está ya a las puertas, con el
período revelado en más de 30 profecías bíblicas como el día del Eterno o día
del Señor. Miremos ahora Mateo 24.29
y veamos lo que, según parece, nunca han aprendido los grandes líderes
religiosos de este mundo: "E inmediatamente después de la tribulación de
aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las
estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas" (Mateo 24.29).
Señales en los astros
Habrá señales en el
Sol, la Luna y las estrellas. Pero ¿cuándo ocurrirán esas señales siderales? ¿Se
dio cuenta? Inmediatamente DESPUÉS de la GRAN TRIBULACIÓN.
La gran tribulación que
Jesús describe en Mateo 24, es la
explicación del quinto sello de Apocalipsis 6, la cual Él hace en
lenguaje sencillo. Más adelante veremos otros detalles sobre Apocalipsis 6 y Mateo 24, pero por el momento notemos lo
que según Apocalipsis 6, seguirá
inmediatamente después de la gran tribulación del quinto sello.
Busque el lector Apocalipsis 6, para leer esto en su
propia Biblia.
"Miré cuando abrió el
sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela
de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo
cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida
con un fuerte viento" (Apocalipsis
6.12-13).
Y luego ¿qué?
"Porque el gran día de
su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie"? (versículo 17).
¡Nótese eso! En este capítulo 6 del Apocalipsis, conforme se van abriendo
los seis sellos, vemos primero falsos profetas o falsos predicadores; segundo,
guerras, culminando en guerra mundial; tercero, hambres; cuarto, enfermedades
epidémicas; quinto, GRAN TRIBULACIÓN, el martirio de santos; sexto, señales en
los cielos, en el Sol, en la Luna, en las estrellas. Y ¿luego? ¿Qué es lo que
sigue a este sexto sello?
El gran día de la ira
de Dios, el cual, como veremos, es el gran DÍA DEL SEÑOR.
Ahora miremos la
profecía de Joel, en el Antiguo Testamento: "El sol se convertirá en tinieblas,
y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso del Eterno" (Joel 2.31).
¡Helo allí! En Mateo 24.29 leímos que las señales en
los cielos, en el Sol, la Luna y las estrellas, ocurrirían inmediatamente
después de la gran tribulación. En Apocalipsis 6 vimos que las señales
sidéreas del sexto sello, en el Sol y la Luna, tienen lugar inmediatamente
después de la gran tribulación, la cual es el martirio de los santos del quinto
sello. También vimos que después de las señales del sexto sello, ocurre el
terrible día de la IRA DE DIOS.
Ahora vemos en Joel 2.31, que estas señales en el Sol y
la Luna deben ocurrir ¡antes del grande y terrible DÍA DEL SEÑOR!
La tribulación no es el día del Señor
Así que, hemos visto
tres eventos sucesivos que trastornarán al mundo: primero, la gran tribulación,
que ahora es el próximo suceso a desarrollarse, quizá en esta década o la
siguiente. Segundo, inmediatamente después de la gran tribulación, las señales
en el Sol, la Luna y las estrellas. Tercero, siguiendo a las sobrenaturales
señales en los cielos, ¡el terrible DÍA DEL SEÑOR!
¿Y qué es ese grande y
terrible día del Señor? En tanto que tenemos la Biblia abierta en el libro de
Joel, notemos cómo fue inspirado el profeta para describirlo: "¡Ay del día!
porque cercano está el día del Eterno, y vendrá como destrucción por el
Todopoderoso" (Joel 1.15).
Ahora observemos cómo
Dios inspiró al profeta Sofonías para describir dicho día: "Cercano está el día
grande del Eterno, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día del Eterno;
gritará allí el valiente. Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto,
día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado
y de entenebrecimiento, día de trompeta y de algazara sobre las ciudades
fortificadas, y sobre las altas torres. Y atribularé a los hombres, y andarán
como ciegos, porque pecaron contra el Eterno; y la sangre de ellos será
derramada como polvo, y su carne como estiércol" (Sofonías 1.14-17).
El día del Señor es el
día de la ira de Dios. Es el período en que las plagas de Dios son derramadas
sobre los pecadores de este mundo. Dios dice que tal calamidad caerá sobre los
inicuos que aborrecen la verdad y la paz, y aman la maldad. Se trata pues del
tiempo en que Dios derrama sus PLAGAS; pero no es lo mismo que la gran
tribulación, como muchos suponen.
No, el día de las
plagas de Dios no vendrá hasta después que ocurran las señales en el Sol y en la
Luna; y dichos signos sobrenaturales en los cielos no aparecerán sino
inmediatamente después de la gran tribulación.
Si usted ha de saber lo
que va a suceder luego en el mundo, si ha de saber lo que es tan seguro como la
salida y el ocaso del Sol, lo que va a acontecer durante los días de su propia
vida, lo que usted mismo va a experimentar, es vital que comprenda la distinción
entre la gran tribulación y el día del Señor.
Probablemente usted
habrá oído hablar mucho acerca de la gran tribulación, si es que acaso ha oído
predicaciones sobre la profecía. Pero probablemente ha oído muy poco o nada
acerca del DÍA DEL SEÑOR, a pesar de que este está descrito en más de treinta
profecías diferentes esparcidas tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento.
¿POR QUÉ? Porque la
mayoría de los predicadores SUPONEN que todas esas profecías acerca del día del
Señor -
el tiempo de su ira y de sus plagas -
se refieren a la gran tribulación. SUPONEN que la gran tribulación es la ira de
Dios y el tiempo de sus plagas.
La gran tribulación no
es la ira de Dios, sino que es la ira de SATANÁS EL DIABLO. Él sabe que tiene
muy poco tiempo. Cuando Dios intervenga y envíe sus plagas, cuando Cristo
retorne como Rey de reyes y Señor de señores para gobernar la Tierra, llegará el
fin de la actuación de Satanás como príncipe de este mundo, y él se da plena
cuenta de ello.
La gran tribulación,
como comprobaremos más adelante, si nos mantenemos dispuestos a aceptar las
claras enseñanzas de la Palabra de Dios, es la última persecución y martirio que
Satanás dirigirá contra los verdaderos hijos engendrados de Dios, a quienes él
no puede engañar, como ha engañado al mundo entero.
El "día del Señor"
Volvamos al capítulo sexto del Apocalipsis. A aquellos santos que
anteriormente fueron martirizados, se les dijo que los juicios de Dios
-
las plagas que ocurrirán y culminarán al tiempo de la segunda venida de Cristo
-
no pueden ejecutarse hasta que sus consiervos y sus hermanos, es decir otros
cristianos engendrados espiritualmente, sean muertos como ellos lo fueron. He
aquí lo que es la gran tribulación: ¡otro futuro martirio del pueblo de Dios! Y
luego ¿qué? El sexto sello, como hemos visto, consiste en las aterradoras
señales celestiales, las cuales marcarán el principio de la intervención de Dios
en los asuntos del mundo, cuando los hombres presas de pavor exclamarán: "Ha
llegado el día terrible de la ira de Dios".
"Y el cielo se
desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió
de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes,
los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre
las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre
nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y
de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá
sostenerse en pie?" (Apocalipsis
6.14-17).
Así será el día del
Eterno, seguido de inmediato por el retorno de Cristo con todo poder y gloria,
para GOBERNAR a los pueblos de la tierra y traernos PAZ.
Entre tanto, USTED NO
TIENE QUE SUFRIR TEMORES INNECESARIOS NI PREOCUPACIONES respecto de las cosas
que van a suceder sobre la Tierra. Según el relato de Lucas sobre esta misma
profecía de Jesús, la cual se refiere a los disturbios mundiales que están ya
frente a nosotros, es decir la gran tribulación y el día del Señor, Cristo
finalizó sus declaraciones proféticas pronunciadas en el monte de los Olivos,
con estas convincentes palabras: "Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis
tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en
pie delante del Hijo del Hombre" (Lucas
21.36).
¡Que Dios le ayude para
que sea contado entre aquellos que estudian las profecías, que vigilan los
acontecimientos del mundo (los cuales no son sino el cumplimiento de esas) y que
oran sin cesar, rogando que sean considerados dignos de escapar a todas estas
cosas y de estar en pie delante de Cristo a su retorno!
¿Por qué tan terribles plagas?
Por espacio de 6.000
años Dios ha estado enviando sus mensajes de amor a la humanidad. En su amor,
Dios reveló su ley a nuestros primeros padres, Adán y Eva; esta es su CAMINO de
vida que conduce a todo lo bueno y deseable. Dios envió a todos sus profetas,
con su mensaje de PAZ, revelando el camino que lleva a la paz y la felicidad,
pero los hombres rechazaron tal mensaje y asesinaron a los profetas.
Clavaron en el madero
al Hijo de Dios, portador de las BUENAS NUEVAS del Reino de Dios, el cual
imperará en el mundo de mañana, y martirizaron a los apóstoles de Jesús quienes
fueron por el mundo con el evangelio concerniente al camino de vida y al
GOBIERNO de Dios en nuestras vidas.
Todos los hombres de
Dios, paciente y afectuosamente, pero con energía, han amonestado a este mundo
rebelde. Ellos trajeron un mensaje de PAZ, de AMOR, de MISERICORDIA y compasión.
Por medio de sus siervos, Dios ha querido ajustar cuentas, amorosamente, con
este mundo obstinado y voluntarioso, durante casi seis mil años. Ha amonestado
al mundo, haciéndole saber de antemano el trágico final que tendrá su humana
inventiva y sus caminos errados: ¡total aniquilación de cuanto ser viviente
exista sobre la Tierra!
Con incomparable amor y
con indulgente misericordia, por casi seis milenios Dios ha venido dando a esta
rebelde y extraviada raza humana todas las oportunidades posibles Para salvarse
de la destrucción que a sí misma se está acarreando. PERO EL HOMBRE NO QUIERE
HACER CASO, ni jamás ha atendido la exhortación divina. Continuará aún
inventando más terribles medios de destrucción cuyo resultado será el suicidio
de la raza humana, si Dios no interviene.
Pero Dios está a punto
de hablar a este mundo testarudo e inclinado al mal, en el único lenguaje que
entiende. Como cualquier padre amante castiga a su hijo que no hace caso de una
admonición cariñosa y de buen grado, así ahora Dios va a castigar al mundo con
justos juicios y con plagas tan terribles que el hombre se verá por fin forzado
a volverse de sus inicuos procederes y buscar al Creador y sus CAMINOS, los
cuales conducen a la paz y a todo lo que es bueno. Dios evitará el suicidio de
la humanidad. ¡Salvará a este depravado mundo justamente cuando esté a punto de
destruirse a sí mismo! Ese es precisamente el período que se avecina y que en
más de 30 profecías diferentes está descrito como el día del Señor; ¡esto nos
llevará directamente a la segunda venida de Cristo, para traernos, por fin, la
anhelada paz mundial!
La ira de Dios reprimida
El capítulo séptimo del libro de Apocalipsis nos da a saber que el día
del Eterno, el tiempo en que estas terrible; plagas han de ser administradas, va
a ser detenido temporalmente, hasta que tenga lugar cierto suceso de los planes
de Dios.
Veamos ahora el capítulo siete de la más portentosa
profecía que alguna vez se haya escrito: "Después de esto vi: cuatro ángeles en
pie sobre las cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la
tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni
sobre ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y
tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes
se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No
hagáis daño a la tierra, ni al aire, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado
en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los sellados:
ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de
Israel" (Apocalipsis 7.1-4).
Consideremos ahora
cuidadosamente unos cuantos puntos importantes. Primero, las palabras que
acabamos de citar demuestran que los juicios del día del Señor están a punto de
ser administrados, pero por una razón especial, Dios los detiene. Nótese que
justamente cuando el día del Señor está próximo a ocurrir, Juan ve en su visión
cuatro ángeles deteniendo los cuatro vientos que están ya para soplar sobre la
Tierra. Veremos después, que estos vientos son los que hacen sonar las siete
trompetas que se mencionarán más adelante. Estos, por supuesto, son símbolos,
pero representan acontecimientos que este mundo encontrará muy reales. Pero
observemos que los vientos quedan restringidos hasta que LOS SIERVOS DE DIOS
reciban cierto sello en sus frentes. Los primeros en ser sellados son los
144.000.
¿Quiénes son los 144.000?
Usted probablemente ha
oído interpretaciones erróneas sobre el particular. Los hombres son incapaces de
interpretar esta profecía. Lo primero que debemos notar es que el tiempo de
aplicar los sellos a estos 144.000 aún pertenece al futuro: será después de la
gran tribulación, después de que ocurran las señales en los cielos, y justamente
antes de que sean enviadas las plagas de los juicios de Dios, ¡nada de lo cual
ha sucedido aún!
En segundo lugar,
notemos que dice con suma claridad que estos 144.000 pertenecen a las doce
tribus de Israel, 12.000 de cada tribu. ¿Dónde se encuentran estas hoy en día?
¿Dónde están las diez tribus perdidas?
Debemos observar
también que estos 144.000 no son todos los siervos de Dios: "Después de esto
miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones
y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia
del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos… Entonces uno
de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas,
¿quienes son, y de donde han venido? Yo le dije: Señor, tu lo sabes. Y él me
dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus
ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero" (Apocalipsis 7.9, 13-14).
¿Cuál es el sello que
llevan sobre sus frentes? Están sellados por el Espíritu Santo. El capítulo 14, versículo 1, dice que es el nombre del
Padre lo que está escrito en las frentes de estos siervos de Dios. La última
plegaria de Jesús en intercesión por su Iglesia fue para pedir que ellos fuesen
guardados en el nombre del PADRE. Hoy encontramos a las iglesias de este mundo
ostentando toda clase de nombres según el parecer humano, muchas incluso llevan
nombre de hombres. Pero en el Nuevo Testamento hallamos en 12 pasajes que el
nombre que Dios le dio a su propia iglesia es: Iglesia de Dios.
¿Quiénes constituyen la innumerable multitud?
¿Y la innumerable
multitud? Esta la componen aquellos que han salido de la gran tribulación. Dios
no lanzará sus aterradoras PLAGAS sin que envíe previamente una amonestación
sobrenatural. Como se dijo antes, Dios ha amonestado al mundo por medio de sus
profetas y su Hijo Jesucristo, y está aún amonestándolo mediante la obra de su
Iglesia. Pero Dios es un Dios de misericordia y compasión, de manera que Él
advertirá al mundo una vez más, con señales sobrenaturales en el Sol, la luna y
las estrellas, para que al hombre no le quede excusa alguna.
Después de la gran
tribulación, cuando los hombres sean presa de indescriptible terror a causa de
las tremendas conmociones que tendrán lugar en los cielos, millares de personas
reconocerán al fin, que esa es la admonición de Dios para prevenirles de mayores
catástrofes. Sí, muchos millares están oyendo ahora esta advertencia de Dios,
pero no hacen caso, porque viven engañados. La mayoría sigue a sus líderes y
grupos, por cuanto su entendimiento no ha sido abierto para que se den cuenta de
que ¡esta es la última advertencia que Dios dará a este mundo antes de que se
inicie la crisis final! Muy pocos se están arrepintiendo y volviendo a Dios
ahora, pero cuando sientan el efecto de estas cosas, cuando vean estas señales
espantosas y sobrenaturales en los cielos, entonces millares reconocerán por fin
la verdad y se volverán a Dios en completa sumisión y total arrepentimiento por
medio de Jesucristo el Salvador del mundo. Nosotros, los de este ministerio,
sabemos de sobra que nuestra principal recompensa en lo que respecta a la
cosecha de preciosas vidas, la recibiremos después de que nuestras labores hayan
terminado.
Se abre el séptimo sello
Llegamos ahora al capítulo octavo, donde se describe la
apertura del séptimo sello. ¿Qué encierra este séptimo sello? Recordemos que
conforme se fue efectuando la apertura de cada sello, Juan fue tomando nota por
escrito de lo que vio en su visión. En todos los casos, los objetos que él vio
fueron símbolos; pero estos símbolos representan verdaderos acontecimientos
mundiales que han ido desarrollándose en un definido orden cronológico. Así que,
leamos lo que Juan vio cuando este séptimo sello fue abierto: "Cuando abrió el
séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Y vi a los
siete ángeles que estaban en pie delante Dios; y se les dieron siete trompetas"
(Apocalipsis 8.1-2).
Juan vio SIETE
TROMPETAS. Ahí tenemos la tercera clave vital para entender este libro de Apocalipsis. Las siete trompetas son,
por supuesto, símbolos. Representan acontecimientos reales que pronto ocurrirán
en el mundo.
¿Qué simbolizan las trompetas?
Estas "trompetas" no
son, como muchos han creído, contemporáneas con los siete sellos. Tampoco siguen
al cierre del séptimo sello, sino que en sí constituyen el séptimo sello, el
cual se desarrolla en siete etapas sucesivas. Cada una de estas siete etapas o
partes del séptimo sello, recibe el nombre de TROMPETA. Estas trompetas son
PLAGAS que Dios enviará como castigo físico a las fuerzas del mal de este mundo.
Nótese que al final de la sexta de dichas trompetas, claramente se les llama
plagas: "Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así
se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios,
y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales
no pueden ver, ni oír, ni andar" (Apocalipsis 9.20).
Una trompeta es un
instrumento musical de viento. Para que una trompeta produzca sonido, es
menester soplar viento a través de la misma. Estas siete trompetas que componen
el séptimo sello, siguen inmediatamente después del sexto sello. Al tiempo del
sexto sello, descrito en la parte final del capítulo 6 del Apocalipsis, fue anunciada la llegada
del "GRAN DÍA DE SU IRA". Entonces estas trompetas simbólicas representan
gráficamente el día del Señor, o sea el día de la ira de Dios, el día en que el
Eterno intervendrá en los asuntos del mundo para castigar a los moradores de la
Tierra por sus iniquidades, el día en que el Creador ajustará cuentas con toda
carne en un lenguaje físico que esta pueda entender, como dice Sofonías 1.16: "día de TROMPETA y de
algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres" -
en otras palabras, sobre las fortificaciones militares.
El sonido de la
trompeta fue siempre presagio de destrucción y guerra, o de la proximidad de
ejércitos enemigos. Significa guerra y destrucción. Cuando la antigua Israel
cerró sus oídos a todas las amonestaciones de los profetas del Eterno,
rechazando la afectuosa súplica que el Omnipotente le hacía mediante la
predicación, Dios la castigó por mano de los ejércitos asirios, los cuales
acabaron por vencerla y conquistarla. Cuando la desobediencia de Judá llegó a
ser peor que la de Israel, Dios envió los ejércitos caldeos para que la
avasallasen. Así vemos ahora que cuando el Creador intervenga para castigar al
mundo entero, sí a TODAS LAS NACIONES, por sus múltiples transgresiones que son
la causa de las guerras, la desdicha e indecible sufrimiento, ¡primero se dejará
escuchar el sonido de las TROMPETAS o alarmas de GUERRA! Recordemos que las
trompetas son instrumentos de viento. Notemos ahora lo que dice el versículo uno del capítulo siete: "Después de esto vi a
cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los
cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra,
ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol" (Apocalipsis 7.1).
Protección para los hijos de Dios
Estos vientos fueron
contenidos para que no tocasen las siete trompetas hasta que fueran sellados los
144.000 y la innumerable multitud que salió de la gran tribulación, procedente
de todas las nacionalidades y pueblos. Aquellos que se arrepintieron y se
volvieron a Dios en busca de protección, fueron los primeros en recibir auxilio
divino. De la misma manera en que Dios protegió al pueblo de Israel cuando
derramó las plagas sobre el antiguo Egipto, protegerá a todos Sus hijos que
confíen plenamente en Él, librándolos de las plagas que están a punto de ser
vertidas sobre la moderna Babilonia. Los que fueron protegidos de aquellas
antiguas plagas, fueron conducidos, bajo Moisés, a la Tierra Prometida. Los que
sean salvados de estas plagas, serán llevados por Cristo al REINO DE DIOS, el
cual será establecido sobre la Tierra, con sede en Jerusalén.
Las primeras cuatro
trompetas (plagas) están descritas en el capítulo 8, como vientos que soplan
sobre la tierra, los árboles, los ríos y los mares. Leemos de eso en los versículos 6 al 12 del capítulo 8 del libro que nos ocupa. Las
últimas tres trompetas son llamadas AYES, a causa del terrible AY o calamidad
que pondrá fin a las fuerzas del mal sobre la Tierra. Tal declaración la
encontramos en el versículo
decimotercero del capítulo
ocho.
El primer ay, que es
también la quinta trompeta, está descrito en el capítulo 9, versículos 1 al 11. El poder que en esta ocasión causa
la destrucción de los hombres, procede del simbólico "abismo", el cual es
interpretado en Apocalipsis
17.8-14.
Dichos pasajes nos indican que el renacimiento del antiguo IMPERIO ROMANO es el
poder que emerge del "abismo", de cierta condición de existencia no visible al
mundo. El versículo 7 demuestra que
este futuro poder será una potencia BÉLICA y fascista. Está descrito como un
poder que tiene su asiento en un territorio hacia el norte y el oeste de la
Tierra Santa, pues las profecías siempre hablan desde el punto focal de esa
región.
El segundo ay, con sus
caballos y jinetes simbólicos, es interpretado por Ezequiel 38.4-15
y es mencionado también en Joel 2.4
como uno de los sucesos del día del Eterno. Se refiere a un tremendo poder
militar, situado directamente en el norte, que vendrá con un ejército de
¡200.000.000 de soldados! En estos mismos momentos la escena mundial está siendo
preparada rápidamente para hacer posible la creación de un ejército
"eurocomunista" con un poder arrollador. ¡Sí, ya es tiempo de despertar y
enterarnos de lo que está ocurriendo hoy, y de comprender el verdadero
significado del tiempo en que vivimos, y cuál será su fin!
Los dos testigos
Antes del tercer ay, el
cual es la última trompeta, aparecen dos testigos. Los hombres han dado toda
interpretación posible a estos testigos. Nótese el elemento cronológico. Ellos
terminan su misión (descrita en el capítulo 11) al finalizar el período del
segundo ay (versículos 12-14).
Su misión dura solamente tres años y medio. Y al contrario de lo que aseguran
algunas interpretaciones humanas, tal misión ni siquiera ha comenzado aún.
Dichos testigos estarán
dotados de protección sobrenatural, y antes que suene esta final trompeta,
proclamarán la última amonestación que por medio de instrumentos humanos Dios
dará a los perversos poderes de la Tierra.
Ellos serán asesinados
por la "bestia", símbolo del poder descrito en Apocalipsis 13 y 17, e identificado por Daniel 2 y 7 como la resurrección del antiguo
IMPERIO ROMANO.
Viene ahora el TERCER
AY: la séptima y última trompeta. ¿Qué ocurrirá cuando suene la fatídica séptima
trompeta?
La última trompeta
En muchas otras
profecías se menciona que la segunda venida de Cristo, el retorno literal,
corpóreo de Cristo, ¡ocurrirá al sonar la última trompeta! El mismo Jesús que
vino a la Tierra hace 1.900 años, que señaló el camino que lleva a la felicidad,
a quién los hombres menospreciaron y crucificaron y que fue resucitado de entre
los muertos y ascendió al cielo, ese mismo Jesús está por venir una vez más con
todo PODER Y GLORIA. ¡Vendrá como GOBERNADOR del mundo, como REY de todos los
reyes, como SEÑOR de todos los señores, para gobernar a todas las naciones y
para exigir, por la fuerza si se hace necesario, que todos sus súbditos tomen el
camino que lleva a la PAZ!
¡Su retorno ocurrirá
cuando suene la última trompeta! Encontramos tal declaración en 1 Corintios 15.52, 1 Tesalonicenses 4.16
y Mateo 24.31.
¡Sabemos por estas
profecías que la última trompeta anuncia la verdadera aparición de Cristo como
GOBERNADOR DEL MUNDO! Pero, ¿qué más nos dice? Notemos lo que acontece al sonar
la séptima trompeta.
"El séptimo ángel tocó
la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo
han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de
los siglos" (Apocalipsis 11.15).
¡Helo allí! Se anuncia
el establecimiento del GOBIERNO MUNDIAL de Cristo sobre todas las naciones.
Todos los gobiernos humanos de la Tierra caerán, bajo el divino poder del
Omnipotente. Los hombres nunca han deseado el gobierno de Dios, aunque es el
único que puede conducirlos a la paz, la felicidad y la alegría. Por eso vemos
aquí que los que lleven las riendas gubernamentales de las naciones estarán
airados. Habrán sido engañados por las falsas enseñanzas de los que sostengan
varias teorías sobre el retorno de Jesucristo; creerán que esa es la
manifestación del anticristo, por lo que pelearán contra Cristo y contra el
establecimiento de su gobierno sobre la Tierra.
Veamos lo que dice la
Escritura al respecto: "Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el
tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de
destruir a los que destruyen la tierra" (Apocalipsis 11.18).
Sí, cuando suene la
séptima trompeta, las naciones estarán airadas. Una vez más se proclama: "TU IRA
ha venido". La única cosa descrita con relación a la apertura de esta séptima
trompeta que pudiera constituir el tercer ay, es ¡LA IRA DE DIOS! Pero
recordemos que todas las trompetas son plagas producidas por la ira de Dios, que
son sus castigos para hacer volver en sí a este mundo inclinado a la maldad, y
para darle la felicidad y la paz que por sí solo no puede conseguir. ¡La séptima
trompeta es la consumación de esta ira!
Las siete plagas postreras
"Vi en el cielo otra
señal, grande y admirable; siete ángeles que tenían las siete plagas postreras;
porque en ellas , se consumaba la ira de Dios" (Apocalipsis 15.1).
En el versículo 10 del capítulo 14, se nos dice que estas siete
últimas plagas van a ser derramadas "delante de los santos ángeles y del
Cordero" ("Cordero" es una expresión simbólica que representa a Jesucristo).
Cuando Él venga para gobernar al mundo, le acompañarán todos sus santos ángeles
desde el cielo.
Tomemos nota de que en
la propia profecía de Jesús se indica que Él vendrá a gobernar, a tomar posesión
de su trono. Leamos: "Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los
santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán
reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros,
como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su
derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su
derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros
desde la fundación del mundo" (Mateo
25.31-34).
Jesucristo vendrá para
reinar. El Reino de Dios es un reino o gobierno que ejercerá dominio sobre todos
los demás reinos de la Tierra. Pero el Reino de Dios es también descrito por
Jesús, y a lo largo de la Biblia, como una familia que irá creciendo hasta
convertirse en una NACIÓN DIVINA, una nación compuesta de seres INMORTALES que
tendrá autoridad gubernamental sobre todo el mundo. Jesús dijo que el hombre
puede heredar el Reino de Dios, pero que es menester que primeramente sea
engendrado de Dios y que luego nazca de Dios. El apóstol Pablo dijo claramente
que la carne y la sangre, es decir los seres humanos mortales, no pueden heredar
el Reino de Dios. No se trata de un reino mortal ni humano. ¡Es un reino divino
dentro del cual seres humanos "pueden nacer al ser transformados de humanos en
divinos, de mortales en inmortales!
Tomemos nota de esto
ahora: Cuando el Salvador vuelva los muertos en Cristo serán resucitados a la
inmortalidad. Los que estén viviendo en Cristo (1 Corintios 15.50-54)
serán transformados, convertidos de mortales en inmortales, en un abrir y cerrar
de ojos. Habrán entonces nacido de Dios; habrán heredado el Reino de Dios. Jesús
dirá: "Venid benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros".
Jesucristo estará entonces sentado sobre su trono, en calidad de REY DEL MUNDO.
Cuando retorne, todos los santos ángeles vendrán del cielo con Él, y las siete
plagas postreras serán derramadas precisamente al tiempo de su venida, ¡de hecho
en la presencia misma de Cristo y de todos los santos ángeles!
Las importantes claves
Así pues, la séptima
trompeta, al igual que el séptimo sello, se divide en siete partes, llamadas las
siete plagas postreras. Las últimas siete plagas constituyen la séptima
trompeta, exactamente como las siete trompetas constituyen el séptimo sello.
¡Los siete sellos abarcan toda la profecía! Esta secuencia de acontecimientos es
una importante clave que descorre el misterio del Apocalipsis, el cual por tan largo
tiempo permaneció sellado.
Las siete plagas
postreras completan la ira de Dios. Estas son la séptima porción del séptimo
sello, y una parte muy importante del mismo. Muestran la segunda venida de
Cristo, quien traerá paz al mundo e impondrá el gobierno de Dios sobre las
naciones… ¡y Dios gobierna por medio de sus leyes!
Sí, Cristo es el
camino, ¡el único camino que lleva a la paz, la felicidad y la VIDA ETERNA! ¡No
hay otro!
El mundo ha desdeñado
ese camino, pero Cristo le compelerá entonces a encontrarlo. Dios ama al mundo y
por lo mucho que le ama, acudirá en su auxilio para salvarlo de la extinción
total.
Para concluir,
mencionaremos las demás claves que dan acceso a este maravilloso libro de Apocalipsis.
El capítulo 12 es una inserción en la parte
principal del relato. De la misma manera que el escritor hace una pausa en
cierto punto de su narración para devolverse y esbozar una escena diferente,
incluyendo diferentes caracteres y sucesos, que luego conecta con el hilo de su
historia, así Juan interrumpe su narración aquí y se remonta hasta la época
precedente al nacimiento de Cristo para escenificar la IGLESIA VERDADERA de
entonces (versículo 4), abarcando el
nacimiento, la resurrección y la ascensión de Jesús (versículo 5), y los 1.260 años de
persecución cuando la Iglesia verdadera fue obligada a huir más allá de los
límites del gobierno que organizó la persecución. La iglesia verdadera siempre
ha existido.
La iglesia del capítulo 17 es la gran iglesia falsa. Apocalipsis 12 nos relata la historia de
la Iglesia verdadera hasta el presente, cuando el diablo, sabiendo que tiene muy
poco tiempo (versículo 12), persigue
a la Iglesia verdadera, ilustrada como un remanente o un grupo muy pequeño en
número, y que guarda los mandamientos de Dios (Apocalipsis 17).
El capítulo 13 es otra inserción que
describe a la "bestia" simbólica y a la segunda "bestia" bicorne. El capítulo 14 muestra los mensajes de los
tres ángeles, proclamando la caída de "Babilonia", por el efecto de las siete
plagas postreras, y dando la amonestación contra la marca de la bestia que
ostentan quienes están en Babilonia por estar engañados.
Los capítulos 15 y 16 describen las siete plagas postreras,
las cuales son el tercer ay o la séptima trompeta. Estas son los juicios de Dios
contra el falso sistema de este mundo: "Babilonia" (Apocalipsis 18.4, 10).
Los capítulos 17 y 18 describen al revivido Imperio Romano
y a la gran iglesia falsa, que juntamente con sus hijas (17.5), engañan a todas las naciones (17.2, 15 y 18.3).
Israel está hoy en
Babilonia: ¡está engañada! Israel, la nación de Dios, se halla en Babilonia hoy,
al igual que la antigua Israel se hallaba en Egipto cuando las plagas de Dios
fueron derramadas sobre el pueblo del Faraón. Por eso Dios está llamándonos y
amonestándonos a fin de que salgamos de Babilonia (Apocalipsis 18.4), nos volvamos a Él y
empecemos a guardar sus mandamientos.
El capítulo 19 muestra la segunda venida de
Cristo. El 20 describe el reinado
milenial sobre la Tierra (Apocalipsis
5.10) y el juicio del gran trono blanco. Los capítulos 21 y 22 ilustran los nuevos cielos y la nueva
tierra hasta la eternidad.
¿Dónde nos hallamos hoy según la profecía?
¿Comprende usted en qué
etapa de la profecía nos encontramos hoy? Nos hallamos en un estado de guerra
fría, en la calma semi caótica que precede a la tempestad bélica más espantosa
que este mundo haya presenciado. ¡Pero algo muy especial fue profetizado para
hoy! Uno de los acontecimientos profetizados con relación a este libro de Apocalipsis esta llevándose a cabo en
estos momentos. En la gran profecía pronunciada por Jesús en el monte de los
Olivos (Mateo 24), profecía que es la
clave misma de los símbolos del Apocalipsis, los discípulos le
preguntaron a Jesús cuál sería la señal de su venida y del fin de esta era, ¡el
fin del mundo de nuestros días!
Jesús respondió que
muchos irían predicando en su nombre, proclamando que Él es el Cristo, y no
obstante, engañando al mundo en lo relativo a su evangelio, pero que ese no
sería el fin. Explicó que el hambre y la pestilencia que habrían de venir, no
constituirían la señal de su venida, ni del fin del mundo; que las series de
guerras mundiales tampoco habrían de ser un signo de su retorno, ni de la
consumación del siglo. Es en el versículo
14 donde encontramos su respuesta clara y enfática a este respecto.
Observemos el significado de dicho versículo: "Y será predicado este evangelio
del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces
vendrá el fin" (Mateo 24.14).
¡Helo allí! Jesús
proclamó el evangelio del REINO DE DIOS, es decir, las BUENAS NUEVAS DEL MUNDO
DE MAÑANA. Poco después salieron hombres proclamando a CRISTO, valiéndose de su
nombre y del prestigio que este conllevaba, pero engañando al mundo al suprimir
el MENSAJE que Él trajo a la Tierra. Pero ahora, en este tiempo cuando el fin de
la era se ha acercado, el mismo evangelio del Reino de Dios, que anuncia el
gobierno de Dios y que proclama que el hombre ha de nacer en la familia de Dios,
¡está siendo predicado ahora EN TODO EL MUNDO! Dicha profecía está siendo
cumplida por medio de las páginas de La Pura Verdad, nuestro Curso Bíblico por
Correspondencia y gran número de folletos como el que tiene en las
manos.þ