Las fiestas
santas de dios
por
Herbert W. Armstrong
¿Tiene
alguna importancia el hecho de que celebremos unas fiestas u otras… o ninguna?
¿Dice la Biblia que estamos obligados a santificar determinados días? ¿Fueron
tales días instituidos únicamente para la antigua Israel? ¿Son obligatorios hoy
sólo para el pueblo judío mientras los cristianos debemos guardar otras fiestas
tales como la Navidad?
Capítulo 1
¿CUÁLES SON LOS
DÍAS DE GUARDAR?
E |
L
CAPÍTULO
séptimo del libro de
Daniel contiene una
profecía asombrosa: el curso de los gobiernos gentiles durante dos mil
quinientos años a partir de esa fecha.
La profecía abre con el
antiguo Imperio Caldeo de Nabucodonosor y descubre los sucesivos reinos
mundiales: el Imperio Persa, el reino Greco-Macedonio de
Alejandro Magno con sus cuatro divisiones, y por último, el formidable Imperio
Romano. De la cabeza de una "bestia", que representa al Imperio Romano, salen
diez "cuernos", símbolos de las diez resurrecciones de dicho imperio…
resurrecciones que se han sucedido desde su caída hasta el momento actual y que
han de continuar hasta la venida de Cristo.
Entre los diez
gobiernos del mundo occidental a partir de la caída de Roma, surgió otro "cuerno
pequeño" que "parecía más grande que sus compañeros". En otras palabras, se
trataba de un gobierno más pequeño pero que dominaba a los demás. Los estudiosos
de las profecías reconocen en este "cuerno pequeño" a una gran jerarquía
religiosa. El versículo 25 de la misma
profecía dice que tal jerarquía "pensará en cambiar los tiempos y la ley".
Cómo se cambiaron los tiempos
Esta misma potencia se
menciona de nuevo en el capítulo 17 de
Apocalipsis, donde aparece reinando sobre
los reyes y los reinos del mundo y persiguiendo a los santos verdaderos.
¡Esta potencia ha cambiado los tiempos de todas las formas
posibles!
Dios comienza los días
al ocaso, pero el "pequeño cuerno" ha hecho que para todo el mundo los días
comiencen a la medianoche, de acuerdo con un reloj hecho por los hombres.
Dios comienza la semana
cuando toca a su fin el verdadero día de reposo, el séptimo de la semana, pero
el mundo inicia su semana laboral a la medianoche, el segundo día de la
semana.
Dios comienza el mes
con la luna nueva, pero el "cuerno pequeño" ha llevado al mundo a comenzar los
meses de acuerdo con un tosco calendario de origen pagano.
Dios comienza el año al
principio de la primavera en Jerusalén, cuando toda la naturaleza renace con
vida nueva, pero la antigua Roma de los paganos obligó al mundo a comenzar el
año en pleno invierno.
Dios concedió a sus
hijos un verdadero día de reposo para que mantuvieran siempre vivo el
conocimiento y el culto al Dios verdadero - una conmemoración
de la Creación divina - el séptimo día de
la semana. Sin embargo, por obra del "cuerno pequeño" el mundo se aferra al día
en que los paganos solían adorar al Sol: el primer día de la semana, el
domingo.
Orígenes paganos
El mundo se ha dejado
imponer las fiestas paganas de la antigua Roma. Entre ellas se cuentan varias
fiestas anuales: la Navidad, el Año Nuevo, la Semana Santa y otras muchas, que
han sido aprovechadas para estimular la venta de mercancías en todos los
comercios. Todo buscador sincero de la verdad, llegará a entender que estos días
son de origen y de significado paganos y sabrá que él, como cristiano, no puede
participar en su celebración.
¿Podría afirmarse,
entonces, que el verdadero cristiano de hoy no tiene que guardar ninguna fiesta
anual? ¿Es que Dios jamás dio a su pueblo días santos anuales además del día de
reposo semanal?
Ante todo, borraremos los prejuicios
Abramos la Biblia con
mente abierta y sincera, e investiguemos con honda devoción. Se nos dice que
estudiemos. No que discutamos ni que refutemos sino que ganemos la aprobación de
Dios, que nos enteremos de su voluntad. Como cristianos, se nos manda crecer
tanto en gracia como en conocimiento (2 Pedro 3.18). Todas las Escrituras nos han
llegado por inspiración divina y sirven para corregir y reprender cuandoquiera
que, por suposiciones, enseñanzas erradas o prejuicios, hayamos caído en el
error.
Casi todo el mundo cree
que los días de fiesta y de reposo anuales guardados por la antigua Israel han
sido abolidos. No obstante, la historia eclesiástica revela que la verdadera
Iglesia en sus principios continuó observando estos días santos, instituidos por
Dios, durante unos cuatrocientos años después de la resurrección.
De la manera que
aquellos que tienen por costumbre guardar el domingo suelen adoptar de antemano
una actitud de prejuicio hacia todo argumento que tienda a demostrar la validez
de la observancia del sábado semanal, considerando esos argumentos como
herejías, y si los examinan es sólo con el ánimo de refutarlos; asimismo, será
simplemente humano y natural, si no estamos prevenidos, recibir con espíritu de
prejuicio toda presentación de estos días de reposo anuales.
Sin embargo, no
olvidemos que "al que responde palabra
antes de oír, le es fatuidad y oprobio" (Proverbios 18.13). Por lo tanto,
sometámonos voluntariamente a Dios; entreguémonos con el corazón libre de
prejuicios, con la mente abierta y deseosa, no de ratificar nuestros propios
conceptos sino de encontrar la verdad. Con reverencia ante la Palabra sagrada,
pidamos humildemente a Dios que nos conceda la guía de su Espíritu Santo. Y en
esta actitud devota, sumisa, anhelante pero al mismo tiempo prudente y
cuidadosa, estudiemos esta cuestión, analizándolo todo.
Es preciso estudiarlo dos veces
Debemos advertir que en
la mente del lector surgirán algunas objeciones, pero todas ellas serán tratadas
y explicadas más adelante. Ahora bien, si el lector no está prevenido, cada
punto que vamos presentando será aparentemente desvirtuado por esas objeciones,
y cuando éstas encuentren explicación más adelante, ya los puntos mencionados no
los tendrá presentes. Así, será necesario releer toda la exposición desde el
principio.
Las objeciones serán
probablemente las mismas que suelen esgrimirse cuando se intenta echar por
tierra la verdad acerca del sábado semanal. Porque el sábado semanal y los
sábados anuales se mantienen o se caen juntos. Los argumentos empleados para
combatir al primero son los mismos empleados para combatir a los segundos, y si
fueran correctos y pudieran sostenerse, entonces sería abolido el sábado
semanal.
Argumentos tales como:
"Los sábados anuales son parte de la ley mosaica", o "Se ofrecían sacrificios en
los sábados anuales", o "Colosenses
2.16 anula los días de reposo
anuales" carecen de todo fundamento bíblico.
Porque los sábados
anuales no fueron parte de la ley mosaica sino que se instituyeron antes de ser
dictados los mandatos ritualistas de dicha ley. El hecho de que se ofrecieran
sacrificios en el sábado semanal no anula la observancia del mismo. Es de notar
que todos los días del año se
ofrecían sacrificios (Números 28.3).
Colosenses 2.16
se
refiere no sólo a los sábados anuales sino a los días anuales, a la luna nueva
mensual y también al sábado semanal. Cuandoquiera que la Biblia utilice la
expresión "días de reposo" con luna nueva y
días santos, está haciendo referencia a los sábados semanales, a los días de
luna nueva y a los días santos o días de fiesta anuales. En Colosenses
2.16 "días de reposo" quiere decir el
día de reposo semanal. Compare
1 Crónicas 23.31
con 2 Crónicas 2.4; 31.3; Esdras
3.5; Nehemías 10.33 y Ezequiel 46.3. Si la epístola a los Colosenses invalida lo uno,
entonces también abroga lo otro.
La Iglesia del Antiguo Testamento
¿Desde cuándo existe la
verdadera Iglesia? En Hechos
7.38 se habla de la "congregación en
el desierto". Esta palabra "congregación", que aparece en el
Antiguo Testamento, tiene exactamente el mismo significado de la palabra
"iglesia" empleada en el
Nuevo. Ambas corresponden a la palabra ekklesia ekklesia de la versión original griega
de los Setenta.
Israel era al mismo
tiempo iglesia y Estado. Como reino, fue gobernado durante años por un sistema
de jueces que tenían jurisdicción sobre 50, 100, 1.000, o más individuos, y más
tarde fue instituido un rey. Sin embargo, como congregación o iglesia, Israel
siempre estuvo organizado con un dirigente (Moisés, Josué, etc.) y los
sacerdotes de la tribu de Leví. La ley mosaica contenía aquellos preceptos
ritualistas o ceremoniales que se agregaron al Pacto Antiguo por razón de las
transgresiones. Estuvieron en vigencia hasta la llegada de Cristo y su objeto
era enseñar e inculcarle al pueblo el hábito de la obediencia. Se trataba de
ofrendas de carne y vino, diversos lavatorios, mandatos físico. También existían
los sacrificios como sustitutos del sacrificio de Cristo.
Anteriores a la ley de Moisés
En el capítulo 12 de Éxodo leemos que mientras
los hijos de Israel se hallaban aún en Egipto (es decir, mucho antes de haberse
dictado la ley mosaica y mucho antes de que Dios hubiese revelado a Moisés y los
israelitas que celebraría con ellos el Pacto Antiguo), los días de reposo
anuales ya se estaban observando.
En el capítulo 23 de Levítico hay un resumen de
estos días santos o fiestas fijas anuales.
Ahora bien, cuando Dios
creó el sábado para el hombre, le imprimió un gran significado y un objetivo. A
su Iglesia en el desierto le dijo que el sábado sería una señal entre Él y su
pueblo. Una señal de Dios es una prueba sobrenatural de identidad; es aquello
por lo cual sabemos que Él es Dios. ¿Cómo nos lo demuestra? "Porque en seis
días hizo el Eterno los cielos y la tierra… y en el séptimo día
reposó". Es una conmemoración de la
creación.
Y la creación es la
prueba de que Dios existe. La creación identifica a Dios. El sábado es una
conmemoración semanal de la creación. Un recuerdo constante del poder de
creación que tiene Dios. Por lo tanto, nos identifica a Dios y mantiene vivos en
nosotros el recuerdo y el culto del Dios verdadero. Ningún día fuera del séptimo
de la semana puede estar cargado de tanta significación. Fue instituido con el
fin de mantenernos fieles en rendir culto al único Dios verdadero - para librarnos de
la idolatría.
El objeto de los días santos
En forma análoga,
cuando Dios, en su sabiduría, instituyó siete sábados anuales para su Iglesia,
lo hizo con un gran propósito. Estos días también fueron dados para que los
hijos de Dios mantuvieran vivos el recuerdo y el culto de Dios al tener siempre
presente el grandioso plan divino para la redención de la humanidad. Porque
estas fiestas anuales representan las diversas épocas en el plan de la creación
espiritual: señalan los designios divinos y exponen su significado.
En estas fiestas
anuales se figuraba, año tras año, toda la historia de la regeneración
espiritual. Por ello, el simbolismo y el significado de estas fiestas revisten
una importancia vital.
Toda nación que ha
profanado el sábado semanal de Dios, ha perdido el conocimiento del verdadero
Dios y ha caído en la idolatría. Este es un hecho histórico. Sólo la nación que
guardó el sábado fue la única que mantuvo vivos la memoria y el culto del Dios
verdadero… y ello únicamente mientras guardó este día. Una vez que la antigua
Israel comenzó a profanar el sábado, ¡comenzó también a rendir culto a los
ídolos!
De la misma manera,
cuando en esta época del Nuevo Testamento las naciones han dejado de observar
los sábados anuales, han perdido el conocimiento del verdadero plan que tiene
Dios para reproducirse.
Las iglesias cristianas
no comprenden ni enseñan lo que es el pecado; no enseñan que debemos apartarlo
de nosotros. No saben lo que es el hombre, ignoran el propósito de la vida, lo
que significa nacer de nuevo y lo que es la presencia interior del Espíritu
Santo. No comprenden que la obra de la Iglesia de Dios hoy no es convertir al
mundo sino proclamar el Evangelio del Reino para testimonio, llevar una vida
dedicada a vencer el pecado y resistir hasta el final, y que los vencedores
reinarán con Cristo en calidad de reyes y sacerdotes.
No comprenden que
Cristo vendrá de nuevo, y quienes sí predican la segunda venida, ignoran su
verdadero significado y su finalidad. No tienen conocimiento ni concepto alguno
de la buena nueva del venidero Reino de Dios - la única buena
nueva o evangelio bíblico del Nuevo Testamento.
Por no entender estos
pasos esenciales en el verdadero plan de regeneración, las iglesias llamadas
cristianas enseñan que la Ley ha sido abolida. Enseñan la doctrina pagana de la
inmortalidad del alma, que a la muerte de la persona ésta va inmediatamente al
cielo o al infierno que la muerte es sólo vida.
¡Y todo es una
confusión!
Dios ordenó que sus
fiestas, o días santos, o sábados anuales, se guardasen año tras año ¡para siempre! Le pedimos al lector que
mantenga la mente abierta, pues demostraremos que esta obligación está vigente hoy.
Por este medio, Dios se
propone imprimir en la mente de sus hijos y por todos los tiempos, las verdades
representadas por estas fiestas anuales, y así mantener a su Iglesia siempre
enterada y advertida acerca de su plan.
La Pascua y los días de panes sin levadura
La mayoría de las
iglesias enseñan que Cristo llevó a término el Plan de Redención al ser
crucificado. Pero la muerte de Cristo fue sólo el primer paso en el
extraordinario plan de Dios para la regeneración del hombre. Encontramos la
eficacia de este gran sacrificio por primera vez en el Edén, cuando Dios mató un
cordero para cubrir con pieles la desnudez (símbolo del pecado) de Adán y Eva.
Encontramos su validez cuando Abel sacrificó una oveja en sustituto. Así, la
Pascua es el primero de estos acontecimientos que, año tras año, representan
para los hijos de Dios su grandioso plan.
Comprendámoslo.
Egipto es símbolo o
tipo del pecado. Así como el pueblo de Dios se encuentra hoy en "Babilonia" y
será librado cuando Dios haya derramado sobre ella sus plagas, así también
estuvo en Egipto y fue liberado cuando se derramaron las plagas.
Y así como quienes se
consideran hoy cristianos han sido engañados y han perdido el cómputo del
calendario divino, el conocimiento de los días santos de Dios y el verdadero
culto a Dios, así ocurrió con los hijos de Israel en Egipto.
Llevaban más de dos
siglos de penosa esclavitud en Egipto, donde desempeñaban trabajos forzados bajo
crueles capataces. Carecían de Biblia; no existía la Palabra escrita de Dios. No
les era permitido adorar al Creador tal como Él había ordenado. Debían laborar
siete días a la semana. Habían perdido de vista aun el verdadero sábado y por
eso Dios se lo reveló en el desierto de Sin (Éxodo 16).
La Pascua es sólo el comienzo
En aquella época, en
Egipto, también se había cambiado la fecha en que debía comenzar el año.
Por lo tanto, cuando
Dios sacó a su pueblo de Egipto (el pecado), le enseñó cuál era el calendario
correcto. Y así como la muerte de Cristo dio comienzo a nuestra salvación, Dios
dijo: "Este mes [en la primavera]
os
será el principio de los meses" (Éxodo 12.2).
Hay quienes, guardando
la Pascua, observan el comienzo de las fiestas divinas de la salvación, pero no
siguen adelante para ahondar en la "profundidad de las riquezas" de la gracia de
Dios que representan las fiestas subsiguientes. ¡Cristo no sólo es el autor o
iniciador de nuestra salvación sino también el consumador!
En el día décimo de
este primer mes, a los israelitas se les ordenó tomar un cordero sin defecto y
guardarlo hasta - no después de
- el día 14 de ese
mismo mes. Y al atardecer del día 14, entre las dos tardes (es decir, entre el
ocaso y la oscuridad), fue inmolado el cordero de la Pascua.
Esto tuvo lugar el día
14 y no después. La sangre del cordero fue derramada para simbolizar el futuro
sacrificio de Cristo. Aquella noche los israelitas comieron la carne. A la media
noche vino el ángel de la muerte, pero pasó por alto toda casa donde se encontraba
la señal de la sangre.
En este punto es
necesario tomar nota de ciertos detalles sumamente importantes, que quizá el
lector no haya advertido. Con ellos se demuestra que la Pascua debe guardarse el
día 14 y no el 15.
La Pascua es el 14, no el 15
Veamos Éxodo 12. Versículo
6:
se inmolará el cordero entre las dos tardes. Versículo 8: aquella noche
comerán la carne (aún es el 14). Versículos 9-11: se describe la
manera cómo debe asarse y comerse la carne (todavía es la misma noche del 14).
Versículo 12: "Pues yo pasaré
aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito" (la misma noche
del 14).
Semana
de las fiestas de Pascua y Panes sin Levadura | ||||||||||||||||||||||||||||
NISAN (ABIB) |
SIETE DÍAS DE
LOS PANES SIN LEVADURA |
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13 |
14 PASCUA |
15 SÁBADO
ANUAL |
16 |
17 SÁBADO
SEMANAL |
18 |
19 |
20 |
21 SÁBADO
ANUAL |
22 | |||||||||||||||||||
No-che |
Día |
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Consumido
el cordero pascual |
Œ |
‘ |
Israel
sale de la civilización y entra en el desierto egipcio (Éxodo 13.18, 20) | |||||||||||||||||||||||||
Los
israelitas reciben oro y alhajas de los egipcios (Éxodo 12.35-36) |
|
’ |
El
ejército del Faraón alcanza a Israel acampando en Pi-hahirot
(Éxodo 14.9) | |||||||||||||||||||||||||
Israel
sale de Egipto de noche (Deuteronomio 16.1) |
Ž |
“ |
Dios
guía a los israelitas por el Mar Rojo y los pone a salvo antes del
amanecer | |||||||||||||||||||||||||
Después
de celebrar la fiesta, llegaron a Sucot y celebraron el sábado semanal
(Éxodo 12.37) |
|
” |
Cantos
de Moisés y María. Gran celebración en el último de los días de los Panes
sin Levadura | |||||||||||||||||||||||||
El
Faraón se entera e que el pueblo ha huido (Éxodo 14.5) |
|
|
| |||||||||||||||||||||||||
Ahora leamos
cuidadosamente el párrafo que comienza con el versículo 21. Aquí encontramos
instrucciones detalladas sobre cómo había de untarse la sangre en los dinteles
de las puertas. Ello se hizo, como demostramos arriba, durante la noche del 14.
Leamos cuidadosamente el versículo
22: "…Untad el dintel y los dos
postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas
de su casa hasta la mañana". ¡Esto es muy importante!
Nadie podía salir de su casa aquella noche. ¡Los israelitas permanecieron
encerrados hasta la mañana siguiente! ¡Estuvieron dentro de sus casas toda la
noche!
Ahora pasemos al
versículo 29: A la medianoche
(del 14), Dios hirió a todo primogénito en Egipto. Versículo 30: Faraón se levantó
aquella noche… después de que el ángel de la muerte había pasado, desde luego,
es decir, después de la medianoche.
Hizo llamar a Moisés y
a Aarón. Ello tomó algún tiempo pero aún era de noche. Versículo 33: el pueblo egipcio
se daba prisa para sacar a los israelitas. Versículo 35: los israelitas
pidieron a los egipcios alhajas de plata y oro y vestidos, y los despojaron.
¿Cuándo? Ciertamente requirieron varias horas para pedir prestado de los
egipcios y despojarlos. Los israelitas habitaban en la tierra de Gosén alejados
de los egipcios. Además, se les había prohibido abandonar sus casas antes del
amanecer. Por lo tanto, tomaron prestado y despojaron durante las horas del día 14.
El éxodo 24 horas después de la Pascua
Ahora bien, tomemos
nota de algo muy importante: los israelitas no abandonaron la tierra de Egipto
hasta aquella noche: ¡el 15 de Abib! Notemos el párrafo compuesto por los
versículos 40-42: "…en el mismo día
todas las huestes del Eterno salieron de la tierra de Egipto. Es noche de
guardar para el Eterno, por haberlos sacado en ella de la tierra de Egipto. Esta noche deben guardarla para el
Eterno todos los hijos de Israel en sus generaciones". Ahora bien, ¿cuál es la noche
que debe guardarse? Aquella en que salieron de Egipto. Y no salieron durante el
día 14 sino cuando ese día había terminado: una vez puesto el sol, es decir, la
noche siguiente: ¡el 15 de Abib! Y esa noche, el 15 de Abib, debemos observarla
perpetuamente.
Los versículos siguientes, a
partir del 43, constituyen un
nuevo párrafo que se refiere de nuevo a la Pascua: el día 14.
Ahora veamos Deuteronomio
16.1. "Guardarás el mes de Abib, y
harás pascua al Eterno tu Dios; porque en el mes de Abib te sacó el Eterno tu
Dios de Egipto, de
noche". Aquí vemos claramente que los
israelitas no salieron de Egipto hasta entrada la noche. Y aquella noche no fue
la del 14 sino la del 15. ¿Hacen falta más pruebas?
Veamos ahora Números 33.3: "De Ramesés
salieron en el mes primero, a los quince días del mes primero; el segundo día de
la pascua salieron los hijos de Israel con mano poderosa, a vista de todos los
egipcios".
No puede ser más
claro.
Hay quienes sostienen
que el cordero fue sacrificado entre la tarde y el ocaso del 14, es decir,
alrededor de las 3 p.m. cuando estaba por terminarse el día; que lo comieron esa
noche del 15 (por lo cual afirman que ahora debemos tomar la pascua el 15
también) y que salieron de Egipto esa misma noche. Semejante teoría carece de
fundamento, porque no concuerda con las Escrituras concernientes ni con el
capítulo 12 del Éxodo.
Se había prohibido a
los israelitas abandonar sus casas aquella noche después de comer el cordero.
Permanecieron encerrados, en la tierra de Gosén hasta el amanecer. Entonces
fueron adonde sus vecinos egipcios, tomaron prestado de ellos y los despojaron.
Había millones de israelitas. Se requirió considerable cantidad de tiempo para
notificar a todos y cumplir lo ordenado. No podrían haber hecho todo esto
después de la medianoche, cuando Faraón se levantó, y tener tiempo aún para
abandonar Egipto esa misma noche. Los israelitas permanecieron en sus casas en
Gosén toda la noche, según leemos en Éxodo 12.10. Lo que quedara del
cordero asado hasta la mañana siguiente había de quemarse en el fuego. Ello
demuestra que permanecieron en sus hogares hasta el amanecer.
No abandonaron Egipto
hasta que terminó aquel día: hasta después de caer el sol otra vez: durante la
noche del 15.
A los 14 días, no después
Ahora, para conectar
otro punto esencial, pasemos a Números 28.16-17. "…a los catorce
días del mes [no después] será la pascua del
Eterno. Y a los quince
días [no antes] de este mes, la fiesta solemne; por siete días se
comerán panes sin levadura".
Levítico 23.5-6 dice otro tanto.
Notemos que la Pascua no es el 15 sino el 14. "A" los catorce días del mes no
quiere decir una vez que haya terminado el 14. Note también que la fiesta
mencionada aquí no es el 14 (si bien en otras partes se habla de la Pascua como
una fiesta), sino que el día de fiesta solemne es el 15. El periodo de siete
días comienza el 15. El 15 es el primero de los siete días de los panes sin
levadura.
Ahora bien, puesto que
toda levadura había de sacarse de las casas durante el día 14, éste llegó a
incluirse entre los días de los panes sin levadura ya en épocas del Nuevo
Testamento, pero cuando este es el caso, entonces la expresión "días de los
panes sin levadura" abarca ocho días. En el Nuevo Testamento este periodo de
ocho días se llama a veces La "pascua".
No obstante, el período
de siete días comienza el 15, una vez terminada la Pascua.
El día 14 es la Pascua, la primera solemnidad con que se inician las fiestas de Dios. Pero aquí no se está hablando de la fiesta de la Pascua. Dice que el 15 es la fiesta. Es preciso que distingamos claramente. El QUINCE es la FIESTA, y el 14 es la Pascua. Este día de fiesta solemne comienza cuando finaliza el día de la Pascua.
Ahora, teniendo este
concepto muy en claro, volvamos a Éxodo 12 y leamos a partir
del versículo 14: "Y este día os
será en memoria, y lo celebraréis
como fiesta solemne para el Eterno durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis. Siete
días comeréis panes sin levadura… el primer día habrá santa convocación".
¿Cuál es el día que se
establece como conmemoración… no una sombra, sino una conmemoración, una fiesta
que debía guardarse a perpetuidad? Es el día de la fiesta: "Lo celebraréis
como fiesta". Es el 15 de Abib, no el 14…
¡no la Pascua!
Este día es la fiesta
solemne, la conmemoración que ha de guardarse como sábado o santa convocación
para siempre. Se incluyen siete días y hemos demostrado que el período de siete
días comienza el 15, inmediatamente después de la Pascua. "En el mes
primero, a los catorce días del mes, será la Pascua… Y a los quince días de este
mes, la fiesta solemne… siete días" (Números 28.16-17).
Muchos han creído que
el día mencionado en esta Escritura, y ordenado para siempre, fue la Pascua.
Pero no es así, sino el 15.
Ahora bien, este día
(el 15) se establece como santa
convocación. Veamos en el diccionario. "Convocar" es hacer venir. Es una reunión
de gente cuya presencia es ordenada bajo poder y autoridad. Una "convocación
santa" es una reunión por autoridad divina para fines de culto. El sábado
semanal es una convocación santa, lo mismo que el día 15 de Abib. Se exige
nuestra presencia por el poder y la autoridad de Dios.
Continuemos con el
versículo 16: "El primer
día
[primero de los siete, o 15 de Abib] habrá santa convocación, y
asimismo en el séptimo día [21 de Abib] tendréis una santa
convocación… Y guardaréis la fiesta de
los panes sin levadura, porque en
este mismo día [el 15 de Abib] saqué vuestras
huestes de la tierra de Egipto; por tanto, guardaréis este mandamiento en
vuestras generaciones por costumbre perpetua" (Éxodo 12.16-17).
¡Ya lo hemos visto!
Antes de la ley ceremonial de Moisés, el día establecido como sábado o
convocación santa para siempre, es el día de fiesta, el mismo día en que los
israelitas salieron de Egipto. Y aquel día no fue el 14 sino el 15 (Números 33.3).
Este día es una
conmemoración, no una sombra de la cruz. ¡Es una memoria de la liberación
israelita de Egipto, la cual simboliza para nosotros la liberación del
pecado!
Para que tengamos
siempre presente el grandioso hecho de que, habiendo sido perdonados nuestros
pecados por la sangre de Cristo (hecho que se representa el día 14), no debemos
detenernos allí, y permanecer en pecado, ¡sino que debemos huir del pecado! ¿Con
qué objeto habíamos de guardar el día 14, que simboliza la remisión de los
pecados pasados, si luego rechazamos la fiesta de los panes sin levadura que
representa nuestra separación del pecado, los siete días de los panes ácimos que
denotan la completa ausencia del pecado, o, en otras palabras, ¡la observancia
de los Mandamientos!
No fue abolido con el Antiguo Pacto
Notemos que el período
abarcado por los días de los panes sin levadura incluye dos sábados solemnes. La
observancia de este período fue establecida a perpetuidad, cuando los israelitas
se hallaban aún en Egipto, y antes de que se dictara o escribiese una sola
palabra de la Ley ceremonial de Moisés. ¡Antes de que Dios hubiese propuesto
siquiera el Antiguo Pacto!
¡Ni la ley, mosaica ni
el Antiguo Pacto pueden abolir lo que no instituyeron! El versículo 17 dice muy
claramente: "Guardaréis la fiesta de los
panes sin levadura… por costumbre perpetua". Esto incluye todo el
periodo.
Lo anterior basta para
demostrar que los días santos y los siete días de los panes sin levadura son
obligatorios hoy y para siempre.
Ahora bien, si estos
textos se refieren al día 15 y no al 14, como se ha demostrado aquí sin lugar a
dudas, ¿entonces es o no la Pascua una ordenanza perpetua? ¡Desde luego que sí!
Pero los textos citados arriba no se refieren a la Pascua sino a la fiesta. El
párrafo que comienza en Éxodo
12.21 se refiere nuevamente a la
Pascua, y el versículo 24 la establece para
siempre
El propósito de la festividad
Enterémonos ahora del
profundo significado que todo esto encierra. ¿Por qué ordenó Dios estos días de
fiesta? ¿Cuál fue su gran propósito? Leamos Éxodo 13, versículo
3: "Y Moisés dijo al pueblo:
Tened memoria de este día, en el cual habéis salido de Egipto". Este fue el 15 de
Abib. Versículo 6: "Siete días
comerás pan sin leudar, y el séptimo día será fiesta para el Eterno… se hace
esto con motivo de lo que el Eterno hizo conmigo [una conmemoración]
y te
será como una señal [es decir, con un significado
para el futuro] sobre tu mano, y como un
memorial delante de tus ojos [tiene que ver tanto con
obras como con la voluntad. ¿Por qué?], para que la ley del Eterno
esté en tu boca… por tanto, tú guardarás este rito".
¿Ha captado usted el
maravilloso significado? ¿Comprende usted el extraordinario propósito de Dios?
La Pascua representa solamente la muerte de Cristo para remisión de los pecados
pasados (Romanos 3.25. El aceptar su
sangre no perdona los pecados que cometamos en el futuro; no nos da licencia
para continuar en el pecado. Por lo tanto, al aceptarla, se nos perdonan
nuestros pecados sólo hasta ese momento: los pecados del pasado).
Pero, ¿nos detendremos
allí, habiendo logrado únicamente el perdón de nuestros pecados pasados? Todavía
somos carne y hueso, todavía seremos asediados por la tentación. El pecado nos
ha tenido en sus garras; hemos sido sus esclavos, ¡y somos impotentes para
librarnos de él!
Hemos estado sujetos al
pecado. Comprendamos todo lo que ello significa.
El pecado se aparta
¿Hasta qué punto
abandonaremos el pecado? No parcialmente sino por completo. Y, así como la
levadura es también símbolo del pecado (1 Corintios 5.8) - la levadura se
hincha, y también el pecado - y, así como el
siete es el número divino que simboliza lo completo o cabal, ¡debemos seguir la
Pascua con siete días de panes sin levadura!
La Pascua sola no nos
da el simbolismo ni el significado completos. La Pascua representa aceptación de
la sangre de Cristo para la remisión de los pecados pasados. Representa al
Cristo crucificado y muerto.
¿Dejaremos a Cristo,
simbólicamente, pendiendo de la cruz? Los siete días de los panes sin levadura
enseguida de la Pascua representan el apartarse totalmente del pecado, la
observancia de los Mandamientos una vez perdonados los pecados del pasado.
Representan la vida y
obra del Cristo resucitado, quien ascendió al trono de Dios donde se encuentra
ahora obrando activamente por nosotros, como nuestro sumo sacerdote que nos
limpia del pecado y nos libra totalmente de su poder.
Guardar sólo la Pascua
y no los siete días de los panes sin levadura significa simbólicamente aceptar
la sangre de Cristo y continuar en el pecado. Significa afirmar erróneamente que
la Ley ha sido abolida, que estamos únicamente bajo gracia, una gracia que nos
da licencia para continuar pecando.
Los siete días de la
fiesta de los panes sin levadura representan el cumplimiento de los
Mandamientos, o en otras palabras, la expulsión del pecado.
La verdadera Iglesia de
Dios ha de tener estas fiestas, la primera de las cuales es un conmemorativo que
simboliza nuestro rescate del pecado, en su mano derecha y en su frente, como
señal de Dios, a fin de que guarde sus mandamientos. Y puesto que la frente es
la sede del intelecto y simboliza aceptación mientras la mano derecha simboliza
el trabajo, tenemos esta señal de Dios al aceptar la verdad respecto a los días
santos y los días de los panes sin levadura, y al no trabajar en estos días
santos. El sábado semanal no es la única señal de Dios (Éxodo 31.12-17). ¡Los sábados
anuales lo son también!
Es maravillosa la forma
como este mandato representa el plan de redención. Recuerdo que cierto año,
durante el último de estos sábados, el 21 de Abib, cierta ama de casa comentó
que había encontrado media tajada de pan leudado detrás de algunas cosas en su
hogar durante los días de los panes sin levadura. Sobra decir que la sacó de la
casa inmediatamente.
Otra me relató que
había encontrado media lata de polvos de hornear cuya existencia ignoraba. Otra
descubrió una tajada de pan y un poco de levadura. Las tres se habían deshecho
de tales cosas inmediatamente.
¡Cuán fielmente vi
reflejada aquí la vida real! ¡Cuántas veces ocurre que, creyéndonos apartados
del pecado, descubrimos pecados o hábitos ocultos que no creíamos tener o que
considerábamos ya superados! Tenemos que expulsarlos y sobreponernos a ellos en
cuanto los descubramos.
La representación perfecta
Pero ahondemos más en
el análisis de esta extraordinaria representación. Los hijos de Israel salieron
de Egipto durante la noche del 15 de Abib; de la misma manera, nosotros debemos,
por voluntad propia, salir del pecado en cuanto hayamos aceptado la sangre de
Cristo. Así como ellos comenzaron por sus propios medios, nosotros debemos
comenzar también.
Sin embargo, no se
habían alejado mucho cuando Faraón los persiguió (Éxodo 14.5-7). Si Egipto es
muestra del pecado, entonces Faraón debe representar a Satanás; las huestes de
Egipto, a los demonios de Satanás.
Mientras los hijos de
Israel permanecieron en Egipto, fueron esclavos de Faraón, impotentes y
sometidos a sus capataces lo mismo que el pecador se halla bajo el poder del
diablo. Pero una vez que aceptaron la sangre del cordero, entonces Dios actuó y
en consecuencia Faraón se vio obligado a soltar a Israel. Cuando nosotros aceptamos la sangre de Cristo,
Dios actúa y el diablo tiene que soltarnos.
Así como los israelitas
salieron con mano poderosa (Números 33.3), con gran júbilo y exultación
por haber sacudido el yugo, también el individuo engendrado de nuevo como
cristiano comienza su vida de cristiano transportado en nubes de felicidad y
regocijo. Pero, ¿qué le sucede?
El diablo y el pecado
se lanzan inmediatamente a la caza de este nuevo hijo de Dios, y el cristiano
novato pronto se halla profundamente descorazonado y tentado a abandonarlo todo
y darse por vencido.
Veamos, a partir del
versículo 10, de Éxodo
14, lo que ocurrió a los
israelitas. En cuanto se vieron perseguidos por el formidable ejército egipcio,
perdieron el ánimo y el miedo se apoderó de ellos. Comenzaron a rezongar y
quejarse. Vieron la imposibilidad de escapar de Faraón y sus huestes, porque
eran éstos demasiado poderosos. Se hallaban impotentes. Otro tanto nos ocurre a
nosotros.
¡Nuestra fuerza no basta!
Sin embargo, veamos el
mensaje que Dios les envió a través de Moisés: "No temáis; estad firmes, y
ved la salvación que el Eterno hará hoy con vosotros; porque los egipcios… nunca
más para siempre los veréis. El Eterno peleará por vosotros". ¡Qué
maravilloso!
Hallándonos
desfallecidos e indefensos, se nos manda estar firmes y ver la salvación del
Señor. Él peleará por nosotros. Nosotros no podemos vencer a Satanás ni al
pecado, pero Él sí. Es el Cristo resucitado, nuestro Sumo Sacerdote, quien nos
limpiará, nos santificará, nos librará… Él, que prometió no abandonarnos
jamás.
Nosotros, con nuestra
propia fuerza, somos incapaces de guardar los Mandamientos. ¡Pero Cristo dentro
de nosotros, sí los guarda! Debemos confiar en Él.
Notemos el versículo 19. El ángel que iba
delante de los israelitas se colocó luego a sus espaldas, entre ellos y su
enemigo para protegerlos. Entonces Dios separó las aguas del mar Rojo, y los
hijos de Israel entraron, "teniendo las aguas como muro
a su derecha y a su izquierda" (versículo 22). En Isaías 55.1 y en Juan 7.37-39, las aguas son
símbolo del Espíritu Santo.
Las aguas vivas de Dios
son para nosotros un muro a la derecha y a la izquierda que nos guían por el
camino acertado, abren el sendero y nos protegen. Pero cuando Faraón y su
ejército intentaron seguir detrás de Israel y penetraron en esta vía creada por
la mano divina, las mismas aguas los cubrieron tal como el Espíritu Santo
elimina y cubre nuestros pecados, ¡y los israelitas no los volvieron a ver! ¡Qué
escena tan extraordinaria!
Antes no había sacrificios
Hemos visto, pues, cómo
la fiesta de los panes sin levadura, lo mismo que la Pascua, se ordenó e
instituyó para siempre desde antes del Antiguo Pacto. Seamos invariables al
respecto. Se nos dice que éstas aparecen en la Ley de Moisés. Nosotros
respondemos que existieron desde antes de la Ley de Moisés, que perduraron en el
Nuevo Testamento y que, por lo tanto, son obligatorias hoy.
Notemos especialmente
que al principio no se ofrecían sacrificios; no había ningún mandato respecto a
carne ni libaciones en aquellos días. Veamos Jeremías 7.22-23. Estos festivales
no se establecieron con el fin de que se ofrecieran sacrificios, como suponen
algunos erróneamente. Estos días santos son conmemoraciones, y con esta palabra
se denominan muy claramente en dos ocasiones. ¿En qué Escrituras se dice
claramente que el sábado es una conmemoración? (Veamos también Levítico
23.24.)
También el sábado
existió antes de la ley mosaica. Fue santificado al Señor antes de dictarse tal
ley.
Cuando se instituyó la
Ley de Moisés, con sus mandatos sobre sacrificios y ofrendas de carne y vino,
tales sacrificios y tales ofrendas se establecieron temporalmente, hasta que
llegara Cristo. Algunos se efectuaban diariamente, otros el sábado semanal,
otros el primer día de cada mes y otros en cada uno de los días santos
anuales.
¡Pero debemos señalar
un hecho importante! Siempre que encontramos la institución de estos sacrificios
y ofrendas de carne y vino para los días santos, vemos que se instituyen también
para el sábado semanal. Los mismos capítulos de la ley mosaica que los añaden a
las fiestas anuales los añaden igualmente a los sábados semanales.
Hay quienes sostienen
que los sacrificios ordenados para tales días anulan los días, ¡pero si fuera
así, el argumento sería igualmente aplicable para el sábado! Si el argumento
abroga lo uno, abroga lo otro también. Los predicadores dominicales afirman que
estos sacrificios anulan la observancia del sábado. Nosotros lo negamos. ¿Por
qué? Porque la observancia del sábado existió antes de que se añadieran los
sacrificios. Otro tanto puede decirse de los días santos. ¡Estos también se
establecieron antes de la ley ritualista de Moisés.
Los sacrificios en el sábado semanal
Leamos Números 28 y
29: Primero, los holocaustos
diarios, el sacrificio "de mañana y
tarde". Segundo, en los versículos 9-10, holocaustos de
carne y libaciones cada día de reposo. Tercero, versículos 11-12, al comienzo de
cada mes. Por último, del versículo
16
hasta el final del capítulo
29, los sábados anuales.
Ahora bien, sabemos que
estos holocaustos y libaciones eran simbólicos y que se abrogaron después. Pero
¿han sido abrogados los siete días de la semana? ¿Ha sido abrogado el sábado
semanal? ¿Se anuló el primer día de cada mes? A los ojos de Dios, no. Entonces
tampoco fueron anulados los días santos del Señor.
Los sacrificios eran
simbólicos y temporales; se establecieron con la Ley Mosaica y se abolieron con
ella. Pero los días en que se efectuaban no se establecieron con la ley mosaica
ni se abolieron con ella.
¡Los días son de guarda
obligatoria para siempre! ¡Así como el sábado es una conmemoración, también lo
son los días santos!
Ordenado en el Nuevo Testamento
Ahora veremos en el
Nuevo Testamento el mandato de guardar estos días de fiesta anuales; es un
mandato más claro y más directo que cualquiera para el sábado semanal.
Veamos de nuevo
Números 28.16-17: "Pero en el mes
primero, a los catorce días del mes, será la pascua del Eterno. Y a los quince
días de este mes, la fiesta solemne; por siete días se comerán panes sin
levadura".
Esta fiesta no era el
14 sino el 15. El 14 era la Pascua; por la noche se mataba el cordero y durante
el día se hacían los preparativos para la fiesta (Mateo 27.62; Marcos 15.42; Lucas 23.54;
Juan 19.14). Notemos que en tiempos de
Jesús los judíos celebraban la Pascua suya un día después, siguiendo la
tradición de los ancianos (Juan 18.28).
Es importante que este
punto quede muy claramente establecido, porque si es cierto (y realmente lo es),
entonces todos estos días son obligatorios aún, no sólo por la autoridad del
Antiguo Testamento sino también por el Nuevo.
Veamos Mateo 26.5. Los principales
sacerdotes y los escribas, conspirando para matar a Jesús, dijeron: "No durante la
fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo". Se dieron prisa para tomarlo
y matarlo el día antes de la fiesta, es decir el 14 de Abib (Nisán).
En Marcos 14.2 se narra lo mismo.
Ahora bien, para establecer que la fiesta era el día después de la festividad de
la Pascua, y que se trataba del día de reposo solemne, el día después de que
Cristo fue crucificado, leamos Juan 13.29: "Porque algunos
pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que
necesitamos para la fiesta". Ello demuestra sin lugar a
dudas que la fiesta era al día siguiente, el 15 de Abib (Nisán), tal como
afirman positivamente todas estas Escrituras. Para informaciones adicionales
sobre este tema de vital interés, pida nuestro libro gratuito ¿En qué días ocurrieron la
crucifixión y la resurrección?
Ahora analicemos
cuidadosamente 1 Corintios 5.7-8. Muchas iglesias
han aplicado esto a la Pascua. Sin embargo, no se refiere a la Pascua ni dice
que se trate de ella. Estudiemos la Escritura con voluntad y devoción a fin de
averiguar exactamente qué dice:
"Porque nuestra pascua, que
es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta". Tómese nota. Puesto
que Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado, entonces nosotros, los del
designio del Nuevo Testamento, debemos
guardar, no la Pascua aquí, que fue el 14, sino la fiesta que era el 15
- el día de reposo
solemne de Juan 19.31 - un día santo
anual. Y en un sentido más amplio, la fiesta incluía todos los siete días de los
panes sin levadura, entre ellos el segundo día santo o día de reposo: el 21 de
Abib (Nisán). ¡No podemos negarlo si realmente acatamos a Dios y su Palabra!
Está allí, expuesto en lenguaje muy claro, en el Nuevo Testamento. Cristo fue
crucificado; ya no es necesario inmolar el cordero, como símbolo, pero sí hemos
de celebrar la fiesta. El 14 fue la Pascua pero el día 15 de ese mes es la
fiesta. No apliquemos estas palabras a la Pascua, ya que dice "la fiesta".
Pablo y la Iglesia del Nuevo Testamento guardaban los días de los panes
sin levadura
En el Nuevo Testamento
consta fielmente que la Iglesia de hecho celebraba estas fiestas.
En Hechos 20.6 dice: "Y nosotros, pasados los días de los panes sin
levadura, navegamos de Filipos". Es claro que Pablo y sus
compañeros habían observado los días de los panes sin levadura en Filipos, pues
de lo contrario el Espíritu Santo jamás habría inspirado semejantes
palabras.
Leamos también
Hechos 12.3-4: "Eran entonces
los días de los panes sin levadura". ¿Por qué se habían de
mencionar aquellos días si a los ojos de Dios hubiesen dejado de existir?
Notemos que esto no lo
expresó un ignorante en la materia. Es Dios todopoderoso quien habla a través de
la inspiración del Espíritu Santo. Esto fue años después de la crucifixión. Los
días de los panes sin levadura aún existían; de no ser así, el Espíritu Santo no
podría haber inspirado: "Eran entonces los días de
los panes sin levadura".
Capítulo 2
LO QUE USTED DEBE
SABER SOBRE EL PENTECOSTÉS
E |
S
ESTE EL ÚNICO "día de salvación"? La mayoría
de las iglesias enseñan que los que mueren antes de "ser salvados", antes de la
segunda venida de Cristo, jamás recibirán la salvación.
Imaginan que se está
desarrollando actualmente una gran contienda entre Cristo y Satanás. Piensan que
Cristo vino a salvar al mundo y que a través de todas las iglesias está luchando
desesperadamente por lograr ese cometido.
Por otra parte, el
astuto y taimado Satanás hace todo lo posible por evitar que la gente sea
"salvada". Y parecen creer que la contienda tiene un plazo fijado.
Ya se aproxima la
segunda venida de Cristo, pero cuando Él regrese a la Tierra en persona se verá
impotente, totalmente incapaz de salvar al mundo de las garras de Satanás…
porque entonces "será demasiado tarde". "El periodo de prueba habrá terminado",
según palabras de una secta.
Estas enseñanzas
muestran a un Satanás mucho más poderoso que Dios.
La respuesta revelada
La Iglesia de Dios del
Nuevo Testamento se fundó en el sábado anual llamado "Pentecostés" o "fiesta de
las primicias", que cayó en un primer día de la semana. También se denomina la
"fiesta de las semanas".
Como veremos ahora, la
Iglesia del Nuevo Testamento continuó guardando este sábado anual año tras año.
Dios instituyó dicha festividad para su pueblo a fin de revelarle y de
mantenerlo constantemente informado de que el designio actual es meramente la
primera "siega de almas".
Tal como se ha
explicado, Dios instituyó sus días santos anuales con un propósito: que sus
hijos tuvieran siempre presente y entendieran el gran plan divino.
Para este fin, Dios
empleó las siegas anuales de la antigua Israel como representación de la siega
espiritual de almas.
En la Tierra Santa se
producen dos cosechas al año. Primero, la siega de granos en la primavera, y
luego la de otoño. Los días santos de Dios tienen por objeto figurar para su
Iglesia, año tras año, el hecho de que sólo aquellos llamados por Él mismo
durante esta época podrán convertirse en sus hijos engendrados ahora. Y nosotros
somos apenas los primeros frutos, o las primicias, de la gran siega
espiritual.
La gavilla
Volvamos al pasaje
central donde se resumen todos los días santos: Levítico 23.
En este capítulo
encontramos todas las fiestas de Dios
proclamadas como santas convocaciones. Primero se cita el día de convocación
semanal, el sábado, el séptimo de la semana. A partir del versículo 4 se enumeran las
fiestas anuales, fiestas de reunión obligatoria, "a las cuales convocaréis
en sus tiempos".
La primera de ellas es
la Pascua, seguida de los días de los panes sin levadura con sus dos sábados
anuales. En el versículo 9 comienzan las
instrucciones para la ofrenda de la gavilla.
Los israelitas no
podían recoger nada de esta primera cosecha de grano hasta el día citado
(versículo 14). Luego, el día después del
sábado semanal, durante los días de los panes sin levadura, en una ceremonia
solemne del sacerdocio levítico (los ritos eran meros sustitutos y por eso no se
practican hoy), se cortaba la primera gavilla y se presentaba al sacerdote,
quien la mecía solemnemente delante de Dios para que fuese aceptada por Él.
Esto representa al
Cristo resucitado ascendiendo al
cielo para ser aceptado por su padre como el primer ser humano realmente nacido
de Dios: ¡la primicia de la primera siega de almas! Si comparamos Juan 20.17 con Mateo 28.9, veremos que Cristo
se presentó ante el Padre a la mañana siguiente de su resurrección (1 Corintios 15.20; Romanos 8.29; Colosenses
1.15, 18). La ofrenda de la gavilla
tenía lugar el primer día de la semana, la mañana después del sábado durante los
días de los panes sin levadura.
Cómo calcular el Pentecostés
Enseguida viene el
Pentecostés. La palabra es de origen griego y aparece en el Nuevo Testamento
pero no en el Antiguo. Significa "quincuagésimo (día)". En el Antiguo Testamento
esta festividad se llama "Fiesta de las primicias" y "Fiesta de las
semanas".
Tomemos nota de las
instrucciones que comienzan en Levítico
23.15: "Y contaréis desde el día que sigue al día
de reposo, desde el día que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete
semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo
contaréis cincuenta días". ¡Este quincuagésimo día es el
Pentecostés!
"Y
convocaréis en este mismo día santa convocación; ningún trabajo de siervos
haréis; estatuto perpetuo en
dondequiera que habitéis por vuestras
generaciones" (versículo
21).
Los demás días santos o
festividades caen siempre en días o meses específicos. Pero este día de reposo
anual debe establecerse contando. Es muy sencillo y muy claro.
Es de suma importancia
que calculemos el día correctamente. Sólo éste ha sido santificado por el
Creador. ¿Qué habría ocurrido si cuando se fundó la Iglesia de Dios los
apóstoles hubiesen contado mal? "Cuando llegó el día de
Pentecostés" (Hechos
2.1) en vez de estar todos unánimes juntos, habrían estado
desunidos, pues algunos habrían guardado el día anterior y otros estarían
esperando hasta el día siguiente.
Los fariseos, que hacia
la mitad del primer siglo D.C. obtuvieron el control total sobre el culto
judaico, calcularon a partir del día después del primer sábado anual, y así dejaron de contar para
señalar el Pentecostés. De esta manera, su fiesta de Pentecostés siempre caía en
un día fijo: el 6 de Siván, tercer mes del calendario hebreo. Pero los fariseos
estaban equivocados.
Antes de aquella época,
las fiestas en Jerusalén habían estado bajo el control de los sumos sacerdotes
de la familia de Boeto que eran saduceos. Los boetianos contaban siempre a
partir de la mañana siguiente al sábado semanal, que caía dentro de los días de
los panes sin levadura. Esta información histórica ha sido preservada en el
Misnáh, que se cursó por
escrito alrededor del año 200 D.C:
Colosenses
2.16
Colosenses
2.16 se escribió a manera de
advertencia para los cristianos gentiles de Colosas con el fin de
protegerlos contra falsos maestros, los cuales desvirtuaban insidiosamente
el mensaje de Pablo. Note lo que el apóstol escribió: "nadie os
juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o
días de reposo" (Colosenses
2.16). En el griego
original, las palabras "en comida o en
bebida" son en broosei broosei y en posei posei, que significan
"en el comer y en el
beber". En ninguna parte
se habla de eliminar la Ley de Dios ni sus días santos. En estos
versículos no se deroga nada. Todo lo contrario: el hecho de que se
criticara a los colosenses respecto a su celebración de estos días
demuestra que verdaderamente los estaban celebrando. ¿Cómo se les podía
criticar "en cuanto
a" días que no estaban
guardando? Los colosenses,
anteriormente paganos, nunca antes habían observado estos días. Fueron
paganos hasta el día de su conversión. Después de haber escuchado el
Evangelio comenzaron a celebrar las fiestas que Dios santificó. Pablo les
advierte que no vuelvan a sus
viejas costumbres paganas ni se dejen influenciar por ellas - las
costumbres de quienes odiaban la Ley de Dios y sus festividades.
"Por tanto, nadie os
juzgue…" (versículo
16) en estas cosas, dijo
Pablo, "pero [sino, es la
traducción correcta] el cuerpo es de Cristo"
(Colosenses
2.17, última
parte). Este versículo ha
perturbado a muchos. Sin embargo, tiene una explicación lógica. La palabra
es aparece en bastardilla en algunas versiones, porque no consta en el
texto original griego, el cual solamente dice "sino el cuerpo de
Cristo". ¿Qué es el cuerpo de
Cristo? ¿Cómo emplea Pablo esta expresión en Colosenses? Lea el capítulo
1. En el versículo 18
encontramos que Cristo
"es la cabeza del
cuerpo que es LA IGLESIA" Vea también Colosenses 2.19. La verdadera
Iglesia de Dios es el cuerpo de Cristo. Así como el Espíritu de Dios moró
en el cuerpo terrenal de Jesucristo, el Espíritu Santo mora hoy en cada
miembro de la Iglesia y juntos los miembros constituyen un cuerpo, el cual
realiza la misma obra que Cristo realizó. Así, ¡la Iglesia es el cuerpo de
Cristo hoy! Y Cristo es la cabeza lo mismo que el marido es cabeza de la
mujer (Efesios 5.23). En la carta a los
colosenses Pablo declara que ninguna persona desautorizada debe juzgar la
conducta de un verdadero cristiano. No es el hombre quien determina cómo
debemos vivir, sino que es responsabilidad de la Iglesia, el cuerpo de
Cristo, determinar sobre estas cosas. La Iglesia ha de enseñar cómo se
guardan las fiestas, y explicar el significado del dominio propio en las
comidas y las bebidas, etc. Estos versículos
tan poco comprendidos deberían traducirse más claramente: "Por tanto,
nadie os juzgue… sino el cuerpo de Cristo". Que el Cuerpo de Cristo
juzgue sobre estas materias de la Iglesia.þ |
"Los boetianos dicen:
'La gavilla no se corta al final del día de la fiesta [el primero de los siete
días de los panes sin levadura], sino al final del siguiente día sábado
regular'" (Menahoth, 10, 3).
El conocimiento del
punto de partida correcto para contar hasta el Pentecostés se había transmitido
de generación en generación de sacerdotes desde tiempos inmemoriales. Y el
cálculo se hizo correctamente durante todo el tiempo que ellos mantuvieron el
control sobre el Templo y sus ritos. También los samaritanos y los caraítas
(secta judía que data del siglo octavo D.C.) han mantenido la costumbre de
contar a partir del sábado semanal, el séptimo día de la semana.
Un día domingo
Si contamos desde el
día en que se mecía la gavilla, ese domingo sería el día número uno y siempre
terminaríamos en domingo también… pero NO siempre sería la misma fecha del mes.
Esto es algo que debe "contarse" cada año. Ni en el calendario hebreo (bíblico)
ni en el romano que se usa hoy, puede señalarse una fecha fija del mes para el
día de Pentecostés.
Citamos nuevamente el
Misnáh, donde se refiere a
la costumbre correcta que se había seguido en Jerusalén antes de que los
fariseos tomaran el control: "[Los boetianos dicen:] el Pentecostés siempre cae
el día después del sábado" (Chagigáh, 2, 4).
Esto deja muy en claro
el significado de Levítico
23.15-16: "…siete semanas cumplidas serán. Hasta el
día siguiente del séptimo día de
reposo contaréis cincuenta días".
Deuteronomio 16.9
La manera de contar
hasta el Pentecostés aparece quizá más claramente en Deuteronomio 16.9-10. "Siete semanas contarás; desde que
comenzare a meterse la hoz en las mieses comenzarás a contar las siete semanas. Y harás la fiesta solemne
de las semanas [Pentecostés]…"
Este modo de contar
también se menciona en Números
28.26: "Además, el día de las
primicias [Pentecostés], cuando presentéis
ofrenda nueva al Eterno en vuestras
semanas, tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis".
Puesto que se contaban
siete semanas, la festividad de Pentecostés llegó a conocerse también como la
"fiesta de las semanas" (Deuteronomio 16.10), y aun se menciona
en el Nuevo Testamento como "el día de las
semanas". Aunque la mayoría de las
versiones oscurecen el significado de la expresión al traducirla "día de
reposo", el día al cual se refieren
Lucas 4.16, Hechos 13.14 y
Hechos 16.13 realmente es el
Pentecostés.
Lucas, compañero de
Pablo, es el autor de los tres pasajes donde se habla del "día de las
semanas", aunque también se vale del
término "Pentecostés" en otras partes.
¿Por qué? Recordemos que Pentecostés significa realmente "quincuagésimo (día)". Cuandoquiera que
Pablo o Lucas escribieran "Pentecostés", no estaban
nombrando un día sino contando el día quincuagésimo.
Significado del Pentecostés
La Pascua simboliza el
sacrificio de Cristo para la remisión de nuestros pecados, y los días de los
panes sin levadura representan la expulsión del pecado. El Pentecostés
representa la primera parte de la siega espiritual, el llamamiento de la
Iglesia, de los llamados. Esto, para el designio del Nuevo Testamento, se inició
un día domingo: el día de Pentecostés, 17 de junio del año 31 D.C. Aquel día, el
Espíritu Santo llegó a morar dentro de la carne tal como profetizó Joel.
El quincuagésimo día
(Pentecostés), en la época del Antiguo Testamento, se sacaban de las
habitaciones de la congregación dos panes para "ofrenda mecida" (Levítico 23.17, 20), como primicias
para Dios. De la misma manera, la Iglesia del Nuevo Testamento fue cosechada de
este mundo, como primicia de su salvación, en cumplimiento del simbolismo de los
panes mecidos.
Todos los que hayamos
sido convertidos formamos parte de esta Iglesia del Nuevo Testamento. Formamos
parte de lo simbolizado por aquellos panes.
Y así como la gavilla se levantaba y se mecía,
figurando la ascensión de Cristo al cielo y su regreso, de la misma manera se
levantaban y mecían los panes como
símbolo de que nosotros también abandonaremos esta Tierra, durante un momento,
cuando subamos "a recibir al Señor en el
aire" (1 Tesalonicenses
4.16-17) para luego
regresar con Él al monte de los Olivos, donde comenzará su gobierno milenial
(Hechos 1.11; Zacarías 14.3-4).
La mayoría aún sin llamar
Dios no ha repudiado a
su pueblo, Israel, sino que les cerró los ojos durante cierto tiempo para que, a
través de su caída, fueran salvados los gentiles. Estos, a través de Cristo, son
injertados individualmente o adoptados espiritualmente en la familia de Israel
(Romanos 11).
Este es el designio
cuando Dios llama a un pueblo para su nombre, para que sean reyes y sacerdotes y
reinen sobre la Tierra con Cristo durante mil años (Apocalipsis 5.10).
"Después de esto [después de este
designio de sacar de los gentiles un pueblo para su nombre] volveré
[promete Dios. ¿Para qué?]
Y
reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo
volveré a levantar [Cristo, no los
hombres]".
¿Con qué propósito?
"Para
que el resto de los hombres busque al Señor". (Hechos 15.14-17. ¡Estudie esto de
nuevo!)
Durante la época
eclesiástica actual, Los descendientes de la antigua Judá y de la antigua Israel
están ciegos. Luego, Cristo regresará y entonces el resto de los hombres, tanto
Israel enceguecida como los gentiles, buscará al Señor, cuando Satanás esté
encadenado y Cristo gobierne como Rey de reyes y Señor de señores.
Quienes constituyan la
primicia de su salvación reinarán con Él, inmortalizados, como reyes y
sacerdotes en la maravillosa obra de construir una nueva civilización.
Durante la época actual
la mayoría de los israelitas continuarán ciegos hasta que hayan entrado todos los
gentiles; y así (Romanos 11.26) todo Israel será salvado del
pecado; porque el Libertador, Cristo, vendrá de Sion. Todo Israel se arrepentirá
y será salvo. ¿Cómo? Porque Cristo apartará la impiedad de los israelitas
mortales al perdonar sus pecados.
Ahora, en este
designio, Israel no ha creído y el tabernáculo de David ha caído (Romanos 11.31-32), a fin de que
ellos, también, alcancen entonces misericordia, por la misericordia concedida a
los gentiles y a los pocos "elegidos" de Israel, en esta época y que entonces
serán reyes y sacerdotes con Cristo.
¡Cuán extraordinario es
el plan de redención divino, cuando lo comprendemos y lo vemos representado en
estas fiestas anuales!
Sólo la primera siega por ahora
En Santiago 1.18 y Romanos 8.23, por ejemplo, los
santos de este designio son llamados las primicias de la salvación de Dios. Tal
designio, y la selección de estas personas para portar su nombre, comenzaron el
día de Pentecostés, la fiesta que representa, cada año, este magno
acontecimiento, este gran designio "misterioso" en el plan de redención.
Notemos también que
estas festividades, los panes sin levadura y el Pentecostés, caen al comienzo
del año, y que los grandes hechos que ellos simbolizan tuvieron lugar en el
comienzo del plan de salvación.
La serie de días santos
que llegan al FINAL del año simboliza hechos extraordinarios en el plan divino,
los cuales aún no han sucedido, pues tendrán lugar al final del designio. Todos
caen dentro del séptimo mes, ¡y con su cumplimiento se introducirá el séptimo
milenio desde la creación! Las iglesias de este mundo enseñan que es misión de
la Iglesia salvar a la humanidad. Nos dicen que todos los que han de ser salvos
lo serán ahora, en el designio actual. Enseñan que el "período de prueba" SE
CIERRA a la segunda venida de Cristo o antes.
Si eso fuera cierto,
¡qué fracaso sería el plan divino! Son muy, muy pocos los que realmente han sido
salvados en este designio. La tercera parte de los seres humanos que hoy habitan
la Tierra ni siquiera han oído pronunciar el único nombre por el cual podemos
ser salvados. ¿Será posible, pues, que la mayoría de los hombres estén perdidos
para toda la eternidad… condenados porque jamás tuvieron la oportunidad de
escuchar el mensaje de salvación? El concepto más generalizado es que Dios ha
repudiado a Israel, su pueblo, y que éste se halla perdido y condenado para
siempre. Si estuvieran guardando los días santos anuales, que son obligatorios
eternamente y que sí fueron observados fielmente por la Iglesia del Nuevo
Testamento, como consta en el Libro de los
Hechos y en la historia
eclesiástica, entonces habrían comprendido claramente el maravilloso plan
divino.
No es nuestra misión
convertir al mundo entero en esta época sino revelar el Evangelio. ¿Cuál
Evangelio? La buena nueva del Reino. ¡La buena nueva de los mil años de
restitución de todas las cosas, cuando regrese Cristo a reinar, investido de
gran poder y gloria!
Debemos entender que en
esta era Israel ha sido cegado parcialmente - pero sólo hasta
que se cumpla el designio para con los gentiles. Durante esta era, sólo una
minoría de los gentiles: de los chinos, de los pueblos de Rusia y la India, han
escuchado siquiera el nombre de Cristo.
La buena nueva del
Reino venidero debe ser predicada como testimonio. Muchos han sido llamados
durante esta época, pero muy pocos han sido escogidos y son aun menos los que
han permanecido fieles hasta el final.
Los individuos
escogidos para su nombre serán inmortalizados y reinarán durante los mil años
del gobierno de Dios en la Tierra. Entonces será quitada la ceguera de Israel,
que perdurará hasta que toque a su fin la época de los gentiles. Los cielos
recibieron a Jesús hasta el tiempo de restitución de todas las cosas.
Todos los hasta
entonces redimidos, desde aquel día de Pentecostés, 17 de junio del año 31 D.C.,
serán sólo las primicias del plan de salvación. Este designio, pues, consiste en
escoger sólo las "primicias" de quienes han de ser salvos. Estos están bajo
prueba para que, cuando califiquen para ocupar los puestos de reyes y sacerdotes
en el Reino, lleven a cabo, entonces sí, la completa salvación del mundo.
Cuando Cristo regrese
Entonces sí, el Eterno alzará su mano
para recobrar el remanente de su pueblo, Israel (Isaías 11.11).
Entonces sí, "el Eterno vendrá con fuego,
y… juzgará con fuego y con su espada a todo hombre… Y pondré entre ellos señal,
y enviaré de los escapados [escapados de estas plagas]
de
ellos a las naciones [gentiles]… que no oyeron de
mí, ni vieron mi gloria; y
publicarán mi gloria entre las naciones" (Isaías 66.15-16,
19).
Entonces sí, "saldrán de Jerusalén aguas
vivas", y las naciones gentiles que
no escucharon antes "subirán de año en año para
adorar al Rey, al Señor de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos.
(Zacarías 14.16).
Entonces sí, "Vendrán muchas naciones, y
dirán: Venid, y subamos al monte [nación] del Eterno… y nos
enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la
ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno. Y él juzgará entre muchos pueblos, y
corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para
azadones… no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la
guerra… En aquel día, dice el Eterno…
el Eterno reinará sobre ellos en el monte de Sion desde ahora y para siempre"
(Miqueas 4.27). Estas palabras no
se aplican a la Iglesia de Dios ahora sino a la gloriosa época del Reino,
después del regreso de Cristo. ¡Cuán extraordinario es el plan de
redención!
Adán pecó. Todos hemos
pecado. Desde Adán hasta nuestros días, contemplamos la historia del hombre sin
Dios; la historia del sufrimiento y el fracaso de la humanidad.
Y así Dios, en su
enorme sabiduría, ha permitido que los hombres se demuestren a sí mismos lo
pecadores que son, ¡lo inútiles que son sin la ayuda divina!
Llegará el momento en
que, por fuerza, aprenderemos la lección: que sólo cuando Dios mismo emprenda la
salvación de los hombres, enviando a Jesucristo a reinar con vara de hierro,
podrá ser realmente salvado todo el mundo. Así pues, quienes están siendo
salvados ahora son las primicias de la salvación, y tendrán el gran honor de
actuar como ayudantes de Cristo en la maravillosa obra de redención en aquel
Reino.
Este es el verdadero
plan divino de redención, tal como se nos enseña desde el Génesis hasta el Apocalipsis. ¡Y es totalmente
contrario a las enseñanzas populares! Sin embargo, este es el plan simbolizado
por los días santos anuales. Si las iglesias hubiesen observado fielmente estas
fiestas, ¡jamás habrían perdido de vista el plan, ni habrían caído bajo el
engaño de los predicadores falsos!
La Iglesia de Dios del Nuevo Testamento guardaba el Pentecostés
La verdadera Iglesia de
Dios continuó guardando no sólo los días de los panes sin levadura y la Pascua
sino también el Pentecostés. Ello consta en 1 Corintios 16.8; Hechos
20.16.
Si no hubiesen estado
reunidos en santa convocación el primer Pentecostés, cuando todo lo que había de
ser abolido ya no estaba en vigencia, ¡entonces no constara en la Biblia el
hecho sublime que se narra en el segundo
capítulo de los Hechos!
Ahora bien, una
convocación santa significa una reunión de la Iglesia convocada bajo autoridad
absoluta. Busque la palabra "convocación" en el diccionario. Es una reunión
donde se ordena, bajo autoridad, que todos estén presentes. El sábado es una
convocación santa semanal. Por lo tanto, se nos ordena que nos reunamos en ese
día. Cada una de estas fiestas anuales es una convocación santa. La Iglesia del
Nuevo Testamento cumplió con este mandato. ¿Lo hacemos nosotros?
Capítulo 3
LA FIESTA DE LAS
TROMPETAS
"Y |
HABLÓ EL ETERNO… diciendo:… En el mes séptimo,
al primero del mes, tendréis día de reposo, una conmemoración [no una sombra] al son de
trompetas, y una santa convocación. Ningún trabajo de siervos haréis" (Levítico 23.23-25).
Aquí se figura el
siguiente gran acontecimiento en el plan de redención de Dios, cuando Cristo
vendrá de nuevo entre nubes, con voz de mando, con voz de arcángel, y con
trompeta de Dios (1 Tesalonicenses 4.14-17). Será "a la final
trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados
incorruptibles, y nosotros [todos] seremos
transformados" (1 Corintios
15.52).
Si Cristo no regresara
a resucitar a los muertos, entonces jamás ganaríamos la vida eterna. Si no
existe la resurrección, "entonces también los que
durmieron en Cristo perecieron" (1
Corintios 15.18).
Al sonar la séptima y
última trompeta, Cristo intervendrá directamente en los acontecimientos
mundiales (Apocalipsis 11.15-15). La trompeta es
símbolo de guerra. Cristo vendrá en una época de guerra mundial, ¡época en que
las naciones estarán airadas! Una vez terminada la obra de segar las primicias
(figurada en el Pentecostés) al final de la era actual, entonces Cristo
comenzará a reedificar el tabernáculo de David (Hechos 15.16) y alzará otra vez su mano
para recobrar el remanente de su pueblo (Isaías 11.11), para buscar y reconocer a sus
ovejas perdidas que los ministros de las iglesias no han buscado ni salvado
durante este período (Ezequiel 34.1-14).
¡Entendamos exactamente
cuándo esto tendrá lugar! "Acontecerá también en aquel
día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido
esparcidos [Israel]… y adorarán al
Eterno en el monte santo, en Jerusalén" (Isaías 27.13).
¿Cuándo será reunida Israel? Al son de
la trompeta, a la segunda venida de Cristo. Muchas iglesias, por haber olvidado
la fiesta de las trompetas, creen que el regreso de una parte de los judíos a la
Tierra Santa y el establecimiento de la nación hoy llamada Israel constituyeron
el cumplimiento de esta profecía.
El próximo gran suceso
en el plan de redención será la intervención directa de Cristo en los
acontecimientos mundiales.
Y quizás esta gloriosa
segunda venida tenga lugar, cualquiera que sea el año, en este mismo día de la
fiesta de las trompetas. ¿Quién lo sabe? No podemos asegurarlo; sin embargo, la
posibilidad existe. La crucifixión tuvo lugar el día de la Pascua. ¡Ese día
precisamente! El Espíritu Santo vino para escoger las primicias de la salvación
el día de Pentecostés. Si los 120 discípulos no hubiesen observado aquel sábado
anual, si no se hubiesen reunido en convocación santa ¿podrían haber recibido la
bendición que es la presencia interior del Espíritu Santo? Jesús nos advierte
repetidas veces que estemos atentos a su regreso. ¿Será posible que si no
estamos observando la fiesta de las trompetas tal como la Iglesia de Dios estaba
observando el Pentecostés en el siglo primero, no estaremos listos y no podremos
subir a recibirlo? Esto es algo que, desde luego, no afirmamos. No podemos
afirmarlo. Pero sí planteamos la pregunta. ¿No es una posibilidad? Accedamos
humilde y voluntariamente a caminar obedientemente en la luz.
La fiesta de las
trompetas es días de gozo - y es santo para el
Señor, lo mismo que el sábado semanal (Nehemías 8.2, 9-12).
El día de expiación, o el ayuno
Ahora veamos Levítico 23.26, 27, 31,
32. "También habló EL ETERNO…
diciendo… a los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis
santa convocación, y afligiréis vuestras almas [ayuno]… Ningún trabajo
haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que
habitéis. Día de reposo será a
vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la
tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo". ¡Asombroso misterio! ¡La
unificación con Dios! ¡El hombre por fin hecho uno con su Creador!
Nuevamente, en el
capítulo 16 de Levítico,
versículos 29 y 31, donde se explica el simbolismo
del día de la expiación, encontramos que éste fue instituido como día de reposo
santo que debe guardarse para siempre: "Y esto tendréis por estatuto
perpetuo: En el mes séptimo a los diez días del mes, afligiréis vuestras almas,
y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros…
Día de reposo es para vosotros, y
afligiréis vuestras almas; es estatuto perpetuo".
También en Levítico
23.32, la expresión "de tarde a tarde
guardaréis vuestro reposo". Todo observante del sábado
cita este pasaje para demostrar que el mismo comienza al atardecer. Si lo
creemos, ¿entonces por qué no guardar el sábado al cual se refiere el mismo
texto - el sábado solemne
del día de expiación, que fue establecido a perpetuidad? ¿Es lógico que citemos
constantemente este texto para demostrar cuándo debe comenzar el sábado y luego
rehusemos guardar precisamente el día de reposo al cual se refiere?
Significado del día de la expiación
El día de la expiación
nos presenta un acontecimiento grandioso que tendrá lugar después de la segunda
venida de Cristo. El mundo lo ignora porque no ha comprendido el significado de
estos sábados anuales que son santos para Dios. ¡No ha guardado estos días como
recuerdo constante del plan de redención divino!
El simbolismo se expone
en el capítulo 16 de Levítico,
donde se narran los hechos del
día de la expiación tal como se efectuaban antes de la crucifixión.
Versículo 5: "Y de la
congregación de los hijos de Israel [Aarón, o el sumo
sacerdote] tomará dos machos cabríos
para expiación".
Versículo 6: El sumo sacerdote
ofrece una expiación por sí y por su casa.
Versículos 7 y
8: "Después tomará los dos
machos cabríos, y los presentará delante del Eterno, a la puerta del tabernáculo
de reunión. Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por
el Eterno, y otra suerte por Azazel".
Ahora bien, es preciso
detenernos en este punto y ahondar en los detalles porque es un pasaje que ha
sido mal comprendido. Existen diversos puntos de vista y opiniones, conceptos y
explicaciones al respecto. Por lo tanto, cualesquiera que hayan sido nuestras
convicciones anteriores, estudiemos con la mente abierta y libre de prejuicios,
para examinarlo todo. ¡Nuestra meta es hallar la verdad!
La clave de la
explicación radica en el significado de la palabra Azazel, que no aparece en ninguna otra
parte del Antiguo Testamento. El Comprehensive Commentary
dice: "Spencer, ciñéndose a
las opiniones más antiguas de hebreos y cristianos, opina que Azazel es el
nombre del diablo, y lo mismo opina Rosen". El One Volume Commentary
afirma: "Se entiende por
Azazel, el nombre de uno de esos demonios malignos".
Símbolos de Cristo y Satanás
Los dos machos cabríos
eran, desde luego, símbolos. Notemos que era preciso echar suertes para decidir
cuál era apto para representar a Cristo y cuál a Azazel. Hay quienes dicen que
AMBOS eran aptos, pero las Escrituras no lo afirman. No lo demos por hecho.
Ahora bien, "echar suertes" es una ceremonia
religiosa sagrada por medio de la cual se apela a Dios para que Él decida sobre
un asunto dudoso. Se trata de un acto sobrenatural de Dios.
Observemos que los
hombres eran incapaces de decidir cuál macho cabrío era apto para representar a
Cristo. ¡Era preciso apelar a Dios para que Él decidiera! "Una suerte por el
Señor, y otra suerte por Azazel". La suerte que era por el
Señor simbolizaba a Cristo. La otra no era para el Señor y no simbolizaba a
Cristo, sino a Azazel: ¡A Satanás! Estas palabras sugieren que Azazel es el
nombre de un ser… ¡un ser que es el antítesis de Cristo!
El macho cabrío que
Dios escogía para representar a Cristo era inmolado - como lo fue
Cristo. En cambio, el escogido por Dios para representar a Azazel no era
sacrificado sino que se enviaba, vivo, al desierto. No era un macho cabrío
resucitado, símbolo de Cristo resucitado, puesto que no moría. El desierto
adonde se enviaba no figuraba el cielo, adonde fue Cristo. El cielo no es un
desierto.
Una vez escogido por
Dios el macho cabrío que representaría a Cristo y el que representaría a Azazel,
el sumo sacerdote degollaba el becerro (versículo 11) para expiación suya. Después tomaba brasas de fuego e
incienso aromático y entraba con ellos "detrás del
velo",
en el lugar Santísimo, y rociaba la sangre del becerro ante el propiciatorio,
símbolo del trono de Dios, el cual estaba sobre el testimonio (la ley). Esto lo
debía hacer el sumo sacerdote a fin de purificarse para oficiar y para
representar a Cristo como sumo sacerdote. En el antitipo esto ya no se hizo, por
cuanto Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, no requería semejante purificación.
Ahora el sacerdote
levítico se hallaba listo para oficiar.
El macho cabrío
escogido por Dios para representar a Cristo, se degollaba en expiación por el
pueblo. De esta manera, el macho cabrío llevaba sobre sí los pecados del pueblo,
tal como Cristo en la cruz tomó sobre sí nuestros pecados, de una vez por todas.
Sin embargo, Cristo resucitó de entre los muertos y ascendió al trono del Padre
en el cielo.
Ahora bien, de acuerdo
con la ceremonia levítica, ¿qué o quién representaba desde ese punto en adelante
al Cristo resucitado que ascendió al cielo? Algunos dicen que el macho cabrío de
Azazel. Veamos. El Cristo resucitado, quien se halla a la diestra de Dios en el
cielo (1 Pedro 3.22), es llamado ¡nuestro sumo
sacerdote!
¿Cuál era el símbolo
terrenal del trono de Dios? ¡No el desierto adonde fue enviado el macho cabrío
vivo! El símbolo terrenal del trono era el propiciatorio en el Lugar
Santísimo.
Cristo, después de
muerto y resucitado, fue al propiciatorio celestial para interceder por nosotros
como nuestro sumo sacerdote. "…penetra hasta dentro del
velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para
siempre según el orden de Melquisedec" (Hebreos 6.19-20).
Preguntamos de nuevo:
¿Qué o quién, en la ceremonia levítica del día de la expiación, simbolizaba al
Cristo resucitado, a nuestro sumo sacerdote que penetró hasta dentro del velo al
trono de Dios en el cielo? Uno de los machos cabríos había sido degollado:
representaba al Cristo muerto y ya no podía representar al Cristo resucitado. El
Cristo muerto no fue nuestro sumo sacerdote, puesto que el sacerdocio levítico y
su sumo sacerdote continuó vigente hasta que Cristo resucitó de entre los
muertos, subió al cielo y fue hecho sumo sacerdote según el orden de
Melquisedec. El Cristo resucitado sí se convirtió en sumo sacerdote. ¿Y quién
representaba este papel en las ceremonias levíticas que se repetían cada año en
este día santo eterno? ¡Es enteramente obvio! ¡El sumo sacerdote levítico, no el
macho cabrío que representaba a Azazel!
El
sumo sacerdote -
símbolo de Cristo
Una vez muerto el macho
cabrío degollado, ¿quién penetraba
detrás del velo y presentaba la sangre de la víctima inmolada ante el trono
simbólico de Dios?
Levítico
16.15: "Después [el sumo
sacerdote] degollará el macho cabrío en
expiación por el pecado del pueblo, y [simbolizando ahora la obra
del Cristo resucitado] llevará la sangre detrás del
velo adentro… y la esparcirá sobre el propiciatorio… Así purificará el
santuario".
Así pues, el sumo
sacerdote que llevaba la sangre detrás del velo, hasta el propiciatorio, era
quien simbolizaba al Cristo resucitado quien, en forma figurativa, llevó su
propia sangre detrás del velo hasta el trono de Dios en el cielo, para allí
interceder por nosotros como nuestro sumo sacerdote. Ciertamente, está
clarísimo.
El macho cabrío
degollado representaba al Cristo crucificado. El sumo sacerdote, al tomar la
sangre y llevarla detrás del velo al propiciatorio en el Lugar Santísimo,
símbolo del trono de Dios, representaba y cumplía la obra del Cristo resucitado,
quien ascendió a la diestra de la Majestad, desde donde intercede como nuestro
sumo sacerdote. ¿Cómo es posible seguir enseñando que el macho cabrío de Azazel
representaba la obra del Cristo resucitado? ¿Acaso éste llevó la sangre de
Cristo detrás del velo, hasta el propiciatorio?
El sumo sacerdote, al
ir detrás del velo hasta el Lugar Santísimo, simbolizaba el regreso de Cristo al
cielo, y su tarea dentro del lugar sagrado simbolizaba la obra de Cristo, quien
durante estos 1.900 años ha intercedido por nosotros, presentando su sangre
derramada delante del propiciatorio en el cielo. Después, ¿qué hacía el sumo
sacerdote para representar lo que hará Cristo a su regreso a la Tierra?
"Cuando hubiere acabado
de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar, hará traer el macho cabrío vivo; y
pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará
sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y
todos sus pecados, poniéndolos así sobre
la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre
destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades
de ellos a tierra inhabitada, y
dejará ir el macho cabrío por el
desierto. Después… Aarón… lavará… su cuerpo con agua… El que hubiere llevado
el macho cabrío a Azazel, lavará sus vestidos, lavará también con agua su
cuerpo, y después entrará en el campamento" (Levítico 16.20-26).
El macho cabrío Azazel no expía nuestros pecados
¡Aclaremos este
punto!
¿Existe la justicia
divina? ¿No es Dios, un Dios tanto de justicia como de compasión y misericordia?
¿Quién es el verdadero autor de nuestros pecados? El diablo es el autor de
nuestros pecados y nuestra condenación, así como Cristo es autor de nuestra
salvación. Cristo tomó sobre sí nuestras culpas, nuestros pecados, como
sacrificio de reemplazo inocente. Él fue víctima inocente. Nos amó y se entregó
a la muerte por nosotros. Nuestras culpas, nuestros pecados, fueron llevados
sobre Cristo y nadie más… y Dios los perdona cuando nos arrepentimos y aceptamos
su sacrificio. Pero, ¿se ha hecho con ello justicia cabal?
La verdadera causa y el
verdadero autor de aquellos pecados es Satanás el diablo. ¿Es justo que Cristo
cargue con una culpa que no es suya mientras el diablo sale libre? ¿No es más
lógico pensar que en el gran plan de Dios se hará justicia total colocando
aquella culpa encima de quien corresponda?
Es preciso hacer una
distinción muy cuidadosa. Cristo llevó sobre sí nuestros pecados. Porque hemos
sido culpables aunque el diablo haya sido la causa original de todo el mal. Sin
embargo, la justicia exige que Dios ponga en la cabeza del diablo su propia
culpa - no la culpa
nuestra, sino la del diablo - por tentarnos a
caer en el pecado. Nosotros también fuimos culpables, pero Cristo cargó con
nuestra culpa. No obstante, nuestros pecados, siendo culpa del diablo también,
¡deben recaer sobre él!
Ahora veamos otro
punto. El macho cabrío de Azazel se lleva los pecados del pueblo que ya han sido
perdonados… que ya han sido totalmente pagados por el sacrificio de Cristo, lo
cual fue representado al degollar al macho cabrío inocente antes de colocar esos
mismos pecados sobre el macho cabrío vivo. Con la muerte del macho cabrío
inmolado se pagaron estos pecados.
El verdadero autor de
todo pecado es el diablo. ¿Podremos, entonces, ser unificados con Dios mientras
se halle entre nosotros el instigador del pecado? ¿No es evidente que primero
debe ser echado fuera? ¿Podría haber justicia divina si la porción de su culpa
por nuestros pecados no recayera sobre su propia cabeza? ¿Es justo que Cristo
cargue con la culpa del diablo además de la nuestra? Ya Cristo llevó sobre sí
nuestros pecados, pero ¿es necesario que los continúe llevando? ¿No deben ser
apartados totalmente de nosotros y aun de la presencia de Dios?
Así pues, la inmolación
del primer macho cabrío y el derramamiento de su sangre expone visiblemente el
medio de reconciliación con Dios, a través del sacrificio sustituto de una
víctima inocente. De la misma manera, la expulsión del segundo macho cabrío
cargado con aquellos pecados, cuya expiación fue representada por el primero,
expone de manera igualmente clara el efecto producido por ese sacrificio: ¡la
total remoción de aquellos pecados expiados, que no aparecerán más ante la
presencia de Dios!
Satanás el acusador
Satanás es el acusador
de los hermanos. Su poder sobre los hombres se fundamenta en el pecado. Cuando
todos estos pecados, obra suya, recaigan nuevamente sobre él, una vez que Cristo
nos haya librado de ellos, ¡entonces Satanás habrá perdido su dominio sobre
nosotros! ¡No podrá acusarnos más!
Así, pues, como la
aceptación de la sangre del primer macho cabrío (Cristo) simbolizaba la
propiciación total y el perdón de los pecados de Israel, así el mandar fuera a
Azazel cargado de esos pecados expiados simboliza la eliminación completa de
todos los pecados, la liberación del pueblo, por medio de la expiación, del
poder del adversario.
Si bien el sacrificio
de la víctima inocente fue el medio para reconciliarnos con Dios, no constituía
en sí una justicia cabal.
El echar fuera al
segundo macho cabrío muestra la expiación final, al colocar los pecados sobre el
autor de los mismos, y muestra también el hecho de quitar los pecados y su autor
de la presencia de Dios y su pueblo, librando así al pueblo totalmente del poder
de Satanás. Antes de poner fin a este tema, debemos notar que después de colocar
las manos sobre el macho cabrío vivo, Azazel, Aarón debía lavarse antes de
ponerse en contacto con el pueblo. También el "hombre destinado para
esto"
(Levítico 16.21, 26) debía lavar sus
vestidos y su cuerpo después de tocar al macho cabrío de Azazel y antes de
presentarse ante el pueblo. ¡El simbolismo ciertamente implica que habían estado
en contacto con el diablo!
Notemos también que el
acto de colocar estos pecados expiados y perdonados sobre la cabeza del macho
cabrío vivo no tiene lugar hasta después de que el sumo sacerdote regresa del
Lugar Santísimo detrás del velo. Por lo tanto, ¡se trata de un acontecimiento
que tendrá lugar después del regreso de Cristo a la Tierra!
Si el macho cabrío vivo
simbolizara al Cristo resucitado, entonces los pecados que Cristo llevó sobre sí
en la cruz serían colocados por manos de otro (representado por el sumo
sacerdote) nuevamente sobre Cristo, después de resucitado. ¿Guarda esto una
lógica? ¿Tiene algún sentido la teoría de que el macho cabrío de Azazel sea
Cristo? No lo tiene. En cambio, el significado verdadero es claro y sencillo,
todas las partes encajan perfectamente, y no tiene contradicciones. El primer
macho cabrío representaba al Cristo inocente que murió por nuestros pecados; el
sumo sacerdote representaba al Cristo resucitado que penetró detrás del velo
hasta el propiciatorio o trono de Dios en el cielo y ha permanecido allí por más
de 1.900 años; y el regreso del sumo sacerdote para colocar los pecados sobre la
cabeza del macho cabrío vivo representaba el regreso de Cristo, quien pondrá los
pecados que Él cargó sobre la cabeza del autor, el diablo, y lo enviará vivo a
un desierto inhabitado - al "abismo" de
Apocalipsis 20.3.
El capítulo 19 de Apocalipsis
nos presenta la profecía sobre
la segunda venida de Cristo. ¿Qué ha de ocurrir, según indica el comienzo del
capítulo 20?
Exactamente lo mismo
que aparece en el capítulo 16 de
Levítico. El diablo es echado o arrojado
a un "abismo", símbolo de un desierto desolado y deshabitado (Apocalipsis 18.2), y quien lo arroja
es un hombre destinado para esto: un ángel del cielo. Cristo no mata al diablo.
El diablo no muere sino que está aún vivo mil años más tarde, después del
milenio (Apocalipsis 20.7).
Ahora aclaremos algunos
puntos que pueden parecer dudosos para el lector. Los dos machos cabríos fueron
presentados "delante del
Eterno". ¿Puede Satanás ser presentado
delante de Dios? En Job 1.6 y
2.1 se dice que lo ha hecho.
Notemos también que Azazel fue echado del Lugar Santísimo, símbolo de la
presencia de Dios.
Así pues, el día de la
expiación anual fue instituido a perpetuidad para que los hijos y la Iglesia de
Dios tuviesen siempre presente el plan de redención que tendrá lugar después de
la segunda venida de Cristo.
Este día santo anual es
reconocido en el Nuevo Testamento. En Hechos 27.9 se habla del
peligroso viaje que hizo Pablo por mar a Roma: "…y, siendo ya peligrosa la
navegación, por haber pasado ya el
ayuno…" El ayuno se refiere al día de
la expiación, el décimo día del mes séptimo. Este día no podría haber pasado ya,
aquel año, si no hubiera estado en vigencia. ¡El Espíritu Santo no habría
inspirado semejantes palabras! Este pasaje indica que el día aún existía y era
reconocido como tal por el Espíritu Santo.
Capítulo 4
LA FIESTA DE LOS
TABERNÁCULOS
L |
LEGAMOS
AHORA a la fiesta de los
tabernáculos, (a veces llamada la fiesta de las cabañas) que es la sexta en el
año. Veamos las instrucciones al respecto:
"La
fiesta solemne de los tabernáculos harás por siete días, cuando hayas hecho la
cosecha de tu era y de tu lagar. Y te alegrarás en tus fiestas solemnes, tú, tu
hijo, tu hija… Siete días celebrarás fiesta solemne al Eterno tu Dios en el
lugar que el Eterno escogiere; porque te habrá bendecido el Eterno tu Dios en
todos tus frutos, y en toda la obra de tus manos, y estarás verdaderamente
alegre… Y ninguno se presentará delante del Eterno con las manos vacías; cada
uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que el Eterno tu Dios te
hubiere dado" (Deuteronomio
16.13-17).
Esta es la fiesta de
los tabernáculos, que debe guardarse durante siete días a partir del día 15 del
mes séptimo del Calendario Sagrado de Dios. Leamos Levítico 23.33-35: "Y habló el
Eterno a Moisés diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince días
de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos al Eterno por
siete días. El primer día habrá santa convocación; ningún trabajo de siervos
haréis".
El primero de estos
días habrá santa convocación: reunión obligatoria. No se debe laborar.
"…y
os regocijaréis delante del Eterno vuestro Dios por siete días… será estatuto
perpetuo por vuestras generaciones; en el mes séptimo lo haréis" (Levítico 23.40-41).
Notemos que es un
estatuto perpetuo.
Vemos aquí
representados los hechos culminantes en el gran plan divino. Después de que
Cristo ha muerto por nuestros pecados para redimir a la humanidad; después de
que nos ha enviado el Espíritu Santo y ha escogido un pueblo para su nombre para
que sean sacerdotes y reyes durante los mil años; después de su gloriosa segunda
venida; después de que ha restaurado a los redimidos y colocado todos los
pecados en la cabeza de Satanás, su verdadero autor, y que ha apartado de la
presencia de Dios y de su pueblo tanto al diablo como a los pecados, logrando
así la unificación con Dios, entonces estamos listos para la última serie de
acontecimientos, el comienzo de las "Bodas del
Cordero", la realización del Nuevo
Pacto, el establecimiento del Reino de Dios en la Tierra y la gran siega de
almas durante mil años.
¡Esta festividad es una
representación del milenio!
Representación del milenio
En la exposición de su
plan, Dios se valió de las épocas de cosecha anuales en la antigua Israel como
representación de la siega espiritual de almas. Son dos las cosechas anuales en
la Tierra Santa: primero la cosecha de granos en la primavera y luego la cosecha
principal. Veamos cuándo debe celebrarse la fiesta de los tabernáculos:
"a la
salida
[al final] del año" (Éxodo 34.22). En este versículo la
festividad se llama específicamente "la fiesta de la
cosecha". El año agrícola se cerraba a
comienzos del otoño. Así como el Pentecostés simboliza la primera siega (esta
era eclesiástica), la fiesta de la cosecha o de los tabernáculos simboliza la
siega de otoño: ¡la gran siega de almas en el milenio!
El día de salvación no
es únicamente hoy. Hoy es un día de salvación, como dice Isaías en el capítulo 49, versículo
8.
Las palabras griegas originales de Pablo en 2 Corintios
6.2 deben traducirse "en un día de salvación".
El libro de Zacarías nos aclara este
punto mejor. Los capítulos 12 y
13
muestran el regreso de Cristo y el comienzo de la reconciliación del mundo. Aquí
está muy claro el significado de las fiestas de las trompetas y de la
expiación.
Veamos luego el
capítulo 14. Es la época del
milenio. "Y el Eterno será rey sobre
toda la tierra. En aquel día el Eterno será uno, y uno su nombre… y no habrá
nunca más maldición [destrucción], sino que Jerusalén
será habitada confiadamente" (versículos
9, 11). Será la época cuando
"saldrán de Jerusalén aguas
vivas": la salvación, el Espíritu
Santo (versículo 8). La palabra "aguas" es literal además
de figurativa. Dios suele representar su plan espiritual por medio de hechos
materiales.
Aquel día, cuando el
mundo sea habitado confiadamente, sin peligros, cuando el Espíritu Santo se
conceda a todo hombre mortal, ¿qué ocurrirá? "Y todos los que
sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, al
Eterno de los ejércitos, y a celebrar la
fiesta de los tabernáculos" (versículo 16).
Los gentiles obligados a guardar la fiesta de los tabernáculos
Tomemos nota de este
versículo 16 de Zacarías
14. Cuando Cristo regrese, las
naciones (los gentiles mortales que no habrán recibido aún la salvación) irán a
Jerusalén para celebrar la fiesta de los tabernáculos. ¿Cómo habrían de guardar
una fiesta que fue abolida en la cruz? Sólo podrán guardarla si ha sido ordenada
para siempre.
¿Qué ocurrirá a quienes
rehusen obedecer? "Y acontecerá que los de las
familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, el Eterno
de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia" (v. 17). ¡Palabras fuertes son
éstas!
¡Las naciones serán
obligadas a celebrar la fiesta de los tabernáculos año tras año mientras Cristo
reine con vara de hierro!
¿Y si las naciones aún
rehusan obedecer? "Vendrá la plaga con que el
Eterno herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los
tabernáculos. Esta será la pena… de todas las naciones que no subieren para
celebrar la fiesta de los tabernáculos" (versículos 17-19).
Para ser salvos, aun
los gentiles tendrán que celebrar esta fiesta. ¡Naturalmente! ¡Si fue instituida
para siempre!
Se suele citar
Isaías 66.23, donde dice que el
sábado se guardará en el milenio, como prueba de que debemos guardarlo hoy. Al
leer Zacarías
14.16, donde dice que la fiesta de
los tabernáculos se guardará en el milenio, ¿no debemos tomarlo también como
prueba de que se debe guardar hoy? ¿La guardaremos?
¿Podremos ser aptos
para llamarnos hijos de Dios, reyes y sacerdotes, para reinar con Cristo en su
trono, para ayudar a Cristo en aquella época, si rehusamos ahora celebrar sus
fiestas? Cristo guardó la fiesta de los tabernáculos. El apóstol Juan dedicó todo un
capítulo, el séptimo de su evangelio, a la descripción
de lo que Jesús dijo e hizo durante la fiesta de los tabernáculos el último año
de su ministerio.
Por qué se llama fiesta de los tabernáculos
Durante el milenio, el
Reino de Dios, en el cual nosotros podremos nacer, gobernará a las naciones
compuestas de hombres mortales engendrados del Espíritu de Dios. Los miles de
millones de seres mortales que existan durante el milenio serán aún herederos
del Reino de Dios. No lo habrán heredado mientras sean carne mortal porque
"la
carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios" (1 Corintios 15.50). Es preciso
"nacer de nuevo", "del
Espíritu", a fin de heredar el Reino. Lo
dijo Jesús.
Recordemos que Abraham,
Isaac y Jacob eran sólo herederos mientras vivieron en la Tierra (Hebreos 11.9). Mientras fueron herederos,
habitaron en tabernáculos o tiendas durante su permanencia temporánea en la
tierra prometida. Las tiendas, o habitaciones temporales indicaban que aún no
habían recibido el reino. Por eso leemos: "En tabernáculos habitaréis
siete días… para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos hice yo
habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto" (Levítico 23.42-43). Los israelitas
vivieron en tiendas en el desierto antes de entrar en la tierra prometida, y
estas tiendas indicaban que todavía eran herederos y no poseedores. Durante el
milenio, cuando el Reino de Dios gobierne a las naciones mortales, los pueblos
no habrán recibido aún ese Reino. Para que hereden las promesas es necesario que
venzan y que crezcan en sabiduría y conocimiento.
¡Qué concepto tan
maravilloso! Dios dice de Efraín (representativo de todo Israel): "aún te haré morar
en tiendas, como en los días de la fiesta" (Oseas 12.9). Israel en el desierto
simbolizaba a todos los hombres que deben pasar por pruebas y tribulaciones a
fin de heredar las promesas. Eran viajeros en espera de heredar las promesas de
la salvación.
Cuando Jesús haya
reunido a la Iglesia con Él, y cuando esté sentado sobre su trono donde
reinaremos con Él, reunirá a las naciones y dirá: "heredad el reino" (Mateo 25.34).
La última fiesta
¿Ha notado usted que la
fiesta de los tabernáculos es apenas la sexta? Todavía falta una: la
séptima.
La fiesta de los
tabernáculos, en el sentido más estricto, abarca siete días que figuran todo el
milenio. El número siete representa para Dios, la totalidad; por tanto, debe
haber siete fiestas. Veamos dónde se menciona: "A los quince días de este
mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos al Eterno por siete días…
el octavo día tendréis santa convocación… es fiesta, ningún trabajo de siervos
haréis" (Levítico 23.34, 36).
Este octavo día, que
técnicamente es una fiesta distinta, se llama "el último y gran día de la
fiesta" (Juan 7.37).
¿Qué representa este
día santo final?
Leamos la prédica de
Cristo aquel día. "Si alguno tiene sed, venga a
mí y beba… de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que
habían de recibir los que creyesen en él…" (Juan 7.37-39).
¡En este sermón Jesús
expuso el significado del último gran día!
Pasemos ahora a
Apocalipsis
20. ¿Qué ocurre después del
milenio? ¡Hay una resurrección! Los muertos están de pie ante Dios, pero entre
ellos no pueden estar quienes hoy son verdaderos cristianos porque éstos habrán
comparecido ante el trono al regreso de Cristo. No pueden estar los que se
convirtieron durante el milenio puesto que ya habrán heredado el Reino durante
los mil años, al cabo de su vida mortal. Quienes toman parte en esta
resurrección tienen que ser los hombres que murieron en la ignorancia durante
épocas pasadas. Estos no vuelven a vivir sino hasta después del milenio
(Apocalipsis 20.5).
Representa el día del juicio
Este es el día del
juicio mencionado en Mateo
10.15. Es el momento en que tendrán
la oportunidad de salvarse los gentiles que murieron en la ignorancia. Aun los
de Israel que murieron en el pecado tendrán su primera oportunidad de comprender la
verdad de Dios y su camino (Ezequiel 37). El profeta escribió que Dios
pondría su Espíritu en los resucitados (versículo 14). Esta es precisamente la
salvación que Jesús mencionó en su sermón aquel gran día de la fiesta en el
otoño del año 30 D.C.
Este octavo día, que
sigue inmediatamente después de los siete días de la fiesta de los tabernáculos,
figura la terminación del plan de redención. Tiene lugar inmediatamente antes
del cielo nuevo y la tierra nueva. Todos serán resucitados: padres e hijos,
jóvenes y viejos.
Note que se abre el
"libro de la
vida",
símbolo de la salvación (Apocalipsis 20.12). El libro de
Apocalipsis nos muestra la
escena final del día del juicio, cuando se acaban el cielo y la tierra
materiales y los fieles reciben su recompensa eterna delante del trono de
Cristo. Los malos, los desobedientes, perecen en un lago de fuego.
¡Cuán maravilloso es el
plan! Todos tendrán igual oportunidad.
Por último, veamos
Levítico 23.37-38. Terminada la
descripción de los días santos, dice: "Estas son las fiestas
solemnes del Eterno, a las que
convocaréis santas reuniones… además de
los días de reposo del Eterno".
El domingo es el día de
descanso semanal para las iglesias de nuestra época, pero el sábado es el día
del Señor.
La Navidad, el Año
Nuevo, la Semana Santa y muchas fiestas más nos fueron legadas por Roma, ¡pero
estos siete días del año son los días santos de Dios! Dejemos de observar las
fiestas de este mundo y celebremos los verdaderos días santos de Dios. (Vea
calendario en las páginas 60-61).
Información sobre los festivales
Por supuesto, muchos de
quienes leen este folleto tal vez no conozcan a ninguna persona o grupo que
guarde las fiestas santas de Dios. Quizás se pregunten si existe siquiera un
grupo que las observe. Usted puede enterarse de esto si en verdad le
interesa.
La Iglesia de Dios
tiene ministros debidamente ordenados - hombres dedicados
y plenamente instruidos - en diversas partes
del mundo. Ellos están disponibles para visitar a usted personalmente y
responder todas sus preguntas.
Naturalmente, ninguno
de nuestros ministros visitará su hogar si usted no lo solicita, pero si desea
saber más acerca de las festividades de Dios y dónde debe celebrarlas,
escríbanos inmediatamente. Será un privilegio para nosotros hacerle una visita
personal si usted así lo desea.þ
Las
Fiestas Anuales de Dios | ||||||||
Año
romano |
Primer
día del
año sagrado
* |
Pascua
** |
Días
de los Panes
sin Levadura |
Pente-costés *** |
Fiesta de
las Trompetas |
Día
de la Expiación |
Fiesta
de los Tabernáculos |
El
Último Gran
Día |
|
Nisán
1 |
Nisán
14 |
Nisán
15-21 |
Siván |
Tishri
1 |
Tishri
10 |
Tishri
15-21 |
Tishri
22 |
2.001 |
Domingo
25 Marzo |
Sábado
07 Abril |
Dm.08-Sb.14
Abril |
Domingo
27 Mayo |
Martes
18 Septiembre |
Jueves
27 Septiembre |
Ma.02-Lu.08
Octubre |
Martes
09 Octubre |
2.002 |
Jueves
14 Marzo |
Miércoles
27 Marzo |
Ju.
28 Marzo -
Mi. 03 Abril |
Domingo
19 Mayo |
Sábado
07 Septiembre |
Lunes
16 Septiembre |
Sb.21-Vi.27
Septiembre |
Sábado
28 Septiembre |
2.003 |
Jueves
03 Abril |
Miércoles
16 Abril |
Ju.17-Mi.23
Abril |
Domingo
08 Junio |
Sábado
27 Septiembre |
Lunes
06 Octubre |
Sb.11-Vi.17
Octubre |
Sábado
18 Octubre |
2.004 |
Martes
23 Marzo |
Lunes
05 Abril |
Ma.06-Lu.12
Abril |
Domingo
30 Mayo |
Jueves
16 Septiembre |
Sábado
25 Septiembre |
Ju.30
Sep. -
Mi.06 Oct. |
Jueves
07 Octubre |
2.005 |
Domingo
10 Abril |
Sábado
23 Abril |
Dm.24-Sb.30
Abril |
Domingo
12 Junio |
Martes
04 Octubre |
Jueves
13 Octubre |
Ma.18-Lu.24
Octubre |
Martes
25 Octubre |
2.006 |
Jueves
30 Marzo |
Miércoles
12 Abril |
Ju.13-Mi.19
Abril |
Domingo
04 Junio |
Sábado
23 Septiembre |
Lunes
02 Octubre |
Sb.07-Vi.13
Octubre |
Sábado
14 Octubre |
*
Este no es un día santo. Se incluye aquí para la información del lector
únicamente. **
Se celebra al atardecer del día anterior. Por ejemplo, en el 2.001 se
celebra el 07 de Abril después de la caída del sol. ***
El Pentecostés (palabra griega que significa "quincuagésimo") se cuenta
desde el día en que se ofreció la gavilla durante los días de los Panes
sin Levadura. Ocurre siempre en un domingo de Siván, el tercer mes. |